Sociedad y Justicia
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Voluntarias preparan alimentos para viajeros de La Bestia

Obtienen reconocimiento Las Patronas de Amatlán de los Reyes, Veracruz
 
Periódico La Jornada
Sábado 25 de enero de 2014, p. 30

Durante los últimos 18 años Leonila Vázquez Alvízar y otras 14 mujeres han provisto comida a los migrantes centroamericanos que viajan a bordo de La Bestia, el tren que los lleva al norte para luego cruzar hacia Estados Unidos. “Una de mis hijas los encontró un día y le pidieron un taco. Nos dimos cuenta de la necesidad y al otro día les empezamos a hacer sus lonches”.

En bolsitas de plástico les ponemos arroz, frijoles, sopa seca y pan. Lo que tenemos porque lo conseguimos o nos lo dan, todo lo preparamos, explicó esta mujer que hace unos días cumplió 76 años. Vive en la comunidad de La Patrona, municipio de Amatlán de los Reyes, Veracruz.

Por eso a ellas las identificaban como Las Patronas, y así se les quedó. Todos los días preparan los alimentos, entre 15 y 20 kilos de frijoles y arroz, según la cantidad de gente que traiga el tren.

Y también a diario llaman a Tierra Blanca, Veracruz, donde La Bestia hace una parada, para saber si hay viaje ese día –pueden ser dos– y el número de migrantes que lo realizan. Con esa información nos ponemos a trabajar. Tenemos como dos horas y media para hacer la comida y llevarla a la vía.

Ayer la patrona mayor acudió en representación de la asociación civil a recibir en la sede de la Secretaría de Salud (Ssa), el Premio Nacional de Acción Voluntaria y Solidaria 2013, el cual otorga el gobierno de la República. En diciembre pasado también fueron galardonadas con el Premio Nacional de Derechos Humanos. En esa ocasión se los entregó el presidente Enrique Peña Nieto.

Leonila es una mujer humilde, bajita, que lleva una sonrisa permanente en el rostro. Ayer en particular estaba contenta porque nunca me imaginé que nos darían algo así. Sólo ayudamos a los migrantes.

Y se las han arreglado porque La Bestia no tiene un horario fijo para pasar y en La Patrona no para. Así que buscaron y han conseguido la ayuda de los maquinistas. A algunos “los tenemos controlados. Desde lejos les hacemos señas con las bolsas, se las lanzamos –sus lonches van un poco mejor–, y ya luego bajan la velocidad del tren para que los migrantes puedan tomar los suyos. A veces hasta se pueden bajar y llevarse lo más que pueden para los demás”.

Leonila se lamentó por no poder hacer más o no tener más manos que les ayuden para preparar más comida. Hay mucha gente que vive a un lado de la vía pero no dan nada, sólo nosotras, dijo.

Ella tiene su casa como a 50 metros y ahí preparan las bolsitas con la comida. Es una labor sin descanso. Estamos todos los días, de lunes a domingo, y aseguró que seguirán ahí porque los migrantes tienen mucha necesidad, son muchos: hasta mujeres con niños van en el tren.