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Disquero
En el territorio de la belleza
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Paolo Pandolfo, Markus Hünninger (clavecín), Thomas Boysen y Amèlie Chemin. Imágenes incluidas en el cuadernillo del disco Marais 1689
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Paolo Pandolfo, viola da gamba
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Amèlie Chemin, viola da gamba
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Thomas Boysen, tiorba y guitarra barroca
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Periódico La Jornada
Sábado 30 de abril de 2016, p. a12

En los estantes de novedades discográficas esplende un disco que pertenece por entero al territorio de la belleza.

El álbum se titula Marais 1689: Pies a une et a deux violes et basse continue (discos note 1 music).

En el epicentro del territorio de la belleza yace la bas de viole.

En la gran marea del lenguaje existen pequeñas alteraciones, modulaciones, mutaciones apenas perceptibles que convierten la minucia en prodigio. Esa metamorfosis tiene visos de magia en el sonido, en la voz humana. Y de eso está compuesto el universo fascinante de la viola da gamba, o bas de viole.

Pisamos ya el territorio de la belleza.

Suena la viola. Es lo más cercano a la voz humana. Porque pertenece a la estirpe de lo natural, lo simple y por ello majestuoso.

Este disco, Marais 1689, es la nueva grabación discográfica del maestro italiano Paolo Pandolfo, toda una autoridad en el mundo de la bas de viole, es decir, en el territorio de la belleza.

Paolo Pandolfo es alumno de Jordi Savall.

Jordi Savall es quien interpreta la música de Monsieur de Sainte-Colombe en el filme Tous les matins du monde, que narra la vida de Monsieur de Sainte-Colombe y de su alumno, Marain Marais, a quien interpreta el actor Gerard Depardieu.

Tous les matins du monde es originalmente una novela. La escribió el violonchelista francés Pascal Quignard.

El violonchelo tiene sus orígenes en la viola da gamba.

Y ya tenemos la pieza completa: Monsieur de Saint-Colombe, el máximo violagambista de la historia. Su alumno, el célebre compositor y violagambista Marain Marais. Paolo Pandolfo, uno de los máximos violagambistas actuales y su maestro, Jordi Savall, la máxima autoridad en el tema. Una novela, Tous les matins du monde y su autor, el cuasi violagambista Pascal Quignard.

Y tenemos, sobre todo, la belleza.

Escuchar este disco significa 72 minutos de paraíso. La belleza, desnuda y digna, se convierte en sonido y fluye, vuela, nada, flota, aquieta nuestra mente y enaltece nuestro espíritu.

El disco se titula Marais 1689 porque en ese año publicó Marain Marais un conjunto de obras maestras con el título unitario de Basse-continués des Pieces, con las cuales inició una revolución cultural que consistió en cambiar para siempre la manera de tocar la viola da gamba, desde entonces con acompañamiento instrumental, conocido también como bajo continuo y así el mundo de la bas de viole se volvió un acontecimiento social, un motivo de fiesta y una manera de engrandecer el sonido, pues así nació una buena parte de la tradición de música de cámara, pues con pocos músicos sonaba a orquesta.

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Portada del libro del autor francés Pascal Quignard

Ese sonido de orquesta lo logra Paolo Pandolfi en este disco gracias a la gran violagambista Amelie Chemin; a Thomas Boysen en la tiorba y guitarra barroca; y a Markus Hünninger en el clavecín.

Tres años antes, en 1686, Marain Marais había publicado su primera obra: Pieces a une et a deux violes y se convirtió en uno de los pioneros en imprimir sus trabajos, ya que su maestro, Monsieur de Saint-Colombe, rehusaba publicar y conocemos ahora sus conmovedoras obras maestras gracias al trabajo de transcripción desde distintas fuentes fidedignas.

Los grandes maestros franceses de la viola da gamba: De Machy, Marais, Jean Rousseau, Danoville.

El disco abre con la Suite en sol mayor para dos gambas y bajo continuo que, anota en el cuadernillo Paolo Pandolfo, es una de las expresiones perfectas del concert de chambre, es decir, de la gran revolución que inició Marais en 1689.

El diálogo impetuoso de las dos violas flota sobre un majestuoso bajo continuo a cargo de clavecín y tiorba, lo cual eleva la brillantez del sonido de la viola. Las gambas cambian sus papeles continuamente en un rejuego donde el gesto melódico y los pasajes de danza se alternan en balance de escalofrío.

La siguiente obra, Preludio en re menor para viola sola, estremece, va de lo íntimo a lo sublime y recuerda de manera inequívoca a Monsieur de Saint-Colombe, por la abundancia de acordes en plein, sus ascensos y descensos, sus adornos, sus arcadas pero sobre todo por esa capacidad de asombrar, cobijar, conmover profundamente.

Enseguida, la Quinta Suite en do menor para dos gambas y bajo continuo es pura magia: la centelleante Allemande, el fluir de la Courante, la asombrosa Sarabanda, la vivaz Gigue, la gracia y elegancia de la Gavotte y el Menuet.

Y así transcurre este disco espléndido, en su danza flotante, en sus pasos serenos, en su andar multicolor de mariposa, por los íntimos territorios de la belleza.

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