José Luis Chito García falleció ayer a los 91 años de edad. Era un personaje legendario del deporte mexicano, ya que fue futbolista y beisbolista profesional al mismo tiempo, lo que representa un hecho inédito.

Jugó al balompié con los Tiburones Rojos y beisbol con los Diablos Rojos, pero destacó más como mánager de los Tigres.

Chito nació el 18 de enero de 1924 en el puerto de Veracruz, donde cursó estudios en ingeniería naval militar, carrera de la cual se graduó.

Ingresó al balompié cuando participó en un partido entre el equipo de la Escuela Naval y el Veracruz, recién admitido en la Liga Mayor de futbol del país.

A Enrique Palomini, técnico de los escualos, le gustó la forma en que García se desempeñaba como defensa, aunque ya como profesional jugó en el mediocampo. Era un jugador inmaduro que perdía fácilmente la cabeza, pero indispensable en mi alineación, recordaba el entrenador.

En un partido ante el ADO fracturó a un rival del maxilar superior y de la nariz, por lo que fue expulsado. Chito encaró primero al árbitro y después a la policía, por lo que fue llevado a la cárcel.

El club lo suspendió seis meses sin goce de sueldo, pero García consideró que era mucho tiempo inactivo y aceptó un contrato con los Cafeteros de Córdoba, del beisbol profesional.

Después de su sanción futbolística practicó al mismo tiempo ambas disciplinas, lo que generó protestas porque se trataba de un hecho insólito.

Con los Tiburones consiguió el título de la liga 1945-46 y el torneo de Copa en 47-48, final en la que anotó un gol a Chivas.

Gran amigo de Luis Pirata Fuente y compadre de Roberto Ávila, Chito terminó con la polémica y se retiró del futbol para dedicarse a su pasión: el beisbol.

En 1953 jugó con el Águila de Veracruz y en 1954-1955 con Diablos Rojos del México. Su promedio fue de .225 con 11 jonrones y 58 carreras producidas. A la defensiva se desempeñó como jardinero.

Como mánager destacó al dirigir en la Liga Mexicana de Beisbol durante 20 temporadas, en las que logró 972 triunfos, que lo ubican en el octavo puesto de todos los tiempos en la LMB.

Alabado por su don de mando, en sus triunfos destacó el título con los Tigres capitalinos en 1965, cuando llevó al cetro a un equipo integrado sólo por mexicanos.

En un principio cuando don Alejo (Peralta) me planteó esa opción, pensé que era dar muchas ventajas, pero el talento de los muchachos que teníamos era tan bueno, que eso terminó siendo favorable para la organización, ya que se vendió una buena cantidad de elementos a Estados Unidos, que permitieron al equipo hacerse de recursos económicos, dijo sobre ese equipo conocido como el Cuadro del Millón.