Sociedad y Justicia
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El origen del problema es la corrupción y el crecimiento desordenado de la ciudad

Insuficiente el Hoy no circula para controlar el ozono, asegura experta

Escasez de agua, recolección de basura e inseguridad preocupan más a las autoridades

Radiación solar y sistemas de alta presión contribuyen a la polución, explica académica

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Telma Castro Romero, directora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, durante la entrevista con La JornadaFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Viernes 22 de abril de 2016, p. 39

El endurecimiento del programa Hoy no circula resulta insuficiente para controlar los altos niveles de ozono en la zona metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM). Éste no se produce en los escapes de los automóviles, sino que es generado por una serie de reacciones químicas de muy diversos contaminantes, como son los compuestos orgánicos volátiles y los óxidos de nitrógeno, estos últimos producidos principalmente por los automóviles y camiones, aseveró Telma Castro Romero, destacada investigadora y actual directora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.

Que dejen de circular vehículos no necesariamente contribuirá a bajar los niveles de este gas. Esto tiene una explicación científica: al retirar los automotores se puede incrementar hasta en 5 por ciento la formación de éste, pues sólo se reducen los contaminantes primarios (generados por los autos), pero no se ataca la emisión de compuestos orgánicos volátiles, los cuales favorecen la química de formación de ozono en la atmósfera.

Estrategias a largo plazo

En entrevista con La Jornada, la académica detalló que los compuestos orgánicos volátiles tienen diversas fuentes de emisión: combustión de gasolina, diésel y gas LP; almacenamiento y distribución de combustibles; quema de leña y biocombustibles; uso de solventes; procesos industriales; aplicación de asfalto; cocción de comida, e incluso la vegetación. El Hoy no circula, dijo, ha resuelto la emisión de contaminantes primarios, pero no de ozono. Lo que mejora un poco la calidad del aire.

Ya no se pueden implementar medidas basadas sólo en acciones inmediatas, es necesario generar estrategias a mediano y largo plazo, fundamentadas en conocimiento científico para resolver esta problemática.

–¿Por qué se dan los altos niveles de contaminación atmosférica?

–Por su altura la Ciudad de México recibe alta radiación solar; eso promueve procesos fotoquímicos en la atmósfera; además, frecuentemente en los meses de calor se presentan sistemas de alta presión que no favorecen la dispersión de la contaminación. Por eso en cualquier momento se puede declarar la contingencia ambiental.

–¿Por qué lejos de disminuir los niveles de ozono, estos pueden crecer al bajar el número de vehículos en circulación?

–La disminución homogénea de emisiones provocada al retirar los autos puede incrementar los niveles de ozono. Se tendría un efecto positivo para reducir los contaminantes primarios, pero no se ataca la emisión de compuestos orgánicos volátiles que favorecen la formación de ozono. Por el contrario, se tiene que apostar por una red de transporte público y colectivo segura, eficaz, de calidad y bien conectada. Se deben generar nuevas rutas de colectivos, pues hoy en día vemos por ejemplo que varias rutas usan una misma calle y, eventualmente, se desvían hacia Neza o Ecatepec. Sin esto, la gente no se bajará de su auto.

La académica hizo un análisis de los niveles de contaminación atmosférica (de 1990 a 2016), en el que se muestra una variación tanto en los niveles de ozono en la atmósfera como en el límite de la norma sobre la concentración de este gas. En la década de los 90 el máximo permitido era de 110 partes por billón, actualmente es de 95 partes por billón.

En 1992 se alcanzó el máximo nivel de contaminantes en la atmósfera con 475 partes por billón, muy por encima que el más alto alcanzado este año, que fue de casi 200 partes. Indicó además que los niveles para declarar la contingencia también han disminuido: mientras en los años 90 se hacía cuando se llegaba a 330 partes por billón, hoy en día 155 es el límite para declarar la contingencia.

–El pasado 31 de marzo, el CCA emitió un comunicado para referirse al tema, y un punto central fue que hasta ese momento los especialistas no habían sido convocados por las autoridades para atender la problemática. ¿Ya se les convocó?

–Tras ese comunicado nos invitaron. Estamos en una mesa de trabajo con las secretarías de Medio Ambiente federal y de la Ciudad de México, con representantes de la Comisión Ambiental de la Megalópolis y del Centro Mario Molina.

Desde hace varios años, los científicos hemos aportado trabajos que analizan y dan algunas respuestas a estos y otros problemas de la región. Las propuestas están ahí, es momento que las valoren quienes toman las decisiones. No hay pretextos para sacar ideas con propósitos inmediatos, existe bastante información que puede ayudar a entender la dinámica y la química de la atmósfera en la ZMCM.

–¿Las autoridades tienen claro este problema?

–En general están preocupados. Pero para cualquiera de esas autoridades la contaminación de la atmósfera no era el principal problema de la ZMVM. Probablemente hay otras cosas inmediatas a resolver, como la escasez de agua, el conflicto de la basura o la inseguridad. El problema de la contaminación atmosférica no está a simple vista, salvo cuando algún ciudadano se siente mal o le genera algún daño. Quienes más lo resienten son los niños, los ancianos y las personas con enfermedades respiratorias o cardiovasculares.

–¿Cuál es el origen de este problema?

–El fondo es el crecimiento desordenado que ha tenido la ciudad, la mala planeación, la falta de inversión y la corrupción.