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El tributo al Caifán Mayor es parte de la celebración del 80 aniversario del instituto

Óscar Chávez, hasta que el cuerpo aguante; el IPN le rinde homenaje

El reconocimiento del Politécnico a años de trabajo me obliga a no callar, señaló el cantautor

Participaron el cineasta Paul Leduc, el artista Rafael Flores Castro y el trovador Gabino Palomares

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Paul Leduc, el homenajeado y el director del Instituto Politécnico Nacional, en el auditorio Alejo Peralta del Centro Cultural Jaime Torres Bodet, en Zacatenco, donde se reconocieron el aporte y trayectoria de Óscar ChávezFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Viernes 17 de junio de 2016, p. 7

Mientras viva no me quedaré callado; siempre he cantado lo que me ha dado la gana, expresó ayer Oscar Chávez, el Caifán Mayor, al recibir un homenaje del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en el contexto del 80 aniversario de esta institución educativa, fundada un año después de nacido el homenajeado.

Fue recibido de pie y con aplausos. Parco, como siempre ante ese tipo de actos, agradeció levantando la mano. Algunos chiflaron para llamar su atención. Cosa de jóvenes estudiantes, de una comunidad académica fundamental en la historia de México.

Anthar López moderó el tributo, realizado en el auditorio Alejo Peralta del Centro Cultural Jaime Torres Bodet, en Zacatenco, donde se reconocieron las aportaciones de Óscar a la cultura de México y a su destacada trayectoria artística.

Se proyectó un video donde Óscar Chávez narra sus primeros años en las colonias Portales y Santa María la Ribera. Escuchaba, sobre todo, canciones antiguas mexicanas. En el 68 empecé a cantar en la Universidad Nacional y en el Politécnico. De ahí comenzó la idea de cantar temas más relacionados con la política. La canción es una herramienta poderosa: sirve para opinar, para criticar, para burlarte, para insultar incluso. Sirve para todo. Ya no sé que soy, por tanta frivolidad que están cometiendo las personas de izquierda, pero sí soy de izquierda.

Tomó la palabra Enrique Fernández Fassnacht, director general del IPN, y expuso: En su 80 aniversario, nuestra institución organiza un ciclo de homenajes a personalidades de la cultura nacional; hoy toca al gran cantante y compositor Óscar Chávez. No necesita presentación. Todos hemos escuchado sus canciones. Es un compositor mexicano que ha dedicado su trayectoria a la interpretación de la música popular mexicana y latinoamericana. Ha participado en diversos proyectos de la cinematografía, algunos de los cuales han sido adoptados por los mexicanos como parte del acervo nacional cultural.

Siguió el cineasta Paul Leduc: Quiero hablar de una situación un poco embarazosa (con Canal Once, que depende del IPN): hace dos semanas fue la entrega de los Arieles. La presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, Dolores Heredia, fue censurada (se omitió su discurso de la transmisión); Bárbara Enríquez y Alejandro García, quienes recibieron el premio en Diseño de Arte, fueron censurados, sin explicación, y yo fui censurado, según dijeron, porque hablé mucho.

Hay un pleito legal entre la Academia y Canal Once, añadió. Esto mereció un aplauso de los asistentes.

Habló de Óscar, de cuando lo conoció en un café de Radio UNAM. Estoy hablando del año 68. Contextualizó que eran los días de influencia de la Revolución Cubana, de Vietnam, de la pastilla anticonceptiva, de Wilhelm Reich, que hablaba del orgasmo sin pudor en todas partes; era el auge de la literatura latinoamericana, etcétera. Óscar no quería ser cantante, sino actor. Lo sorprendente es que se mantiene fumando. Es el mejor antídoto para los no fumadores. Yo dejé de fumar hace unos años. Mis pulmones no daban para más. Es admirable, lo tengo que decir... su manera de beber es ejemplar. No es fácil. No cualquiera sabe beber sin hacer jamás un numerito.

Fue un homenaje basado en anécdotas, amistades, trabajo.

Referente de una generación

Continuó Rafael Flores Castro, diseñador y maestro del collage. Narró que una vez contó a su abuelo que había un cantante que interpretaba canciones antiguas. Su abuelo, en ese 1967, se sorprendió y fundó el primer club de admiradores de Óscar Chávez, sin haberlo conocido.

Gabino Palomares fue vehemente y contó lo central que ha sido Óscar en su vida. Aseguró que podría hablar y hablar. Le pidieron que no llevara nada escrito y que mejor narrara sus experiencias. La mayoría de lo que he vivido con Óscar no se puede contar. Para mí es referente de mi generación, porque cuando yo era joven y conocíamos a una muchacha siempre preguntábamos si conocían a Óscar o a Joan Manuel Serrat. Si nos decían que sí ya estaba bastante avanzado el asunto. Para mí, Óscar Chávez es el más maravilloso ser humano que haya conocido.

Habló el Caifán Mayor, entre aplausos largos: Siento una gran estimación por esta institución, por el Politécnico. Estudié el equivalente, aquí, a la secundaria. Para mí es inesperado este acontecimiento. Lo único que puedo decir es que el hecho de que tantos años de trabajo sean reconocidos por esta institución me anima a seguir trabajando. Me obliga, sobre todo, a no callar, lo que he intentado siempre. Voy a seguir dando lata hasta que el cuerpo aguante. Yo no tengo sexenios, afortunadamente.

Un poderoso ¡huélum! cerró el homenaje.

En el presídium también estuvo Mónica Torres, secretaria de Servicios Educativos del IPN. En el vestíbulo del auditorio la Rondalla de la Escuela Superior de Comercio y Administración de Santo Tomás cantó a Óscar varias de sus canciones más conocidas, como Por ti y Macondo. Fassnacht le entregó una medalla conmemorativa y una chamarra con los colores guinda y blanco.