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Obra de Itzel Lara que se monta en la sala Xavier Villaurrutia hasta el 14 de diciembre

Palimpsesto es una reflexión sobre las secuelas que rehacen los lazos de familia

Es una metáfora con mucho humor y personajes complejos en una situación simple: Carlos Corona

Foto
En la obra, Eréndira abandona a Eliseo; después de 15 años regresa y le dice que cuando salió de su casa estaba embarazada. Entonces él tiene que cruzar la calle para conocer a su hijoFoto José Jorge Carreón
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de noviembre de 2014, p. 4

Uno conserva lo que ama. Es una de las frases más recurrentes en la obra Palimpsesto, reflexión sobre la solidaridad, la responsabilidad y los lazos con la familia.

El montaje de Itzel Lara, que se estrenó el pasado viernes, es una obra con pinceladas de humor, nostalgia y melancolía, que no presenta conclusión alguna, sino que genera al espectador cuestionamientos en torno a la paternidad, la solidaridad, el amor y la confianza, que a final de cuentas es lo que buscamos en la vida. Somos un poco seres a la deriva en un barquito de estambre, el cual es la imagen de la obra, explicó el director Carlos Corona.

Esta historia, siguió, es una metáfora que tiene mucho humor; los personajes son muy complejos en una situación sencilla: es un hombre a quien su mujer abandonó hace 15 años, y luego regresa para decirle que cuando salió de su casa estaba embarazada. Entonces él tiene que cruzar la calle para conocer a su hijo.

Además, detalló el también actor, los tres personajes están rotos, incompletos, pero, en su proceso se complementan uno a otro.

Por ejemplo, el chico Malaquías está literalmente incompleto, porque le falta un brazo y su cabeza es descomunalmente grande; además, sus padres carecen de alma y espíritu, porque desde que se dejaron no han podido seguir sus vidas, se estacionaron en ese momento del tiempo.

Por estos ejes temáticos, la obra se torna conmovedora y con mucho humor, pero también se habla de las renuncias que tenemos que enfrentar; se vuelve interesante la reflexión del padre, que, tras conocer a su hijo adolescente, decide cambiar su vida y renunciar a muchas cosas para enfrentar esta nueva situación y responsabilidad.

En el montaje, Itzel Lara lleva al público a dos pequeñas casas separadas por una calle, donde viven Eliseo y Eréndira, quienes en el algún momento compartieron una vida.

El hijo deforme de Eliseo tiene problemas para desenvolverse, por lo que la historia toma su curso cuando se ven en la necesidad de explorar un mundo de responsabilidades y amor.

Sobre el título de la obra, Carlos Corona, explicó que un palimpsesto es un manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior que fue borrada; como metáfora, en la obra el palimpsesto aparece en el momento en que los personajes desean ser olvidados, pero siempre habrá secuelas que los unirá.

Carlos Corona, quien actúa y dirige, es egresado de la carrera de literatura dramática y teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México; también tiene estudios en técnicas como clown, improvisación, lenguaje de señas, títeres y máscaras. Lo acompañan en la obra las actrices Carmen Ramos, Sara Pinet y Carlos Orozco.

Ha dirigido obras como La maravillosa historia del Chiquito Pingüica, Sueño de una noche de verano, Ubu rey, Peer Gynt, Derviche y Neurastenia, Olimpia 68 y El autobús.

Palimpsesto permanecerá hasta el 14 de diciembre en la sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque (Campo Marte s/n, atrás del Auditorio Nacional).

Las funciones son los jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas.