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El flagelo ha evidenciado la corrupción en las instituciones

Cuestiona Graue la lucha antinarco; recomienda cambiar de estrategia
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Andrew Freedman, Enrique Graue, Luis Astorga, Adalberto Palma y Juan Ramón de la Fuente dialogan antes del inicio del foro Hacia una mejor política de drogas: lecciones de una experiencia práctica, que se llevó a cabo ayer en la Coordinación de Humanidades de la UNAMFoto La Jornada
 
Periódico La Jornada
Miércoles 30 de noviembre de 2016, p. 10

La guerra contra el narcotráfico no tiene el mejor saldo: ha dejado miles de muertos y desaparecidos, ha traído inseguridad y ha puesto de manifiesto la corrupción imperante en las instituciones.

Así lo dijo el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue Wiechers, al inaugurar un panel de discusión sobre la política de drogas, organizado por la casa de estudios y el Instituto Aspen en México, en el que enfatizó que ante esa realidad es necesario hacer un balance y cambiar la estrategia.

En diciembre cumpliremos diez años de haber declarado la guerra al narcotráfico. Son diez años de esta confrontación que ha dejado 150 mil muertos y 28 mil personas desaparecidas. Que en algunos meses, como en julio de este año, tuvo más de 2 mil muertos.

El rector dijo que con esta guerra –declarada en diciembre de 2006 por el ex titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón Hinojosa, y seguida por su sucesor, Enrique Peña Nieto– México pasó de ser uno de los mayores países de tránsito de drogas hacia el vecino del norte, a uno productor. Hoy en día la cocaína mexicana es más preciada en Estados Unidos que la colombiana.

Aunado a ello, también se incrementó el consumo de estupefacientes. De acuerdo con Graue Wiechers, 1.7 millones de jóvenes mexicanos que cursan la secundaria o el bachillerato son adictos o han probado la droga.

El saldo final de esta guerra en la que nos metimos con el narcotráfico no es precisamente el mejor resultado, subrayó ante especialistas, estudiantes y académicos que se congregaron ayer en el auditorio Jorge Carpizo, de la Coordinación de Humanidades de la UNAM.

Además, la estrategia contra el crimen organizado tiene otros efectos colaterales: Nos ha traído inseguridad y ha puesto de manifiesto la corrupción que ya estaba antes ahí, pero se ha hecho muy manifiesta.

Demandó hacer un balance de esta política y transformarla. Indudablemente es hora de cambiar algo que estamos haciendo mal. Son diez años también en los que ha permeado nuestra fama como un país inseguro. Desaprovechamos la oportunidad de ser una nación en crecimiento con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y haber creado en nuestros socios comerciales de Norteamérica una imagen de un país progresista para convertirnos en la de uno inseguro.

Si bien es cierto que varios capos han sido detenidos, dijo, también se ha ido fragmentando a las bandas criminales. “En Guerrero se piensa que hay 50 cárteles activos. ¿Dónde estamos? Tenemos que hacer algo distinto”.

El rector recomendó que se realicen acciones desde diversos foros para permitir el uso médico de la mariguana, pero convocó a discutir también su regulación para uso lúdico, y empezar a pensarnos distinto en el uso de otras drogas.

Lamentó que se siga viendo al usuario como un criminal y que se persiga a los campesinos como si fueran culpables de la pobreza en la que viven, por estar produciendo campos de amapola.