A sus 23 años de edad, Leandro Augusto Oldoni Stachelski llegó al León con la idea de que sólo estaría un par de años en el futbol mexicano y regresaría a su natal Brasil. Sin embargo, más de 13 años después, el mediocampista no sólo realizó una larga trayectoria en el país, sino que se convirtió en uno de los símbolos de Pumas, equipo con el que este domingo cumplirá 350 partidos.

Al brasileño se le considera uno de los emblemas del conjunto universitario, pero él rechaza el calificativo y le cede el balón al público: Eso es algo que la afición decide... yo me siento un jugador más, que busca aportar de sí. Me siento afortunado de que he logrado cosas importantes con el club, pero yo me veo como un trabajador más de la Universidad, que realiza su labor cada día para que crezca la grandeza del equipo.

Leandro ha sido de los pocos que esta temporada han merecido aplausos de los fanáticos y ayer la directiva lo festejó con una playera con el 350 en la espalda y un pastel en forma de cancha de futbol con un balón en el centro.

Fue José Luis Trejo quien le entregó la camiseta y durante la breve ceremonia en el estadio México 68 se le preguntó si entonces estaba segura la inclusión de Leandro en el encuentro ante los Xolos. El timonel puso oídos sordos y se retiró.

En total, el mediocampista suma 432 encuentros en la primera división nacional, cuatro títulos con la UNAM y uno con Tijuana.

“Cuando llegué aquí no me imaginaba que me quedaría tanto tiempo –admitió–. Venía a préstamo con el León y conocía muy poco del futbol mexicano. Después de un año ahí pasé a los Pumas, donde cumplí mi sueño de niño de jugar en un equipo grande, importante”.