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Policías, para lo que sirven
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ara vez nos enteramos, porque la rendición de cuentas de las autoridades es raquítica, pero se conoce que los cuerpos policiales mexicanos en sus distintos niveles y denominaciones se la pasan recibiendo talleres, capacitaciones, asesorías y entrenamientos por especialistas de diversos países colonialistas, como Estados Unidos, Francia o Israel; hace poco un alto mando extranjero fungió como asesor de nuestras policías, fichado en esa peña de contrainsurgencia en que se ha convertido Colombia.

Los conocimientos están mejor desarrollados que nunca, y su empleo es sistemático de Nueva York a Ferguson, de Jerusalén a Gaza. Ocurre constantemente en casi cualquier ciudad del mundo. Merced a tratados, acuerdos, intercambios, internados o contratos, las policías mexicanas llevan años capacitándose aquí y en el extranjero para reprimir movilizaciones civiles, fundamentalmente pacíficas, en todo caso inermes en comparación con cualquier fuerza pública. La cual en primera instancia echa siempre por delante la ley y el orden, la tranquilidad mínima necesaria para calmar a los inversionistas. Ya luego venimos descubriendo las manzanas podridas. Iguala y Cocula son casos aislados, como bien se sabe.

(Entonces que nos expliquen qué hacía la Dirección Estatal de Investigaciones (DEI) de Durango el jueves pasado secuestrando a las autoridades tradicionales wixaritari en Bancos de San Hipólito, junto al cacique matón Luis Jeniffer de la Paz. El rescate costó a la comunidad 9 mil 500 pesos).

En septiembre, Democracy Now! reportaba cómo alguaciles y agentes de alto rango de Estados Unidos han viajado a Israel para recibir entrenamiento antiterrorismo. Según el Center for Investigative Reporting, desde 2002, unos 300 altos mandos han participado en seminarios con financiamiento privado de Anti-Defamation League, American Jewish Committee y el Jewish Institute for National Security Affairs. Policía de ciudades israelíes o estadunidenses, como Ferguson, vienen utilizando el mismo equipo, desde gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento hasta dispositivos sonoros de largo alcance que emiten sonidos agudos.

La nota destaca: Durante años, Israel ha llevado a cabo además entrenamientos en el extranjero, en lugares entre los que figura Chiapas, México, donde agentes israelíes entrenaron fuerzas policiales y militares mexicanas para combatir la insurgencia zapatista. La Mossad andaba ya por Chiapas en 1994, se sabe. Y en otras partes del país. Lo relevante es que lo registre una investigación especializada sobre las enseñanzas de las fuerzas de seguridad israelíes a Estados Unidos. Han pasado 20 años de aquella noticia ya vieja. Hoy el panorama represivo y contrainsurgente es más amplio y complejo, con poderosos nuevos ingredientes como crimen organizado y terrorismo, wild cards en la temporada abierta de caza de indios y jóvenes que en México alcanza niveles críticos.

Por su letalidad y poder corruptor, y por la masificación del descontento, la violencia criminal e institucional a que está expuesta la sociedad sólo reacciona con mayor violencia. Y el gobierno con un hoyo tapa otro. Si estos policías cometen un crimen, se les quita o reduca (rara vez los procesan) y en su lugar ponen otros bajo otro nombre más estatal, más federal, más trasnacional, más estratosférico. Como Matriushkas, la que se añade resulta más grande, más difusa, más vacía por dentro, y por fuera pertrechada hasta lo inverosímil.

El equipo de Robocop es tendencia en la moda mundial. Uno mal distingue los granaderos en avenida Juárez, la plaza Síntagma o la Puerta del Sol. Sean Nueva York, Río de Janeiro o Hong Kong, los tiras se ven iguales y operan con uniformidad robótica. Hasta han de adquirir equipo y armas con las mismas empresas. Las policías se encuentran en los mercados y ferias internacionales del rubro donde se exhiben escudos, cascos, gases de última generación, lanzagranadas, cámaras microscópicas, los sonidos del espanto, graciosas camisetas alusivas a los productos.

Mother Jones (diciembre de 2014) reporta una exhibición de equipos de asalto en el Marriot de Oakland, California, no muy distinta de las ferias de novias en el Palacio de los Deportes, con stands y demostraciones. Gases cegadores o paralizantes, apps para detectar subversivos, rifles diseñados para cazar osos, pero muy útiles para detener vehículos que huyen (o parecen hacerlo, como el malhadado autobús de los Avispones de Chilpancingo el 26 de septiembre). La tendencia es global, pero en México esas cartas están echadas y parecen el último recurso de un Estado deslegitimado por sí mismo.

Ya quién recuerda La policía siempre vigila en XEW (1951-1969): Atención patrullas y casetas, atención patrullas y casetas. Llamada general. Llamada general, decía el comandante Luis Pérez Cervantes y nos sentíamos todos tan protegidos. Después de 1968 ya nadie se la tragó y quitaron el programa.