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De niño yo era un poquito solitario, introvertido, pero nunca me aburría, recuerda

Caes mejor si eres chistoso, que guapo, dice Andrés Bustamante

La realización de El crimen del cácaro Gumaro me ha llevado a una nueva dirección más libre e independiente, dice

Mi esencia no ha cambiado, sólo hay una evolución darwiniana, afirma

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Fotograma de la película El crimen del cácaro Gumaro, escrita y protagonizada por el cómico. Tras su experiencia en la pantalla grande, Andrés Bustamante no descarta que algunos de sus memorables personajes tenga su propio filme
 
Periódico La Jornada
Domingo 16 de marzo de 2014, p. 7

De niño yo era un poquito solitario, pero nunca me aburría, recuerda Andrés Bustamante con una expresión nostálgica y tierna.

En mi casa había como un tallercito casero, de martillito y serrucho, que se convirtió en un lugar de juegos buenísimo para mí. En la escuela, a veces imitaba a los maestros, pero siempre fui un poco introvertido, añade.

Contagiando su emoción, vuelve al pasado: Pero un día ocurrió algo que sí me marcó, cuando mi papá me llevó al centro de la ciudad de México, a la calle de López, a un lugar donde vendían trucos de magia, la casa del Mago Chams.

Andrés Bustamante platica que luego de que disfrutaron de algunos trucos, y de que en la trastienda les revelaron sus sencillos secretos, “salimos de ahí con esos juguetes extraños y mi papá dijo: ‘bueno, pues ahora tenemos que hacer una función’.

Entonces yo era el mago, mi papá el asistente, y hacíamos funciones de magia en la sala de mi casa con los amigos y los primos. Y me dí cuenta de algo fascinante: que era enormemente emocionante sorprender a la gente; arrancarles una sonrisa me hacía sentir como una energía que yo no encontraba en el futbol ni en otras cosas.

Esa fue la primera experiencia de Andrés Bustamante frente a un público porque, confiesa, “yo nunca estudié actuación… ya luego en la escuela me di cuenta que les caías mejor a las chavas si eras chistoso que necesariamente guapo, y dije: ‘esto está padre’, y se fue construyendo algo que es raro, porque nunca pensé que iba a ser actor”.

Túnel del tiempo

La misma energía que pone a cada una de sus actividades, le pone a sus palabras. “Les voy a contar una anécdota muy personal. A la edad de 13 o 14 años me escribí una carta a mí mismo, para abrirla cuando tuviera 40, y ahí ponía yo mis penurias o lo que pensaba. Oí que alguien había hecho eso y que cuando tenía 40 o 50 años la abrió, la leyó y dijo: ‘era yo un idiota de niño, la rompió y la tiró a la basura’. Yo decía, ¡no! No hay que hacer eso, hay que confiar en lo que te estás diciendo a tí mismo, a través del túnel del tiempo”.

Se sumerge más en sus recuerdos y comparte: “En el año 2000 abrí la carta con amigos míos y decía palabras más, palabras menos: ‘probablemente en este momento tienes poco pelo’, y tenía toda la razón; ‘es probable que trabajes en la televisión’, y qué chistoso que desde los 13 años, íntimamente hubiera yo marcado un camino”.

Andrés Bustamante se confiesa admirador desde pequeño de los comediantes mexicanos y por supuesto de Chaplin, del Gordo y el Flaco, de Harold Lloyd, y no es que yo sea de la época del cine silente, mi papá me llevaba al cine a ver a esos grandes artistas, y yo aprendí a disfrutarlos enormemente.

De la época de El Hijo del Cuervo, pequeño lugar en el centro de Coyoacán donde, en 1985, Andrés Bustamante presentó sus primeros personajes, con El gabinete del doctor Güiri Güiri, el actor considera que su esencia no ha cambiado, “aunque ha habido una evolución, digamos darwiniana.

“Ahora, luego de hacer mucho tiempo a Ponchito, al Dr. Chunga, el entrar al cine (con El crimen del cácaro Gumaro) me ha llevado a una nueva dirección, más libre e independiente”, explica.

Siempre me costó pertenecer a una sola empresa, en México los costos de la televisión son extraños, no creo en las exclusividades y en el cine encuentro más libertad y más pureza para lo que uno quiere transmitir.

En cuanto a sus queridas interprtaciones (Ponchito, Chunga, Greco Morfema, el Hooligan, por mencionar algunos), refiere: los personajes no cambian, como que están suspendidos en el tiempo: Supermán, por ejemplo, como que siempre tiene la misma edad, y Ponchito y Chunga también, pero aquí tu charro sí va cambiando de edad y hay que tener cuidado para no convertirse en la caricatura de uno mismo.

Andrés Bustamante no descarta que alguno de sus memorables personajes llegue a la pantalla grande. “Luego de la fascinante experiencia que disfruté durante la realización de El crimen del cácaro Gumaro (de reciente estreno en mil pantallas a escala nacional), estoy fascinado con el trabajo en equipo de la película, y quiero seguir haciéndolo.

Siempre pensé que sería padre hacer como las aventuras de Ponchito, con películas familiares de comedia, y puede ser el momento, ahora que les ha ido muy bien a las comedias mexicanas; creo que podría ser algo más personal.

Aventura en el doblaje

En cuanto a sus doblajes en películas animadas muy taquilleras en México y en el mundo, como Mi villano favorito, en la que da voz al protagonista, y Monsters Inc, en que le da personalidad a Mike Wazowsky, Andrés Bustamante platica emocionado:

“Mi hija tenía tres años cuando estrenaron Mi villano favorito 1, yo iba en el coche explicándole que hacía la voz de Gru (el inventor memorable de ideas desbordadas, pero de enorme corazón). Fuimos al cine solitos, la niña con sus palomitas, y me preguntó: ‘¿ése eres tú, papá?’, y le digo: ‘no, todavía no’”.

“Total, cuando sale el personaje, le dije: ‘María, ese soy yo’, y responde: ‘¡ah, sí!’, y a los minutos me pregunta: ‘papá, ¿y cuál soy yo?’”

Cabe recordar que en el momento en que se exhibió Mi villano favorito 1, que lo posicionó fuertemente en el mundo del doblaje, hubo una analogía con la propia vida de Bustamante: un inventor de ideas divertidas que enfrenta la nueva experiencia de tener una hija.

Y así como hace muchos años su padre lo llevó a conocer el mundo de la magia y de los primeros aplausos, pudo sentir la inmensa felicidad de ser padre de una hermosa y adorable niña, para poder compartir con ella la magia de Andrés Bustamante, maestro de la comedia.