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Más de 3 mil asistentes corearon los temas clásicos del músico cubano

Pablo Milanés cerró festival de las artes Julio Torri, en Saltillo
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El concierto de clausura se realizó en el auditorio al aire libre del parque Las MaravillasFoto Leopoldo Ramos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 25 de octubre de 2016, p. a11

Saltillo, Coah.

Con 17 canciones nuevas, unas no tan nuevas y otras que todos queremos, Pablo Milanés clausuró el domingo por la noche el Festival Internacional de las Artes Julio Torri, en el auditorio al aire libre del parque Las Maravillas de esta ciudad.

Con sobria producción y acompañado por seis músicos, el autor e intérprete cubano se dejó abrazar por el coro de los más de 3 mil asistentes.

Después de las ocho de la noche y luego de compartir con el público su gusto por la invitación del gobierno de Coahuila para el concierto de clausura, con lo que dejó atrás siete años de ausencia involuntaria en Saltillo, el trovador levantó aplausos al empezar su presentación con Cuánto gané, cuánto perdí, Amor de otoño y Si ella faltara alguna vez.

La presentación siguió con De qué callada manera, luego Canción, poema de Nicolás Guillén, y después con El amor de mi vida, que sus seguidores entonaron de principio a fin. Después aclaró que a manera de reconocimiento al ritmo cubano de todos los tiempos: el son, cantaría algunas piezas poco comunes de su repertorio, como El saco roto.

Con 20 grados a la intemperie y la amenaza constante de lluvia, Milanés se refirió a Matinal como una canción muy íntima; siguió con La soledad y levantó de su asiento a varios espontáneos con Amo esa isla, con introducción de Manuel Núñez, pianista y director musical, y con el remate de Germán Velasco en el saxofón y la flauta, y de Romani Sánchez en la batería.

Sin pausas, acaso las necesarias para dar sorbos y mojar sus dedos con la bebida que la producción acomodó al lado del taburete del que sólo se levantó en dos ocasiones, una para agradecer con reverencia al público y otra más cuando se despidió, Milanés continuó el espectáculo con La felicidad, vieja canción, de esas que permanecen porque la queremos mucho; Ruina del tiempo, canción del barrio, y Nostalgias, la más emblemática de su disco Días de gloria.

El tiempo, el implacable, el que pasó la interpretó en guaguancó, su versión original y el ritmo más popular de la rumba, el que se baila y el que la gente humilde tararea en la calle, refirió.

Después vinieron algunas de las consentidas de los asistentes: Para vivir y Yolanda, y cerró con El breve espacio, pero Milanés y sus músicos debieron regresar al escenario para agradecer los aplausos con Yo no te pido.