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El eterno viajero, editado por Océano, reúne cuentos escritos desde 2014, indica la autora

Cristina Pacheco contrasta 47 relatos publicados en su Mar de Historias

La narradora y periodista comparte la anécdota alrededor de José Emilio Pacheco que da título a esa obra

A la Ciudad de México la veo deshilachada y me duele, confía a La Jornada

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Los temas que como obsesiones aparecen en mis textos son la separación, la soledad, la muerte, el amor y la amistad, y el olvido como una forma de la muerte, quizá la más cruel de todas, expresa Cristina Pacheco en entrevista con La JornadaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 16 de noviembre de 2016, p. 5

El trabajo, el desempleo, el dinero, la familia, los amigos, el amor, la muerte, la soledad y el olvido son temas del más reciente libro de la periodista y escritora Cristina Pacheco (San Felipe, Guanajuato, 1941), El eterno viajero, el cual reúne 47 relatos escritos entre 2014 y 2016, en Mar de Historias, espacio dominical en La Jornada.

Publicado por la editorial Océano, en su colección Hotel de las Letras, el libro incluye historias seleccionadas del material escrito en ese periodo.

Durante la selección y revisión del material, explica Pacheco en entrevista, “se sufre mucho porque es entonces cuando uno se da cuenta de los errores, cuando uno ve que se equivocó de nombre o lo repitió, considerando que son escritos muy rápido. Hay errores involuntarios, de pronto igual uno ve que repitió no una historia, sino una atmósfera, por lo que hay que valorar cuál funcionó mejor.

“Lo que hice fue releerlos y criticarme severamente. Rescribí sólo algunos fragmentos. Luego intenté articular un contraste entre todos los textos, que fueran unos menos amargos o que el personaje fuera un niño… traté de dar cierta variedad al libro.”

Cada uno de los relatos, destaca, comienza y termina con una historia que tiene que ver con experiencias personales.

Para escribir cada cuento tengo que ceñirme a cinco cuartillas y no rebasarlas, aunque a veces se me va media cuartillita. Los temas que como obsesiones aparecen en mis textos son la separación, la soledad, la muerte, el amor y la amistad, y el olvido como una forma de la muerte, quizá la más cruel de todas.

La ciudad, personaje detrás de todo

Los protagonistas de los relatos de Cristina Pacheco son “personas de todos los días. Con las que nos podemos encontrar en la calle o al abrir la puerta de la casa, cuando alguien la toca. Tienen conflictos y necesitan luchar para sobrevivir y a pesar de todo tienen que conservar la sonrisa y la esperanza; y no obstante el hacinamiento tienen un espacio para el amor.

Mis historias quiero que suenen reales, aunque paradójicamente muchas personas creen que las que escribo son reales y no; nada es real, son historias que salen de una serie de experiencias de vida, de recuerdos o lecturas.

De acuerdo con los editores, en el libro se rinde un homenaje a José Emilio Pacheco con el cuento que le da título, El eterno viajero, en el que la autora relata cómo, a pesar de las distancias y los viajes, una pareja mantiene su vínculo mediante la escritura y, cuando las cartas ya no son suficientes, es necesario llevar un diario –o varios– para contarse la vida hasta el día en que vuelvas.

La anécdota que inspiró ese título, comenta la escritora, “fue cuando en el velorio de José Emilio el doctor Narro Robles se acercó a saludarme y a lo que él me dijo contesté: voy a pensar que él se fue de viaje, y Narro entonces me dijo: ‘claro que sí; se fue de viaje’. Luego de eso, me senté a imaginar y escribir la escena que podría haber sido posible si yo lo hubiera ido a dejarlo a la estación”.

Como periodista y cronista por más de tres décadas, de personajes que habitan la Ciudad de México, para Cristina Pacheco la urbe “es de cierta manera un personaje que está detrás de todos los personajes; es el eco, la sombra, aunque no se mencione. Está ahí. Lo que me duele es ver su deterioro, que ha entrado a una especie de locura, que no sabemos hacia dónde va. La veo deshilachada, corrompida, y me duele profundamente porque es una maravillosa y noble ciudad.

A la ciudad la veo como una persona fascinante, llena de misterio y magia. Tiene muchos recovecos. Si alguien busca encuentra las cosas más increíbles y extraordinarias en sitios que jamás se hubiera imaginado. Es hermosa, fuerte, la mejor contadora de historias.

Para que esta ciudad tenga mejor salud, hay que empezar por cuidar el espacio inmediato que nos rodea, indica Cristina Pacheco. Es un ejemplo mínimo, pero si todos barriéramos la banqueta frente a nuestra casa, la ciudad estaría perfectamente limpia. Pensando que la ciudad también es nuestra casa, pues el deterioro material de la ciudad, se ve reflejado en el deterioro de las personas.

Pacheco agradece la generosidad y hospitalidad de La Jornada, donde me han permitido publicar durante 31 años Mar de Historias, un cuento cada semana.