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Partido emocionante en la fecha 11, luego del receso obligado por el paro de árbitros

América asesta primera derrota de la temporada a Pumas en CU

Tras ir abajo 2-0, los locales alcanzaron el empate y cuando se veía más cerca la remontada, Domínguez rescató a las Águilas

Reclamos al silbante por una falta que derivó en gol de Oribe

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Pumas y América cumplieron expectativas en el estadio Olímpico UniversitarioFoto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Lunes 20 de marzo de 2017, p. 2

Pumas acostumbra a jugar con el riesgo y a contracorriente. Ayer, después de una desventaja de dos goles en la primera mitad, los auriazules regresaron para regalar uno de esos segundos actos que emocionan a sus seguidores, pero el tiempo no alcanzó para remontar. Cuando parecía que la hazaña estaba al alcance de la mano se escabulló de manera sorpresiva y Pumas perdió 3-2 ante América, lo que además significó la primera derrota del torneo en Ciudad Universitaria.

Después de la pausa por el conflicto con el gremio de árbitros, la jornada 11 tenía reservado uno de los duelos más esperados del torneo. Un paréntesis oportuno para que el América repensara sus estrategias tras el empate ante León y la pérdida de Pablo Aguilar por el incidente que desató el problema con los silbantes.

Pumas tenía un panorama mucho más amable. La victoria que le impusieron a Santos los dejó con el ánimo para añorar el ascenso en la zona de clasificación y de una vez sacudirse la estadística de más derrotas que victorias en Ciudad Universitaria.

Sin desperdicio. Apenas escucharon el silbato salieron como poseídos. Nadie estaba dispuesto a conceder nada. Pumas de inmediato se metió al área de los de Coapa. La defensa alcanzó a ordenarse para detener a Jesús Gallardo, quien se desmoronó al sentir el contacto de los adversarios.

El América tampoco se conformó con el papel de equipo visitante, especulador, administrativo ante los esfuerzos del rival y atento al disparo en contragolpe. Salió sin complejos a buscar la portería, aunque un poco balbuceante al acercarse a la zona.

La tensión creció y, como si eso sirviera de inspiración, los locales empezaron a desdoblarse en elaboraciones caprichosas, pero siempre ofensivas. También comenzaron a notarse los jugadores claves. Ahí es donde emerge Nicolás Castillo como el depredador infalible.

Un descuido de la zaga del América fue aprovechada por Gallardo, quien envió un centro al área para Castillo, pero al chileno se le escapó la presa. Ante el portero Agustín Marchesín resolvió un remate descompuesto que se fue por encima del travesaño.

El América se salvó y hasta ese entonces no había logrado nada que pusiera en aprietos a los locales. Pero la lógica en este juego parecía definida por el capricho. Silvio Romero se hizo de la pelota y desde la esquina derecha del área disparó para abrir el marcador, al minuto 32.

El tanto fue una provocación para los universitarios; de inmediato buscaron responder con más fuerza de voluntad que precisión. Hubo minutos de forcejeo en los que el siguiente tanto pudo ser en cualquier portería. Pero en el embate, las circunstancias funcionaron para el América. Oribe Peralta culminó una veloz llegada por la izquierda, en la que Osmar Mares le filtró el balón, el delantero controló, encaró a Saldívar y cruzó un tiro perfecto para el 2-0, al minuto 45, la última de la primera parte.

Durante la jugada los universitarios reclamaron una falta sobre Gerardo Alcoba, por lo que antes de marcharse a los vestidores corrieron para alcanzar al árbitro Marco Antonio Ortiz, pero éste se mantuvo impasible ante los reclamos.

Apenas regresó a la cancha, Pumas se echó encima al adversario. La voluntad de reparar la deshonra ante su afición funcionó poco después. Josecarlos van Rankin dio la pelota a Castillo, quien esta vez regresó a su versión más instintiva y con un remate de cabeza desde el costado izquierdo logró meter el primero de los auriazules al minuto 52.

Fue una bocanada de alegría para los seguidores universitarios. El equipo reaccionó como si recibiera una descarga eléctrica. Pablo Barrera se atrevió a tirar y el balón se fue por abajo, por lo cual Marchesín tuvo que demostrar por qué llegó a Coapa.

El conjunto universitario parecía que se multiplicaba por obra del orgullo y el entusiasmo. Entonces Castillo robó la pelota y se escapó casi desde la media cancha; cuando enfiló al área disparó antes de que la marca lo alcanzara. El tiro no fue uno de los mejores de su repertorio, pero Marchesín no alcanzó a atajar el empate 2-2.

Después vino un asedio auriazul en el que si no llegó la remontada fue porque Marchesín lavó su honra con un par de atajadas que parecían destinadas a las redes. Ya sea con los esfuerzos de Javier Cortés o de Darío Verón, el arquero cumplió su trabajo.

El América tuvo algunos fogonazos, pero en ese momento parecía más susceptible de aceptar otro tanto. El final se aproximaba y Pumas junto a su afición estaban desbordados. La hazaña parecía cerca. Pero otra vez esa lógica cruel deshizo todo de un manotazo en una jugada compleja, con un choque de Oribe que permitió abrir un hueco y la aparición luminosa de Cecilio Domínguez, quien se llevó la pelota como si gritara a sus compañeros que él sí sabía qué hacer con ella. Y lo hizo: anotó el gol de la victoria.

El equipo de Coapa se acercó a zona de clasificación al subir al noveno puesto de la tabla, con 14 puntos. Pumas se quedó con esa misma cantidad de unidades, pero ocupa el octavo peldaño.

El entrenador Francisco Palencia desestimó la derrota como un motivo de alarma. Aseguró que está satisfecho por la manera en que jugó su equipo.

Lamentablemente el futbol es así, en tres contragolpes ellos anotan, dijo Palencia. No me preocupan esos goles porque fueron producto de contragolpes. Nosotros nunca jugamos al contragolpe y ellos sí.

Palencia admitió que al final del primer tiempo alcanzó al árbitro para preguntarle si había visto la falta sobre Alcoba.

No me quiso responder. Los que evalúen las actuaciones de los árbitros tienen que tomar conciencia.

Abraham González dijo que cuando interpeló al silbante éste reconoció que había sido una falta. A los compañeros los sancionan un año, pero a ellos no les pasa nada. En fin, es lo que hay.

Pese a la tensión entre estas aficiones y algunos conatos de bronca, el duelo no tuvo incidentes mayores. Fueron detenidas 79 personas antes y después del partido, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México. La mayoría por riña, golpes, portación de artefactos explosivos (como cohetones) y alteración del orden público; el resto, por reventa.