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¿La Fiesta en Paz?

Temporada 14-15: tener cartas y no saber jugarlas

Arnedo, ¡qué feria más seria!

Roca Rey reivindica al Perú taurino

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Nuevamente la empresa de la Plaza México prefiere pagar a las figuras importadas que consolidar la trayectoria de Joselito Adame y otros toreros nacionalesFoto Archivo
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a tauromafia de México no intenta convencer ni vender. Impone a su antojo, sin método ni rigor de resultados, criterios, combinaciones y una estrecha noción del espectáculo como si lo hubiese inventado, fuera de su propiedad y lo entendiera en sus raíces, significado e importancia, mientras las débiles protestas o franco rechazo del público esperan algún propósito de enmienda. Y en medio, una crítica positivista que apoya sin amarguras, claro.

Hace tiempo que este país carece, también, de empresas social y taurinamente responsables, una vez que los promotores multimillonarios eligieron el ancho carril de la autorregulación, que a las autoridades en turno –escoja siglas y color– les vino de perlas desentenderse del tema taurino, y que el público se acostumbró a una oferta de espectáculo hecha a sus espaldas y a las de la fiesta, cuya pérdida de posicionamiento es básicamente un problema de óptica empresarial, que prefiere importar y pagar muy bien figuras de relativo interés aquí, en vez de producirlas y enfrentarlas con propios y extraños. Vaya, como antes, cuando tuvimos auténticos ases e incluso ídolos de los ruedos.

Pero el Cecetla o Centro de Capacitación para Empresarios Taurinos de Lento Aprendizaje, antes Plaza México, no se anda con incongruencias, ya que desde hace dos décadas practica el ensayo y error taurinos a costa del toro, de los buenos toreros nacionales y del público, por lo que, contumaz, el pasado viernes anunció que la próxima temporada grande 2014-2015 en la Plaza México, dará inicio el domingo 26 de octubre, a sólo tres semanas de concluida su vigesimoprimera temporada novilleril, tan intrascendente como las anteriores.

Entre las novedades que con esmero preparó el Cecetla destaca el regreso del consentido de los amnésicos, Enrique Ponce, luego de una larga temporada de ausencia, la despedida de Guillermo Capetillo –¿no se despidió con Gallero?– la confirmación de alternativa de Fermín Espinosa IV, y la reaparición de ese buen torero que es Alfredo Ríos El Conde, más una desalmada encerrona de El Zotoluco –inimaginable un mano a mano con Joselito Adame– y un cartel feminista o sexista el mero Día de los Inocentes.

En los primeros doce carteles se anuncia una tarde al Payo, Macías, Arturo Saldívar, Diego Silveti, Fermín Rivera y Sergio Flores, entre otros. Destaca asimismo la inclusión de los mismos de antes, es decir, Morante, Talavante, Manzanante, Padilla, El Fandi, Capea, y la primera figura de España hoy: Miguel Ángel Perera, todos en tercias más o menos cómodas. Pero de carteles que saquen chispas, del propósito de alentar rivalidades y partidarismos que hagan regresar la pasión a la plazota, nada. Y toros, los de siempre.

Que no hubo arreglo o los cecetlos no lo quisieron, con el triunfador de plazas de México, España y Francia, Joselito Adame, ni con el fino Juan Pablo Sánchez o con el creativo Pana, como si esos diestros no interesaran ni hubieran hecho méritos suficientes; no se les ocurrió confirmarle su alternativa a jóvenes como Brandon Campos, Michelito Lagravere o el colombiano Sebastián Ritter, se acabó el romance con El Juli y no hubo intención de traer a Iván Fandiño, José Tomás o José Miguel Arroyo Joselito, toreros de muy altos vuelos donde los pongan. Más cecetleras.

Mientras en México los gremios intentaron descubrir un torero y descubrieron el hilo negro, vuelve a alzarse como modélica propuesta el serial novilleril más importante en una feria española: El Zapato de Oro de la Feria de Arnedo, ciudad zapatera en la provincia de La Rioja, establecido desde 1972 para el novillero triunfador. Otros premios se otorgan al mejor encierro, novillo más bravo, toreo de capa, mejor puyazo, banderillas y estocada. Ciencia, pues.

Cinco novilladas consecutivas –de hecho corridas de toros por la edad, trapío y dificultades que plantean– en un escenario multiusos para 6 mil espectadores, con techo de madera laminada y apertura central de 18 m que se abre o cierra según el clima y el evento, un ruedo de 45 m de diámetro, una espléndida banda de música debidamente uniformada y un concepto de espectáculo taurino que no se anda con maternalismos empresariales, ganaderos o de apoderamiento. Si las tauromafias tomaran ejemplo de Arnedo, la fiesta no tendría que buscar blindajes ni descubrir toreros, sólo estimularlos y ponerlos a competir frente al toro.

En la reciente feria de Arnedo uno de los triunfadores fue Andrés Roca Rey (Lima, 21 de octubre de 1996), hermano del matador Fernando y con éxitos en plazas de Sudamérica, México y España. De rostro aniñado pero poseedor de las cuatro ces –cabeza, corazón, cojones y carisma– este prometedor Andrés tiene, ni más ni menos, la posibilidad de lograr, por fin, la emancipación taurina del Perú, luego de 500 años de inexcusable dependencia de España porque algunos colonizados decidieron que ciertos países sólo deben importar toreros.