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Hallazgo mexicano

El presidente de la sociedad Urania explica los detalles de la investigación a La Jornada

Descifran en el códice Voynich eclipse solar del siglo XV

La fecha de ese fenómeno coincide con la datación con carbono 14; sería un tratado sobre la naturaleza, dice el astrónomo

Editorial independiente española anunció que la Universidad de Yale la autorizó para crear y vender 898 réplicas del manuscrito; cada ejemplar costará 8 mil dólares

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Uno de los signos del zodiaco Voynich, correspondiente a Aries, señala la fecha 15 de abril si contamos los dibujos de mujeres como días, de acuerdo con especialistas de la SAU de Morelos. La fecha coincide con el eclipse anular de Sol del 15 de abril de 1409, asegura el astrónomo Andrés Eloy Martínez RojasFoto cortesía Sociedad Astronómica Urania
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Comparación del cielo durante el eclipse anular del 15 de abril de 1409 y el dibujo de códice Voynich, en la que se aprecia gran similitud con la posición de la cara lunar, cercana a la constelación de Tauro, además de los planetas Venus y SaturnoFoto cortesía Sociedad Astronómica Urania
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Fragmento del misterioso manuscrito, cuyo lenguaje todavía no es descifrado, señala el astrónomo Andrés Eloy Martínez Rojas a La JornadaFoto cortesía Sociedad Astronómica Urania
 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de enero de 2017, p. 2

El investigador Andrés Eloy Martínez Rojas, presidente de la Sociedad Astronómica Urania (SAU) de Morelos, da a conocer a La Jornada un hallazgo espectacular: el códice Voynich, también conocido como el libro más misterioso del mundo, contiene la descripción y fecha de un eclipse anular de Sol ocurrido el 15 de abril de 1409, el cual fue visible en el norte de Europa en su fase máxima y en el resto de ese continente como un eclipse parcial.

El códice Voynich, que data de la Edad Media, contiene grandes ilustraciones de plantas raras o inexistentes, símbolos astrológicos, estrellas, criaturas con formas de medusas, mujeres desnudas y demás enigmáticas figuras humanas. Muchas de sus páginas están escritas en lo que se considera una lengua hasta hoy desconocida.

Desde principios siglo XX, cuando su redescubrimiento fue muy difundido por el especialista lituano en libros antiguos Wilfrid M. Voynich, el texto ha desconcertado a especialistas de diversas áreas que no han sido capaces de descifrarlo ni determinar su origen.

El nombre del manuscrito se debe precisamente al bibliófilo, quien dijo haberlo hallado en la biblioteca de un colegio jesuita de Villa Mondragone, Italia. Compró el manuscrito a bajo precio, junto con otros libros antiguos, pues parece ser que la orden necesitaba desesperadamente el dinero para arreglar el colegio.

Las Pléyades, siete estrellas

El hallazgo de la SAU se dio luego de que enfocaron sus investigaciones a partir del reciente desciframiento del lingüista Stephen Bax del folio 68r del manuscrito medieval, donde se encuentra el texto llamado Taurus, así como la identificación del grupo de estrellas Pléyades, arriba de un dibujo de un sol o luna.

De acuerdo con el astrónomo Martínez Rojas, presidente de esa sociedad, luego de investigar mediante programas informáticos que simulan el cielo de cualquier fecha cuál fue el año en que se dio la configuración celeste plasmada en el Voynich, descubrió que el 15 de abril de 1409 habría ocurrido un eclipse anular de sol justo en la posición que señala el dibujo del citado folio 68r.

En esa sección, conocida como el zodiaco, existen dos dibujos de la constelación de Aries, y ambos indican la misma fecha, asegura el investigador.

En entrevista, el astrónomo mexicano considera que los datos no son ninguna coincidencia. Si vemos la información de manera separada parecen no decir nada, pero cuando introducimos el eclipse anular del 15 de abril de 1409 y vemos que la fecha está doblemente señalada en el códice Voynich todo parece cobrar sentido, pues la fecha del eclipse coincide con la datación más precisa de carbono 14 que se ha hecho del documento, realizada por la Universidad de Arizona, que indica que el códice Voynich habría sido hecho entre 1404 y 1438, con 95 por ciento de certeza.

