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La muestra Libre reúne 60 obras y se presenta en el Palazzo Strozzi

Florencia acoge la primera retrospectiva en Italia del artista chino Ai Weiwei

Reframe, instalación formada por 22 balsas, evoca la travesía de los migrantes en el Mediterráneo

En México participó en la Ruta del peregrino, con El santuario, mirador de descanso en Jalisco

Foto
Study of Perspective (Estudio de perspectiva), 1995-2011, obra de Ai Weiwei (Pekín, 1957) incluida en la exposición montada en el Palazzo Strozzi, que concluirá el 22 de eneroFoto cortesía del artista y Neugerriemschneider, Berlín
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 24 de diciembre de 2016, p. 4

Florencia.

La migración, uno de los temas candentes de la actualidad, es explorado por Ai Weiwei (Pekín, 1957), en la primera retrospectiva del artista chino que se monta en Italia, en el Palazzo Strozzi.

Libre, exposición con curaduría de Arturo Galansino, concluirá el 22 de enero.

Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, estamos pasando por la más grave crisis humana de los recientes 25 años, provocando a su vez una debacle política que fomenta la entrada de las derechas nacionalistas.

El artista chino mundialmente famoso por su activismo y por el desafío al autoritarismo del gobierno de su país muestra la instalación Reframe (Replanteamiento) sobre la fachada del Palazzo Strozzi, que durante la inauguración el pasado septiembre propició encendidos debates.

De entre las 60 obras incluidas en esa exhibición, ésa es la más atractiva, formada por 22 balsas que enmarcan las correspondientes ventanas del primer piso del edificio, evocando la travesía de los migrantes en el Mediterráneo, que este año marca récord en el desembarque de indocumentados en Italia: 170 mil desde el primero de enero al 27 del pasado noviembre, emparejándose con Grecia, que desde los acuerdos con la Unión Europea (UE) y Turquía entrados en vigor en marzo de este año, con una drástica disminución de arribos en tierra helénica (datos del ISMU, Iniziative e Studi Sulla Multietnicità).

Por ser virulenta y porque remueve problemas que superan incluso la intención política del artista, su obra funciona.

Al ubicarse en los muros externos del museo, involucra activamente a la ciudadanía, pues fomenta el debate y la discusión. Aunque la instalación no sea particularmente aguda o insólita (ver Safe Passage en el Konzerthaus de Berlín, o Remembering, en el Haus der Kunst en Múnich), su efecto en Florencia ha resultado explosivo.

Por incomodar al observador

La obra secunda la postura política del ex primer ministro Matteo Renzi en su ciudad natal, frente a una UE indiferente al desembarque de migrantes en sus costas (en su mayoría africanos), que cierran las fronteras dejando a Italia sola, a lo cual se ha respondido amenazando con poner el veto de Italia en la revisión del presupuesto de la unión continental, al afirma que se necesita una reglamentación para los países que van en contra de la política europea irguiendo muros contra la inmigración.

Las balsas de Ai Weiwei –como enunció el artista en conferencia de prensa– no son las de color negro que transportan a los migrantes, sino las naranjas de salvación utilizadas por los italianos.

Fuocoammare de Gianfranco Rosi –imperdible documental, ganador del Oso de oro en Berlín y elegido para representar Italia en los premios Óscar– se mueve en esta temperie, mostrando la labor italiana en la acogida de migrantes en la isla de Lampedusa.

Desde un punto de vista meramente artístico, Reframe también ha incomodado a varios expertos de arte.

El edificio, con su perfección clásica, representa uno de los momentos cumbres del Renacimiento italiano y de la cultura occidental. La instalación es inevitablemente violenta, como si fueran panes chorreantes de mermelada lanzados sobre sus paredes. La irreverencia es sutil, pero potente. Sugiere una crisis de la hegemonía cultural occidental y su necesario replanteamiento que no deja de incomodar.

Desgraciadamente dentro del museo, la exposición no presenta una sola obra o reflexión dedicada a los refugiados, sobre lo cual el artista ha trabajado últimamente (como la muy criticada foto, que lo muestra a él mismo varado en la orilla de una playa de Turquía, imitando a Alan Kurdi, el niño sirio muerto, símbolo del drama de la migración), visitando los principales campos de refugiados de Medio Oriente y Europa. Tal vacío reduce la obra a un eslogan político sin fondo.

Decrece la aiweweimanía

La muestra Libre sigue el hilo de la aiweiweimanía, que sin embargo en la nueva lista de ArtReview de 2016 ha perdido posición, pues de ser el artista más influyente del mundo, como los museos señalaban con la finalidad de llenar sus salas, ha bajado a la décima posición.

A lo largo de toda la visita, se percibe el peso de su cuerpo monolítico, excesivo: desde la documentación fotográfica de su estancia en Nueva York, durante los años ochenta (que incluye algunos fetiches como el nécessaire o su impermeable) hasta los aiewiweísmos, sus frases célebres recopiladas en un libro.

Y aunque casi todo se centra en la obra que creó después de su denuncia por las muertes del terremoto de Sichuan en 2008, responsabilizando al gobierno chino por la utilización de materiales de mala calidad y el ocultamiento del número de muertos, cifra que se ubica en 70 mil víctimas.

Eso le traería infinidad de problemas, incluido el encarcelamiento de Ai Wewei en 2011, seguido por su autoexilio, hasta su exclusión de la bienal de Yinchuan, recientemente.

Sin embargo, ese episodio ha sido la tela de la mayoría de su obra posterior: instalaciones, documentarios, películas e incluso canciones. ¡Una saturación! Como lo son también la cantidad de exposiciones montadas, muchas antológicas, sobre todo en los dos años recientes por Europa.

En México, Ai Weiwei ha participado en el proyecto de la Ruta del peregrino, pues diseñó El santuario, mirador de descanso para los caminantes en la bajada del cerro de El Obispo, en Jalisco.

Además, en 2014 mostró cerca de la fuente del paraguas del Museo Nacional de Antropología las grandes Cabezas del Zodiaco, hechas en bronce como parte de un tour mundial de Ai Weiwei.

Desde 2015 el artista vive en Berlín y enseña en la Universität der Künste, donde se desempeña de profesor visitante.