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Encuentro en Los Pinos

Se mostró como estadista valiente al estar cara a cara con un mandatario extranjero

Con la visita, Trump logró su objetivo, afirman analistas estadunidenses
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El presidente Enrique Peña Nieto y Donald Trump, aspirante a ocupar la Casa Blanca, durante su encuentro en la residencia oficial de Los PinosFoto Cristina Rodríguez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 1º de septiembre de 2016, p. 4

Nueva York.

Donald Trump consiguió justo lo que deseaba de su sorpresivo viaje a México: presentarse como estadista, capaz de hacer una movida audaz y hasta valiente al estar cara a cara con un mandatario extranjero en su casa para decirle, en este caso, que desea una relación de cooperación, pero con un muro de por medio.

El consenso entre los observadores políticos aquí fue que Trump logró una excelente actuación en el teatro político electoral con su primer viaje formal como candidato presidencial al extranjero (antes realizó un viaje personal a Escocia, a su campo de golf). La maniobra tenía poco que ver con la relación bilateral y casi todo con el juego electoral dentro de este país.

Durante las últimas 24 horas Trump logró acaparar el ciclo de noticias políticas en Estados Unidos, con incesantes comentarios sobre si esto lograría mejorar sus pésimos niveles de apoyo entre los votantes latinos en Estados Unidos, acerca de si se veía más presidenciable con este acto –los comentaristas, algunos sorprendidos, coincidieron en que sí– y si esto lo ayudaría con sus propias bases (a la vez, cada vez que se intentaba identificar a Peña Nieto para el público estadunidense, una y otra vez se hacia referencia a que padecía de los peores niveles de aprobación en la historia reciente de México).

El propósito del viaje fue justo eso. Stephen Bannon, el nuevo ejecutivo en jefe de la campaña de Trump y ex director del medio derechista Breitbart News, fue quien promovió el viaje como una oportunidad de presentar sus propuestas populistas sobre migración con un acto audaz, y que la invitación de Peña Nieto (enviada a ambos candidatos el viernes pasado) ofreció una oportunidad para generar titulares y presentarse como un estadista que podría negociar directamente con México, reportó The Washington Post, el primer medio en revelar los planes para el viaje esta semana.

A pesar de los titubeos y preocupaciones de la embajada de Estados Unidos en México sobre aspectos de logística y seguridad de un viaje tan precipitado y sin gran preparación, los representantes de Trump insistieron en que él no estaba dispuesto a postergar su plan de viajar el miércoles.

Más aún, el Post y otros medios indicaron que varios altos funcionarios mexicanos, incluso gente que trabaja con la canciller (Claudia Ruiz Massieu, quien el martes, cuando se anunció la visita, estaba en gira de trabajo en Milwaukee), no se habían enterado de la invitación a los candidatos ni de las discusiones sobre el viaje de Trump.

Joe Arpaio, el famoso sherif antimigrantes del condado de Maricopa en Arizona, declaró ayer a la CNN: qué gran día fue este; Trump mostró su valentía al ir a México, donde sus posiciones fueron respetadas.

Otros promotores de Trump elogiaron el viaje como una muestra de que es el maestro de la negociación, al presentarse ante un mandatario extranjero y establecer así que tiene cualidades para ser presidente.

Hillary Clinton, en un acto de campaña hoy, criticó a Trump por carecer de las cualidades de liderazgo que se requieren en el ámbito internacional, y en referencia a su viaje a México, declaró: seguramente requiere más que intentar reparar un año de insultos e insinuaciones al visitar a los vecinos por unas horas y después volar de regreso a casa. Así no es como funciona.

La campaña de Clinton reconoció que había recibido una invitación del presidente Enrique Peña Nieto, recordó que se conocían y que hay contacto entre su equipo de campaña y el gobierno mexicano, pero que por ahora no hay plan para viajar al vecino país.

Al mismo tiempo, la campaña de Clinton envío una serie de tuits recordando las frases antimexicanas de Trump a lo largo del último año y otra que decía: Hay un viejo proverbio mexicano que dice: dime con quién andas y te diré quién eres junto con no hay otro Donald.

Observadores debatieron si la apuesta riesgosa del viaje lograría cambiar la dinámica electoral actual para Trump, quien sigue perdiendo, según las encuestas.

Daniel Drezner, profesor de política internacional en la Universidad Tufts, especuló en The Washington Post que la decisión surge de una campaña que está perdiendo y, por tanto, se atreve a apostar sobre un posible éxito como este viaje, donde sólo requiere de buenos visuales y usarlo para responder ante críticas de que no puede actuar en el ámbito internacional.

Otros especialistas, como Jake Novak, de la CNBC, señalaron que tal vez el líder extranjero menos esperado acababa de ofrecerle al candidato republicano la oportunidad de proyectar una imagen presidencial con el evento en México, lo que uno calificó de jonrón para Trump.

Pero, más allá de México y los migrantes, hubo otra noticia para los contendientes: Clinton ahora es tan impopular como Trump ante el electorado estadunidense.

Una nueva encuesta de ABC News/Washington Post difundida ayer revela que sólo 38 por ciento dice tener una opinión favorable de Clinton, lo que representa un desplome de ocho puntos desde principios de este mes; Trump mantuvo el mismo nivel de aprobación, con 37 por ciento.

La ex secretaria de Estado ahora padece de una opinión desfavorable de casi seis de cada 10 votantes (59 por ciento), frente a 60 por ciento negativo para Trump.