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Su cercana relación con Putin, principal obstáculo para que el Senado lo ratifique en el cargo

Rex Tillerson, jefe de ExxonMobil, dirigirá la política exterior de EU

Trump confirma la nominación de Rick Perry, otro texano, para el Departamento de Energía

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Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 14 de diciembre de 2016, p. 26

Nueva York.

Rex Tillerson, actual ejecutivo en jefe de ExxonMobil, una de las trasnacionales más poderosas del mundo con operaciones en más de 50 países, México incluido, fue nombrado próximo encargado de la política exterior de Estados Unidos por el presidente electo Donald Trump, quien a la vez anunció que otro texano con extensos vínculos con la industria de los hidrocarburos, el ex gobernador Rick Perry, fue nominado para ocupar la dirección del Departamento de Energía.

Tillerson será el primer secretario de Estado en la historia sin experiencia previa en el sector público, ya que ha trabajado casi toda su vida, durante más de cuatro décadas, en ExxonMobil, donde llogó a ser jefe de ese imperio petrolero en 2006.

Al frente de una empresa que algunos han llamado un poder soberano –o como lo llamó Steve Coll, de The New Yorker, quien escribió un libro sobre ExxonMobil, un Estado empresarial dentro del estado estadunidense– Tillerson sí tiene amplia experiencia en manejar los intereses de su empresa en los 58 países en que opera en todo el planeta, desde Rusia, Medio Oriente y África hasta América Latina.

Justo su cercana relación con Vladimir Putin por los extensos negocios con petroleras rusas dentro y fuera de ese país (Tillerson ha sido hasta premiado por Putin con la Orden de Amistad en 2013) es el mayor obstáculo a su ratificación, ya que Rusia ha sido declarada enemigo de Estados Unidos, otra vez, en este coyuntura, donde se le acusa de intentar socavar la democracia en este país.

Otros críticos expresan su preocupación sobre si Tillerson podrá distinguir entre los intereses de su empresa y los de Estados Unidos al manejar la relación internacional como jefe diplomático del gobierno. Pero con el objetivo expreso de Trump de reparar la relación con Rusia, este empresario podría ser exactamente lo que necesita para esa tarea.

Ecologistas expresaron alarma por el nombramiento de Tillerson (al igual de su paisano Perry), al recordar que Exxon es símbolo de una industria de hidrocarburos que está amenazando el futuro del planeta, y que durante décadas se dedicó a negar o poner en duda el fenómeno del cambio climático (ver John Saxe-Fernandez). Pero Tillerson ha encabezado un giro en esta posición de la empresa, a tal punto que ExxonMobil respaldó el Acuerdo de París sobre cambio climático.

Tillerson es un ingeniero de acento texano, nacido en Wichita Falls; fue un ferviente boy scout y aún monta a caballo con su sombrero de cowboy; aunque es considerado profundamente conservador, promovió mayor apertura en la empresa en torno a los derechos gays, entre otras cosas. Aunque nunca ha vivido fuera del país, ha logrado proyectar una imagen de negociador internacional pragmático con todo tipo de políticos, desde Putin hasta Hugo Chávez, y prefiere negociaciones transparentes y libres de cualquier irregularidad.

Su empresa acaba de obtener una de las ofertas de exploración marítima en aguas profundas de México (junto con Total), y por eso, aunado a su percepción de la creciente importancia de México como mercado de exportación de gas natural, comentan algunos expertos del sector, podría intentar mejorar la relación con el gobierno mexicano, reportó el New York Times.

De hecho, en un foro del Consejo de Relaciones Exteriores, en junio de 2012, sobre seguridad energética y América del Norte, Tillerson celebró que la clase política mexicana parecía apoyar la continuación de la reformas de Pemex, que llevarán a un desarrollo más grande de sus recursos domésticos a través de “abrir oportunidades para mayores asociaciones y colaboraciones…”

ExxonMobil sería la 41 economía más grande del mundo en 2015 si su ingreso –de 269 mil millones de dólares– es comparado con el PIB (adelante de Chile, Irlanda, Finlandia y Portugal –y eso, con el desplome del precio de petróleo y gas en los últimos años–; en 2012, por ejemplo, tenía ingresos de más de 400 mil millones de dólares, el equivalente al PIB de Noruega).

El imperio privado

Algunos cálculos indican que la empresa produce el equivalente a 4.1 millones de barriles de petróleo al día; eso la coloca como el cuarto productor de petróleo del mundo, mayor que Irán.

Tillerson hereda una burocracia de más de 34 mil empleados en el Departamento de Estado, la mitad del tamaño de la empresa que maneja, de más de 75 mil. ExxonMobil, con operaciones en 58 países (incluido México), elabora su propia política exterior e inteligencia; para ello recluta a ex funcionarios del Departamento de Estado, el Pentágono y las agencias de inteligencia, como la CIA.

Steve Coll, autor de un libro sobre ExxonMobil, define a la empresa como un imperio privado (título del libro). Informa que desde los años 50, siempre ha estado entre las cinco empresas más grandes en la lista de Fortune. En 1999 se fusionó con Mobil, reuniendo dos empresas que formaban parte de Standard Oil, fundada por John Rockefeller, creando así la empresa petrolera no estatal más grande del mundo.

Sus donaciones a campañas políticas han sido casi exclusivamente para republicanos, pero eso no impidió que fueran generosos con ciertos demócratas en la legislatura, o con aspirantes a la presidencia como Hillary Clinton (a quien le apostaron contra Obama en 2008), reporta Coll. Su principal cabildero demócrata estaba casado con la jefa de equipo de Clinton cuando era senadora, y después de que Obama la nombró secretaria de Estado, ExxonMobil invirtió en la Iniciativa Global Clinton.

A la vez, Rick Perry fue seleccionado por Trump para encabezar el Departamento de Energía, instancia que como precandidato presidencial juró abolir (aunque en un famoso debate se le olvidó el nombre).

El ex gobernador de Texas, quien se lanzó como precandidato republicano en las últimas dos contiendas presidenciales, es un gran campeón de la industria petrolera y se espera que facilitará la promesa de Trump de elevar la exploración y producción de hidrocarburos y reducir el enfoque sobre fuentes de energía renovables (aunque en su estado sí promovió la generación de energía eólica). Vale recordar que la misión principal del Departamento de Energía es mantener y administrar el arsenal nuclear del país, aunque con Obama también ha incrementado sus esfuerzos por enfrentar el cambio climático, algo que podría quedar anulado.

Ecologistas lo critican por su larga lucha para descalificar el consenso científico mundial sobre el cambio climático, ya que repetidamente ha declarado que la ciencia aún no está resuelta (a pesar de que casi 200 países respaldaron ese consenso científico en 2014), y repudiaron su nombramiento.

Por otro lado, Perry es integrante de la junta directiva de Energy Transfer Partners, la empresa encargada de construir el oleoducto Dakota Access que motivó durante meses un movimiento de resistencia encabezado por pueblos indígenas en Dakota del Norte, el cual por ahora ha logrado frenar el proyecto.

En otras noticias desde la Torre Trump, el presidente electo sostuvo reuniones hoy con el hombre más rico del país, Bill Gates, para hablar de innovaciones, y con la estrella de rap Kanye West, para abordar asuntos multiculturales, según el músico.