Sociedad y Justicia
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No sólo se requiere capacidad laboral, opina profesor de la UAM

Formar ciudadanos integrales también es función de universidades: sociólogo
 
Periódico La Jornada
Domingo 2 de febrero de 2014, p. 33

Las universidades no sólo tienen que ver con la formación de personas que puedan realizar una actividad laboral de manera digna, decorosa y con las competencias necesarias, pues su función también es formar ciudadanos integrales, plantea Juan Manuel Hernández Vázquez, profesor-investigador del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Iztapalapa.

La humanidad entera necesita que estas carreras (filosofía, historia del arte, o de las ciencias sociales y básicas) se estudien porque es ahí donde se generan capacidades de reflexión en otros ámbitos de la vida del ser humano, más allá del plano laboral. Este último es un plano concreto, material, pero el ser humano no nada más tiene que ver con lo material, sino con lo mental y otros aspectos más elevados.

El especialista en políticas educativas comparte esas y otras reflexiones en el contexto de las recientes declaraciones del titular de la Secretaría de Educación Pública, Emilio Chuayffet, de que se acabaron las escuelas clásicas de los siglos XIX y XX, por lo que debe vincularse más a la educación superior con las necesidades del aparato productivo.

El funcionario federal comentó en esa ocasión que muchos jóvenes que estudiaron el bachillerato y la universidad “se vuelven ninis (jóvenes que no estudian ni trabajan) porque egresan como abogados y terminan como taxistas”. Y adelantó que México está por firmar un convenio con Alemania para recrear un modelo en el que los estudiantes pasen tres o dos días en la escuela y el resto en una empresa que les garantice un empleo.

Los mercados de trabajo, comenta Hernández Vázquez, están muy sesgados a las necesidades materiales del ser humano, de modo que lo más rentable en cuanto a inversión en capital humano para un país, una familia o un individuo es desarrollar competencias para la producción material.

De ahí deriva esta tendencia de que las personas necesitan dedicarse más a prepararse para la actividad laboral concreta. Y bueno, como lo que da mejores resultados económicos es el dedicarse a generar competencias para la producción material, pues las universidades también tienden a ir hacia allá.

Desde la otra perspectiva, el académico coincidió con Chuayffet en que no hay una perfecta coordinación entre los planes y programas de estudio y las necesidades de los mercados de trabajo. Pero esto no es algo exclusivo de México, sino que sucede en el mundo. Es un motivo de reflexión y preocupación en todos los países.

Es probable, agregó, que este problema se dé en México de manera más aguda que en Alemania o Inglaterra. Las reformas de las universidades en los últimos 30 años han tendido a reducir esa descoordinación, pero hace falta camino por andar.

Citó el ejemplo de Alemania, donde la formación en carreras humanísticas, sociales y científicas –que tienen que ver con la reflexión sobre lo social y lo filosófico– están siendo un tanto acotadas porque el mercado no demanda de esas competencias.