La sociedad astronómica Urania pone así a debate una nueva teoría sobre el misterioso libro, con la esperanza de que ayude a descubrir su significado y a su enigmático creador, puntualiza Martínez Rojas.

El investigador recuerda que los eclipses en las postrimerías de la Edad Media y aun después “infundían temor y reverencia entre los habitantes de Europa, quienes ya contaban con tablas o calendarios sobre estos fenómenos celestes, tal como el Kalendarium, obra del astrónomo inglés Nicholas Lynn, publicado en 1386, donde se pronosticó el eclipse de 1409, que además resultó ser especial, pues sería el único anular visible en Europa en 75 años.

“Analizando el dibujo de la Luna con cara que se aprecia en el códice Voynich, justo en la posición que tenía el Sol el 15 de abril de 1409, junto a la constelación de Tauro ahora identificada en el manuscrito, se aprecia un anillo que rodea la cara de la luna, como sucede con un eclipse anular.

“Además, separada del grupo de siete estrellas que han sido identificadas como las Pléyades, existe otra más grande y brillante que podría ser el planeta Venus, el tercer astro más luminoso del cielo después del Sol y de la Luna, que durante la fase máxima del eclipse de 1409 se encontraba en esa posición y debió de ser visible a simple vista durante ese fenómeno.

“Abajo del sol eclipsado en el Voynich existe un grupo de tres estrellas, una de las cuales podría ser el brillante planeta Saturno, que también se encontraba en esa posición del cielo durante el eclipse anular que debió de ser espectacular.

Por tanto, es muy probable que sí, como lo perfiló Bax, el códice sea un tratado antiguo de historia natural que narra acontecimientos astronómicos de la época. Existen otras fechas en otros signos identificados con el zodiaco en el códice que examinaremos los próximos meses para comprobar si coinciden con otros fenómenos astronómicos de la época.

Teorías encontradas

En 2014 fue cuando se dio a conocer que el profesor Stephen Bax de la Universidad de Bedfordshire, Reino Unido, se convirtió en el primer lingüista en interpretar el código de ese documento, usando un método analítico y sus conocimientos sobre manuscritos medievales.

La historia narra que luego de que el bibliófilo Wilfrid M. Voynich compró el manuscrito a los jesuitas, envió copias del códice a varios expertos para que lo descifraran, sin resultados.

Actualmente el ejemplar pertenece al acervo de la Universidad de Yale, catalogado como el ítem MS 408 en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos, institución que mantiene acceso restringido al documento.

Las investigaciones de Bax dieron un poco de luz y confirmaron que el documento no es un fraude, y perfilaron que podría ser un tratado sobre la naturaleza, escrito en alguna antigua lengua de Asia u Oriente próximo, en contraposición a otra teoría que indica que podría tratarse de una obra de juventud de Leonardo da Vinci.

Además de identificar algunas plantas y estrellas representadas, así como comparar las palabras del texto que acompañaban las ilustraciones con sus nombres en otros manuscritos medievales en árabe y otras lenguas, el estudioso inglés logró descifrar 10 palabras, entre ellas, enebro, cilantro, Tauro (Taurus) y azulejo.

En agosto pasado, la pequeña editorial independiente española Siloé anunció que luego de una década de negociaciones, consiguió que la Universidad de Yale le otorgara los derechos para crear y vender 898 réplicas del manuscrito Voynich, las cuales estarán listas y a la venta en 2018 y tendrán un costo aproximado por ejemplar de 8 mil dólares.

En una entrevista con la BBC Mundo, el editor Juan José García Gil aseguró que ya están prevendidos 300 libros.

No obstante, también existen quienes se niegan a confiar en el valor del códice, como el lingüista escocés de la Universidad Keele de Reino Unido, Gordon Rugg, quien en 2003 presentó la hipótesis según la cual el Voynich es simplemente una estafa, muy bien elaborada, que nada tiene que ver con una cultura desconocida.

El engaño habría sido realizado entre 1551 y 1558 por el médium inglés Edward Kelly, probablemente con la ayuda de su patrón John Dee, con el único propósito de obtener dinero del emperador Rodolfo II, quien habría pagado unos 600 ducados por el libro.