Opinión
Ver día anteriorJueves 27 de noviembre de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Renuncia de Cárdenas al PRD

Decisión tardía, mensaje a tiempo

La estrategia de Mancera

E

s muy probable que, como se dice en algunos ámbitos de las izquierdas en el país, la renuncia de Cuauhtémoc Cárdenas al PRD haya llegado muy tarde, pero sin duda el mensaje que deja esa renuncia podría estar apenas a tiempo.

Para Cárdenas era ya insoportable, no la militancia en eso de lo que se apoderaron los chuchos y que dista mucho de aquella organización política que se fundó con la idea de trabajar para que nuevos o diferentes aires corrieran por el país, sino el desprestigio que cargaba ya el apellido Cárdenas, que empezaba a ser repudiado incluso en la plaza pública, en la misma en la que alguna vez lo veneraron.

Sólo a los cínicos les importa poco la historia, y a eso no ha llegado el que fuera líder moral del PRD. Se dice que su renuncia resultó tardía porque sin duda el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal pudo haber frenado la descomposición del partido que fundó con otros militantes de izquierda, con una acción como la que realizó, pero prefirió, por decirlo así, dejar que la pudrición avanzara, hasta que los insultos y las agresiones en su contra le demostraron cuánto desprecio hay de la gente al PRD de los chuchos, con quienes se le ligó.

Ya no era importante lo que prometió el chuchismo, de cualquier forma nadie le puede creer. Cárdenas no podía seguir siendo cómplice de un grupo que destrozó la única alternativa electoral con que contaba el país. De nada serviría ahora que se hablara de refundar ese partido. Eso lo saben todos: ya no tiene remedio.

De pasadita

Ahora resulta que frente al descrédito que acompaña al PAN en la delegación Benito Juárez, hay políticos carroñeros que pretenden llegar a la jefatura delegacional con los apoyos del PRI, como si éste fuera tan diferente de los azules. Nos referimos, desde luego, a Xiuh Tenorio, político de pocas ideas egresado del ITAM, pero con muchos pesos para comprar a quienes después se arrepentirán de haber vendido su voto. Ni modo.