Opinión
Ver día anteriorJueves 12 de junio de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Campaña de Cárdenas

Guerra de tribus

E

n la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas para recabar firmas que señalen el rechazo de la población al proyecto de Los Pinos para vender a la iniciativa privada las riquezas energéticas del país, la ciudad de México se ha convertido en un pandemónium donde todos los diablos perredistas pelean por espacios.

No importa si Cárdenas lleva la propuesta (tardía) más trascendente que pudo haber levantado ese partido debido a las reformas constitucionales en materia de energía que propuso el gobierno de Enrique Peña Nieto. Tampoco si Cárdenas aspira a convertirse en el presidente de ese partido. Nada es comparable con la lucha entre las tribus por mostrar, principalmente a los medios que asisten a la gira del ex jefe de Gobierno de la ciudad de México, que ellos son mayoría en esos espacios.

Es evidente que en el PRD del DF se perdió el control. Los intereses de las tribus aplastaron a las dirigencias, que no sirven para nada. Nadie puede controlar el mandato de los jefes tribales que pasan por encima de los jefes que ellos mismos eligieron, pero que se muestran débiles, maniatados, frente a la fuerza de quienes realmente dirigen ese partido.

Por eso, los llamados de unidad que se iniciaron con críticas y descalificaciones antes que acercar a las partes, las ha dividido aún más, y, por decirlo de algún modo, alentaron las guerras intestinas en el PRD que en épocas prelectorales se vuelven aún más sangrientas.

Para nadie es un secreto que Cuauhtémoc Cárdenas está listo para convertirse en presidente del partido en el que aún milita, pero para las tribus, para los chuchos, principalmente, si Cárdenas llega a esa posición o no es lo de menos, a fin de cuentas lo que ellos pretenden es el control del partido, y Cárdenas se podría convertir en una figura decorativa que terminaría en el total desprestigio por las acciones que con o sin su acuerdo harían los chuchos, para seguir tomados de las tetas del poder.

Ese es el sentimiento, la estrategia, si es que existe, de Nueva Izquierda, que no piensa en perder el poder, aunque pierda la presidencia de los amarillos. Es más, hay quienes aseguran que en las más altas esferas del chuchismo se habla de dejar pasar al ingeniero sin cederle ningún espacio de control en el partido.

Así que será muy importante tener en cuenta, sólo en cuenta, esos comentarios, que de cualquier forma advierten una forma de pensar de los miembros de Nueva Izquierda, que ven en Cuauhtémoc Cárdenas más que a un líder, un instrumento del que se puedan valer para, como ya dijimos, seguir en el comando de ese partido.

Y tal vez es por eso que la presencia de Cárdenas en algunas delegaciones no ha logrado inspirar la unidad entre los perredistas, a los que no les interesa nada más que apoderarse de un hueso, y si para eso es preciso ir a la guerra, guerra habrá.

De pasadita

Vaya carga que se echó encima el jefe delegacional de Iztapalapa. Según su compromiso público, de su delegación, la más grande y la más poblada del Distrito Federal, se habrán de sacar 60 por ciento de las firmas que se presentarán para exigir una consulta popular que lleve a la derogación de las reformas con las que Peña Nieto busca vender la riqueza energética del país.

Se comenta que Jesús Valencia pedirá a sus gobernados que firmen la exigencia que se enviará al Congreso. Decíamos que la tarea no es fácil, porque aún ahora falta información cierta y verídica sobre lo que pretenden en Los Pinos, pero el delegado se comprometió. Allá él.