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Cuando todo era para siempre, título de la novela más reciente de Federico Traeger

Satiriza narrador “el refinamiento y la aristocratización de una familia”
 
Periódico La Jornada
Martes 25 de abril de 2017, p. 6

Lingotes de oro, arcones llenos de centenarios, maletas retacadas de dólares, portafolios con títulos de inmuebles, playas y villas, cuadros de la escuela florentina, esculturas de la antigua Grecia, cabezas jíbaras, piezas centenarias de marfil, armas medievales, instrumentos de tortura, colecciones de monedas extintas, piedras preciosas y un huevo de pterodáctilo petrificado son algunos de los tesoros e inmensa fortuna que heredó una familia de clase media mexicana de finales de los años 70 del siglo pasado.

Ese clan protagoniza Cuando todo era para siempre (Alfaguara), la novela más reciente de Federico Traeger (Ciudad de México, 1958).

De acuerdo con el autor, se trata de una historia delirante, satírica, irreverente y sarcástica, en una atmósfera llena de excesos, desplantes de prepotencia e inevitables ridiculeces.

La trama implica a dicha familia de clase media mexicana que recibe una herencia inconmensurable de unas tías alemanas, Greta y Gerta, con una condición: refinarse, sofisticarse y europeizarse, convertirse en una especie de aristócratas.

Delirantes vicisitudes

La novela narra las delirantes vicisitudes que acontecen durante ese proceso de refinamiento y aristocratización.

La familia la integran: la madre, de nombre Victoria, a quien le dicen Vichi; ésta, fascinada con sus abrigos de piel, adquiere un viñedo en Burdeos, con todo y sommelier (experto en vinos), y el padre, quien compra un equipo de futbol y como sostiene un affaire con una chica en París, acaba comprometiéndose a adquirir un circo. Los dos hijos son: el Nenito, “un desmadre de cuate que se atasca de mota, a quien le da por ser director de cinéma vérité, con tintes porno” y Fernando, el narrador de la historia, quien estudió diseño, pero quien también se enamora en París de una chica flaquita que toca el acordeón, muy loca y mala, a quien sin embargo le produce un disco en los célebres estudios Abbey Road.

Hay también un medio hermano, de cuya existencia la familia no tenía ni idea y a quien reciben junto con la herencia. Su pasado y linaje son un poco oscuros y su característica es ser hermoso, perfecto y sofisticado.

La intención de escribir esa historia de manera satírica e irreverente, explica el autor, es poner de relieve la cuestión de lo ario como lo ideal, es decir, se les podrá perdonar no ser de raza aria, siempre y cuando tengas un hermano que sí lo es, un apellido ario y aristocrático. Eso es un poco con lo que se juega en la novela.

De igual manera se hace referencia a que no necesariamente es algo maravilloso recibir tan cuantiosa herencia: qué le pasa a un pobre cerebro humano cuando se debe enfrentar a ello, comenta Traeger. En la historia hay personajes que se tuercen totalmente y otros que acaban siendo los más sensatos.

Para el escritor, el dinero es como si fuera un vaso con agua y los personajes una pastilla de Alka Seltzer. Los echas al agua y ves cómo se diluyen.

Dentro de la novela, explica el autor, hay una frase que de cierta forma es reflejo de lo que ocurre: Papá usaba el dinero para evadirse, mientras mamá lo utilizaba para asumirse.

Al respecto, concluye, hay quienes se escapan de la realidad por el dinero y quienes piensan: ahora que tengo dinero puedo ser yo mismo, más que nunca. Cuando todo era para siempre, de Federico Traeger, será presentada este jueves a las 19:30 horas en la librería Gandhi (Miguel Ángel de Quevedo 134).