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Presentaron libro sobre el humanista

Un aeda acude al palacio de Tacuba 5
 
Periódico La Jornada
Sábado 27 de febrero de 2016, p. 3

El libro El canto del aeda, del periodista Pablo Espinosa, es un homenaje al humanista Carlos Montemayor (1947-2010).

El pasado domingo esa obra, publicada por la Universidad Autónoma de Nuevo León en 2015, fue presentada en la feria del libro del Palacio de Minería.

El canto del aeda cumple a cabalidad con su finalidad primigenia: que las nuevas generaciones se enteren que existió un hombre cuyo trabajo contribuyó a hacer este mundo mejor.

En eso coincidieron Rafael Tovar, titular de la Secretaría de Cultura federal, y Susana de la Garza, viuda del homenajeado, de quien mañana se cumple el sexto aniversario luctuoso. En el auditorio Sotero Prieto del Palacio de Minería, Pablo Espinosa refrendó su idea de dar un modelo a seguir.

De niños, recordó, “jugamos mucho en primaria a qué quiere ser cuando sea uno grande. Una de las aspiraciones de El canto del aeda es que los jóvenes digan: ‘cuando sea grande, quiero ser como Carlos Montemayor’”.

En el libro, acotó Tovar (su texto fue leído por Miguel Ángel Pineda, director del área de comunicación social), Pablo Espinosa nos transmite no sólo la dimensión humanista, en toda la extensión y aceptación de la palabra, de Carlos Montemayor, sino la forma en que ponía en equilibrio su vocación social con sus virtudes en el arte. Revela cuán importante era para Carlos la música, tanto que produjo cinco discos, como cantante de ópera.

Para De la Garza el trabajo del responsable de Cultura en La Jornada reúne varias voces, nos acerca a un personaje con muchas facetas desconocidas para muchos. Pablo descubre y nos muestra el hombre sensible, congruente, independiente, generoso, comprometido y humano.

Describe al último romántico que fue, debido al gusto por las romanzas, por su disciplina clandestina, porque enaltecía el amor, por idealista, utópico, luchador social, por guerrillero de la palabra, del conocimiento de las artes, de la cultura.

Saberes del mundo clandestino

Según el periodista Javier Aranda, Montemayor era un intelectual que entraba a la vida pública. Él tenía claro que la voz del poeta es la de la tribu. Yo sabía que él fue quien mejor logró fijar literariamente lo que es una guerrilla, pero al leer las páginas de este libro advertí que sus saberes y quereres eran del mundo clandestino.

Montemayor, siguió, fue un escritor político en el sentido de meterse a la polis, de querer transformar su entorno. Me sorprendió que no desdeñara ningún foro, sino que los veía como otra plataforma para hablar de poesía o de esos levantamientos que sorprenden a la sociedad en la que vivimos.

Victoria Montemayor, hija del humanista, leyó una semblanza de su autoría incluida en el libro, en el que las palabras de Pablo llevan un ritmo, una musicalidad que se intercala con las voces, los recuerdos, el viento, el canto de la naturaleza.