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Louise Noelle Gras encomió al creador de obras señeras del siglo XX mexicano

Rinden homenaje a Raúl Anguiano en su centenario natal; acto en Bellas Artes

La mujer, el indígena viviente, la ecología, Zapata y el muralismo fueron sus intereses estéticos

 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de mayo de 2015, p. 6

Con motivo de su centenario de nacimiento el artista Raúl Anguiano fue homenajeado.

En la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes se efectuó una conferencia magistral alrededor de los intereses estéticos del pintor, como la mujer, el indígena viviente, la ecología, Emiliano Zapata y el muralismo, así como su actitud vital ante la creación pictórica.

Acompañado por la viuda de Anguiano, Brigita Liepins, y la especialista Louise Noelle Gras, Gregorio Luke hizo una revisión detallada de la trayectoria del creador, a quien definió como el Quijote de la pintura mural por impulsar y defender ese formato a pesar de que la gran etapa de Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros ya había pasado.

Liepins se congratuló de la publicación de Las cuatro estaciones del muralismo de Raúl Anguiano. Este libro es mi regalo personal al maestro Anguiano por su centenario, pero también a México. Muralismo, arte para el pueblo, para las futuras generaciones que no olvidan los grandes valores que tiene el país como la segunda generación de los muralistas.

Luke, apoyado con la proyección de imágenes de las obras de Anguiano (1915-2006), condujo una revisión de sus técnicas y momentos, entre los que destacó el cuadro La espina por su mirada al indígena existente y una defensa temprana de la ecología, temas que permearon buena parte de la producción del pintor.

Expuso la incursión en la pintura de un Anguiano niño y su transformación en el artista cuya obra trascendería fronteras y se opondría a la desaparición del muralismo como una forma de expresión; reseñó la expedición en 1949 a la recién descubierta Bonampak, que marcó la vida del joven con temas como los indígenas no idealizados sino cotidianos, la defensa de la selva y el recuerdo del antropólogo Carlos Frey, descubridor de esa ciudad maya.

La huella de Bonampak

Gregorio Luke, luego de lamentar la destrucción de algunas obras del homenajeado, relató que cuando conoció a Anguiano, me asombró la diversidad de la obra, pero todavía más impresionante que la obra fue el hombre. En ese entonces tenía 81 años. Esperaba encontrarme con un venerable hombre y me encuentro con un hombre delgado, pulcro con una extraordinaria agilidad mental.

Louise Noelle Gras ofreció una introducción al artista en la que se charló en torno a su juventud, quien de ser un gran dibujante y grabador se convirtió en pintor de murales y de caballete, y refirió los detalles de la expedición a Bonampak y la forma en que ésta determinó lo que en adelante haría Anguiano.

Se puede afirmar que Raúl Anguiano tuvo una larga y productiva existencia, habiendo realizado obras señeras del arte mexicano del siglo XX, tanto grabados como obras de caballete y murales. Este genial artista y trabajador incansable de temperamento afable y generoso con un proverbial entusiasmo y extraordinaria memoria pervivirá por siempre entre nosotros.

Se refirió a la exposición El eterno femenino, de Raúl Anguiano, que se exhibe en el Museo Nacional de San Carlos (Puente de Alvarado 50, colonia Tabacalera).