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Balance de la Jornada

Mezquino festejo del América

C

on su apurado triunfo sobre Tijuana, el América cumplió sus primeros cien años y con ese motivo desempolvó a sus olvidados ídolos. A algunos los encontró molestos, resentidos por tantos años de indiferencia. El festejo resultó mezquino, pálido y desabrido; definitivamente no correspondió a la pregonada grandeza.

Sin embargo, lo que es del César... No hay que escatimarle nada al equipo de Coapa, nació grande y ha atravesado algunos baches graves; no obstante, es el más ganador con sus 12 cetros, y un imprescindible de la liga mexicana, al igual que su antagónico, el Guadalajara. Cuando Águilas o Chivas no están en la liguilla, ésta palidece, se deprecia.

Pero los errores se pagan y la actual directiva erró la estrategia al cambiar el horario de los partidos, los volvió no aptos para la familia y ahuyentó a la gente del estadio Azteca. Tampoco ha hallado a su estratega ideal. Los más añejos y fieles fanáticos aún suspiran por el plantel de Carlos Reinoso y Enrique Borja o el de Cuauhtémoc Blanco y Omam Biyik.

De las recientes exportaciones apenas resalta el atacante Raúl Jiménez, porque poco o nulo prestigio dan a su casa de origen Diego Reyes y Guillermo Ochoa. El portero del Granada pasó de la goleada ante Chile a la paliza que le recetó el sábado el Atlético de Madrid.

Ha recibido 14 goles y, por más que digan que la mayoría no fueron su culpa, lo descalifica aquello de que portero sin suerte no es portero. Sólo que en la selección tricolor están obsesionados en ponerlos en pie por el simple hecho de que están en Europa, así lo hizo Miguel Piojo Herrera y lo mismo ocurre con Juan Carlos Osorio.

En general el futbol mexicano está rebasando su primera centuria –ahí están también equipos como Atlante, Toluca y Atlas–, su paso es lerdo, arrastra los lastres del draft y de una asociación de futbolistas inerte, que contrasta con el vigoroso y deplorable pacto de caballeros.

En sus cien años el deporte más popular del país no tiene estilo ni personalidad (tal como lo refleja la selección nacional), abrumado con la invasión sin límite de futbolistas foráneos, más malos y regulares que buenos. Los talentos nacidos en México necesitan aferrarse a un milagro, a un auténtico golpe de suerte.

La solidez económica es ficticia, está recargada hasta la exageración en su vecindad con Estados Unidos, donde el Tri cumple al pie de la letra un exigente contrato con la empresa Soccer United Marketing (SUM) que, además, cada vez se esfuerza menos por buscar rivales de relieve.

El dinero está hacia el norte, pero la calidad brilla en el sur. Los dueños de los equipos enfrentarán la crucial disyuntiva: deben decidir si permanecen o salen de la Copa Libertadores, que es su única puerta hacia el crecimiento deportivo, pero que, desde luego, implicará sacrificios.

Tomás Boy no tiene remedio. Un tipo que no sabe dominarse a sí mismo, ¿cómo espera controlar y conducir a un equipo? Imposible. Cualquiera puede explotar en algún momento, le pasó a Ricardo Tuca Ferretti, pero lo de El Jefe es recurrente; una vez más reventó y exhibió la cartera en un gesto vulgar y deplorable. Le esperan al menos dos partidos de suspensión.

La Máquina, otro de los equipos considerados grandes, no está en zona de clasificación y causa lástima verlo celebrar en exceso un empate ante el Morelia –el más perfilado hacia el descenso– como si hubiese ganado el título. El Monterrey, en tanto, parece reaccionar. El subcampeón está justo a tiempo de enderezar el camino hacia la recta final.

Necaxa robó cámara en la fecha 13 con su sorpresivo triunfo a domicilio ante los Tigres de Ferretti. Los de Aguascalientes prácticamente se han olvidado del tema del porcentaje, al menos en el presente certamen. Están entre los ocho mejores y piensan más en su retorno a la liguilla que en la quema.

Tras la fecha FIFA, que no dejó nada positivo a México, luego de los insulsos partidos ante Nueva Zelanda y Panamá, el futbol retoma su actividad con las semifinales de la Copa Mx, con América, Toluca, Cruz Azul y Chivas entre los favoritos, así como la Concachampions, donde juegan Tigres, Pachuca y Pumas.