Sociedad y Justicia
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Insomnio o terrores nocturnos, síntomas, señala la AMPI

Prevenibles, complicaciones por trastorno bipolar desde la niñez
 
Periódico La Jornada
Jueves 22 de diciembre de 2016, p. 35

El insomnio, dormir mucho, padecer terrores nocturnos o pesadillas, así como impulsividad, son síntomas del trastorno bipolar, pero también de otras enfermedades mentales que se presentan en la infancia, por lo que se pueden confundir. Para diferenciarlos se requiere la participación de un médico especialista, a fin de evitar riesgos y complicaciones mayores, advirtió Yolanda del Río, presidenta de la Asociación Mexicana de Psiquiatría Infantil (AMPI).

Señaló que un diagnóstico incorrecto puede, incluso, poner en riesgo la vida en etapa de manía, es decir, con ánimo exacerbado, ganas de hacer todo sin importar las consecuencias. En el otro extremo, dijo, están sumidos en una tristeza profunda (depresión) que les impide hasta levantarse de la cama, y, en casos graves, la pérdida de interés en la vida los lleva a intentar quitarse la vida.

Eso es el trastorno bipolar, una alteración bioquímica a escala del sistema nervioso central que se manifiesta desde la infancia y adolescencia. Es ocasionada por factores genéticos; se caracteriza por estados patológicos de depresión, euforia e hiperactividad por periodos recurrentes que duran de algunos días a varios meses.

Conductas de este tipo también son comunes en otros males como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, en niños que quieren hacer todo aunque no sepan y en ocasiones resultan con lesiones por esa causa. También se confunde con depresión.

El padecimiento se presenta entre 1 y 1.5 por ciento de la población infantil, y uno de cada cinco adultos afectados tuvo síntomas desde la adolescencia, indicó la especialista.

Dijo que al no tener un diagnóstico certero se reduce la eficacia del tratamiento y el apego al mismo. De por sí, subrayó, es complicado por el estigma que prevalece en torno a los padecimientos mentales.

El trastorno bipolar se puede manifestar siempre y aunque no existe cura, la calidad de vida y la prevención de recaídas son evitables con medicamentos e intervenciones sicoterapéuticas.

Los niños que no son atendidos por un especialista o los que tienen diagnóstico incorrecto están en riesgo de caer en adicciones en la adolescencia y edad adulta, así como de enfrentar complicaciones en sus relaciones personales.