La salida de Jesús Murillo Karam como titular de la Procuraduría General de la República se debió a la falta de solidez en sus investigaciones en casos como Ayotzinapa y Tlatlaya, señalaron organizaciones de la sociedad civil.

Édgar Cortez, miembro del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, dijo que el relevo es consecuencia de no haber asumido de inmediato la indagatoria de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa. La llegada de Arely Gómez, añadió, es un nombramiento de carácter político en momentos en que faltan personajes con mayor perfil frente a la procuraduría, aunque ello no abona en la confianza ciudadana.

Fernando Ríos, secretario ejecutivo de la Red Todos los Derechos para Todas y Todos, dijo que Murillo dejó la PGR en iguales o peores circunstancias. El funcionario encontró ahí su propia verdad histórica: la de su incapacidad para ver más allá de sus propias líneas de investigación, agregó.

Perseo Quiroz, director ejecutivo de Amnistía Inernacional México, coincidió en que la salida no significa ninguna transformación real en la PGR porque el tema no es cambiar nombres y apellidos, sino que las instituciones funcionen de verdad y haya voluntad política para investigar a fondo las denuncias.

En tanto, diputados de oposición dijeron que los cambios en el gabinete presidencial responden a la lógica electoral del PRI y no a reclamos sociales. Ricardo Monreal señaló que es un mal augurio que en el relevo no se considere a ciudadanos independientes.