Opinión
Ver día anteriorMartes 26 de agosto de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Pobres cada día más pobres

Pauperización garantizada

Patente el letargo económico

E

n medio de tantos éxitos y celebraciones de la clase política, los trabajadores –atentos como están al cúmulo de logros económicos y sociales que registra el país– no han tenido tiempo de echar cuentas sobre lo bien que les ha ido en todos estos años, ni para regodearse del futuro promisorio que ya merito les llega, tras cuando menos tres décadas de promesas.

Y como no han tenido tiempo para medir el benéfico efecto de la modernización, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) les echa una manita para que los propios trabajadores hagan planes para administrar su abundancia y conozcan detalladamente lo que han progresado en estos de tiempos de reformas por el bien de la República.

A lo largo de su más reciente conversación a fondo, el inquilino de Los Pinos no pudo ponerle cifras al avance social alcanzado, pero fuera de ese ámbito el Coneval sí, sobre todo en lo más elemental: “en el primer trimestre de 2010 el ingreso laboral real promedio por persona al mes fue de mil 703.40 pesos; en el segundo trimestre de 2014 fue de mil 607.50 si a los ingresos laborales se les descontara la inflación. Sin embargo, se reduce a mil 516.30 si el ajuste se realiza con el valor de la canasta alimentaria. Lo anterior, debido a que en años recientes el precio de los alimentos se ha incrementado más que la inflación.

Si el punto de comparación se hiciera respecto al primer trimestre de 2005 (cuando empieza la medición), el poder adquisitivo del ingreso laboral respecto a la inflación se ha reducido 10.9 por ciento en el segundo trimestre de 2014, pero respecto al precio de los alimentos se ha reducido 31.7 por ciento. Es decir, los ingresos laborales han perdido mayor poder adquisitivo en relación con el valor de la canasta alimentaria que respecto a la inflación.

Lo anterior forma parte del más reciente reporte del Coneval (Evolución del ingreso laboral y del índice de tendencia laboral de la pobreza al segundo trimestre de 2014), en el que se destaca que el tétrico balance se debe especialmente a la caída de los ingresos laborales reales en las zonas urbanas del país (que concentran 75 por ciento de la población nacional), desplome que ha sido más severo si el poder adquisitivo tiene como referente los precios de los alimentos.

Así es. Mientras la fiesta de la clase política no se detiene, no obstante que sus éxitos son de papel, en el México real cada día que transcurre a un mayor número de mexicanos no les alcanza siquiera para lo más elemental: comer.

Y si del México real se trata, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), que dirige José Luis de la Cruz Gallegos, advierte que la economía nacional se mantiene debilitada, lo que confirma el magro crecimiento alcanzado durante el segundo trimestre de 2014, y pone en entredicho el pronóstico (ya recortado) de la Secretaría de Hacienda (2.7 por ciento), toda vez que para alcanzarlo durante los siguientes dos trimestres la economía tendría que avanzar al menos 3.7 por ciento en cada uno de ellos, siendo ésta una proporción que no se ha logrado alcanzar desde 2012 y que requiere que la dinámica económica mejore de manera significativa en todos los sectores productivos.

Además, el letargo del mercado interno es un límite para lograr lo anterior: los resultados de precarización laboral y de pérdida de poder adquisitivo, aunado al incremento en los impuestos, permean la estructura de producción e impiden elevar los niveles de consumo e inversión. Los resultados también demuestran que los choques externos, como los efectos climatológicos en Estados Unidos a comienzos del presente año, no representan en realidad el problema de fondo que existe en la economía del país, ya que la desaceleración es persistente.

Al revisar las tasas de crecimiento promedio del primer semestre, los resultados no son distintos, es decir, escaso crecimiento registrado durante los últimos años en el mismo periodo, lo que refleja el rezago productivo del país. Por si fuera poco, la ligera senda de recuperación que se había alcanzado en meses anteriores, empieza a detenerse nuevamente. El sector industrial es el único que se encuentra en el lado positivo, aunque con una tendencia menos vigorosa, mientras el sector terciario (servicios) está en fase negativa, con una leve tendencia al alza, pero con una pendiente poco pronunciada. En tanto que, a pesar de los resultados positivos en términos de crecimiento en las actividades primarias (agrícolas), su ciclo se encuentra en franca desaceleración, indicando que dichas tasas ya no son suficientes para mantener un avance positivo en su dinámica.

De acuerdo con el IDIC, lo anterior nuevamente es muestra del desequilibrio estructural de la economía mexicana: un escaso crecimiento económico que limita la inversión privada nacional y un escenario de mayor recaudación fiscal que perjudica el consumo, y que además no genera crecimiento en la economía, mermando el desempeño de la demanda agregada y profundizando las condiciones de precariedad del mercado laboral. Si el aparato productivo no genera riqueza, ¿cómo incrementar los salarios de los trabajadores? ¿Cómo mejorar las condiciones sociales de la población? ¿Cómo abatir el problema de pobreza y distribución de la riqueza? El ciclo económico se encuentra en fase negativa y las medidas que hasta el momento se han considerado no han incidido sobre la evolución de la economía; observar los acontecimientos negativos externos para justificar las deficiencias internas tampoco ha funcionado, por lo que es momento de un programa contingente para impulsar el crecimiento de México.

Las rebanadas del pastel

En fin, es el México que se mantiene en movimiento (EPN dixit), pero descendente, en medio de una opulenta cena de caníbales: la economía no crece, el desempleo avanza, al igual que la pobreza (en especial la alimentaria, con todo y Cruzada contra el hambre) y la salida de capitales; con impunidad plena se roban los fondos de pensión y otros simplemente se los cargan a los bolsillos de todos los mexicanos; el Congreso se sirve con la cuchara grande, al igual que el INE, mientras el inquilino de Los Pinos compra un faraónico avión, y la iniciativa privada, de la mano gubernamental, se niega a mejorar salarios (“¡es la competitividad, hermano!). Además, los derrames tóxicos no alcanzan para que la autoridad sancione a los culpables, pero a cambio les abren las puertas al negocio petrolero… Pero no se preocupen, que ya viene el segundo Informe de gobierno, en el que sólo cosas bonitas se contarán.