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Sandra Pani y Alberto Blanco presentaron El libro de las plantas

Poeta y pintora se unen para exaltar la tenacidad del mundo vegetal
 
Periódico La Jornada
Sábado 24 de octubre de 2015, p. 6

Con una charla que resaltó el asombro por la maravilla del reino vegetal y su tenacidad en la sobrevivencia, El libro de las plantas, de la artista Sandra Pani y el poeta Alberto Blanco, se presentó este miércoles en la Librería Rosario Castellanos.

La presentación del volumen publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE) incluyó poemas, lecciones de historia y cultura japonesa; una exaltación a las plantas y al valor de la palabra, y un esbozo del sentido del dolor.

Blanco previno: Vengo nada más a guardar silencio, a dar gracias a las personas que hicieron posible este libro. Se inclinó más por compartir algunos de los poemas. Enseguida leyó los dedicados al liquidámbar, el olivo, la gladiola, la nochebuena, el trigo, la lágrima de niño, el trébol y la cebolla, que fueron recibidos por el público con aplausos.

Las líneas de dedicadas al olivo fueron: Jesús lloró./ Esto dice el versículo/ más cortó de la Biblia/ en el evangelio de San Juan./ Existen pocas escenas más patéticas/ y pocos escenarios más desolados/ que un huerto de olivos/ a la luz de la Luna./ Hay sufrimiento,/ dice la primera de las cuatro nobles verdades/ que nos reveló El Buda./ La forma tormentosa de los olivos/ es nada/ junto a las formas retorcidas/ de nuestra infelicidad.

Explicó que “el sufrimiento no basta, no nos podemos detener ahí. Es cierto, hay sufrimiento. ¿Tendré que mencionar todo lo que está pasando en el país? No hace falta, lo saben ustedes de memoria. Las noticias atroces de hoy, las de ayer, las de antier, las del mes pasado, las del año pasado.… Pero no nos podemos quedar ahí. No basta con sufrir, no es suficiente. Se necesita algo más, hay que ir más allá de eso”.

En tanto, Sandra Pani mencionó el reto que le presentó el volumen: Para mí fue muy complicado, ya que hago una obra muy alejada de una representación específica, hacer un libro donde la nochebuena tenía que parecer una nochebuena.

Agregó: Siento una enorme reverencia cuando veo el mundo vegetal, me sorprende mucho su tenacidad. Ese es un valor de la planta en la que yo me siento muy identificada, esta especie de tenacidad de la fuerza de la vida. En ese sentido fue mi acercamiento a acompañar con imágenes los poemas de Alberto.

El poeta respondió: “Las plantas son criaturas que tienen aquí muchísimo más tiempo que nosotros. Somos unos advenedizos, unos recién llegados. Nuestra experiencia es mínima. Estas criaturas llevan aquí millones de años (…) Tenemos que aprender demasiado de ellas”.

Durante su intervención, Gerardo Villadelángel, editor del poemario, refirió que el diseño editorial se basó en la experiencia sicodélica producida por los hongos alucinógenos, que te comunica con la naturaleza al grado de que puedes ver su textura microscópica.

Así, la edición se basó en ese acto, para encontrar, con una visión muy microscópica la parte fractálica, la multiplicidad infinita del reino animal, para unirla a puntos muy específicos, la composición final que aquí está en cuatro formas: flores, árboles, plantas y alimentos.