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México SA

La economía se desinfla

Recortan crecimiento

Remesas crecen 8.8 por ciento

D

e nueva cuenta la arenga oficial no soportó el mínimo cotejo con la realidad. Tras los sismos, huracanes y conexos que en septiembre azotaron varios estados de esta República de discursos, el aparato propagandístico difundió la buena nueva de que tales desgracias no afectarían el sólido comportamiento económico ni modificarían las proyecciones para 2017 y 2018, último de la administración peñanietista.

Eso presumió, pero más tardó en divulgarse dicho mensaje que los especialistas consultados por el Banco de México (BdeM) en recortar, precisamente, las proyecciones que en Los Pinos y Hacienda aseguran que no sufrirían alteración alguna por las causas señaladas.

De entrada, ayer el tipo de cambio peso-dólar trepó a 18.71 por uno en las instituciones bancarias que dicen confiar en el gobierno, mientras el BdeM difundió su más reciente encuesta –correspondiente a septiembre– entre 36 grupos de análisis y consultoría económica del sector privado nacional y extranjero, en la que destaca el recorte por ellos aplicado –otra vez– a las proyecciones oficiales que permanecerían intactas.

Tales especialistas evaluaron que 2017 cerraría con una tasa de crecimiento de 2.1 por ciento, y 2018 –año de elecciones federales– no pasaría de 2.2 por ciento (ya entrados en gastos, también redujeron la expectativa para 2019: de 2.42 a 2.38 por ciento). Entonces, de ser correctas tales estimaciones, la tasa anual promedio de avance en el sexenio peñanietista sería de 2.05 por ciento, o lo que es lo mismo, nada para el tamaño de las urgencias nacionales, ahora condimentadas con los efectos negativos de terremotos y huracanes.

Por cierto, en plena euforia oficial por la aprobación del paquete reformista, el gobierno peñanietista prometió a los mexicanos que la economía nacional comenzaría a crecer 5 por ciento anual, algo que, desde luego, no sucedió. En vía de mientras, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico realizó un ejercicio en torno a la reconstrucción y reactivación de la economía de México, un compromiso social de la empresa nacional, del que se toman los siguiente pasajes.

La situación de contingencia económica y social que se vive en las zonas afectadas por los sismos y huracanes se puede enfrentar mediante una estrategia de colaboración pública-privada que tenga como eje la utilización de lo Hecho en México.

La reactivación económica y la reconstrucción de infraestructura, vivienda, escuelas y hospitales dañados es un tema de seguridad nacional y de compromiso social que debe enfrentarse con una visión productiva por el bienestar del país. La pérdida de hogares y empleos, de centros de atención social y de infraestructura productiva requiere de una estrategia colaborativa que además permita fortalecer las capacidades internas de México.

El compromiso social del sector privado mexicano no solamente se ha mostrado en esta lamentable coyuntura, sino que ha sido una constante que ha acompañado la historia de México tanto mediante las inversiones productivas que realiza como por medio del empleo formal que genera.

Lo anterior ha permitido construir los lazos de fraternidad y solidaridad que caracterizan a la sociedad mexicana, vínculos que se deben refrendar y reforzar para propiciar que el país pueda superar este momento en función de un nuevo acuerdo social basado en los lazos solidarios que existen entre su población.

Para ello, se propone que la estrategia de inversión pública a implementar sea en función de lo Hecho en México; es decir, con un contenido ciento por ciento nacional. ¿Por qué hacerlo? Porque es la mejor forma de crear empleo y generar crecimiento en un momento de emergencia causada por los desastres naturales. Si la inversión pública propicia un círculo virtuoso de inversión y consumo interno, podrá alcanzar a un número mayor de familias por medio del empleo que ello implica.

México debe confiar en México. Hombro con hombro la inversión pública puede acompañar a la privada, porque el beneficio es para la población, tanto en forma de empleo como de mayor cre- cimiento. El resultado es desarrollo económico, la mejor fórmula para solucionar la situación de emergencia que se vive en las zonas afectas por los desastres naturales.

El objetivo debe ser potenciar la reconstrucción y la reactivación económica en las regiones afectadas, sin que ello se traduzca en programas de asistencia social ni endeudamiento improductivo, que no sean sustentables en el tiempo. La creación de empleo, mediante la inversión pública y privada, es la clave. Inversión para crecer y generar bienestar en las zonas afectadas.

Si el contenido nacional de la inversión pública destinada a la reconstrucción de las regiones dañadas por los sismos y los huracanes en México es de ciento por ciento, los efectos sobre la economía son: por cada 10 mil millones de pesos de inversión pública el producto interno bruto total se incrementa en 17 mil millones de pesos: se generan 24 mil empleos formales; lo anterior significa que si se destinan 40 mil millones de pesos en inversión pública a la reconstrucción, el PIB crecerá en 68 mil millones de pesos. Además, se crearán 96 mil empleos formales. Lo anterior incentiva a la inversión privada, la que genera 86 por ciento del valor agregado y más de 90 por ciento del empleo.

Debe pasarse de la destrucción causada por la naturaleza a la construcción de un mejor futuro causado por lo Hecho en México, a partir del esfuerzo solidario de nuestra sociedad. Si además se encarga la reconstrucción a empresas nacionales y arraigadas en las regiones citadas, se puede profundizar el efecto antes mencionado gracias al empleo de mexicanos que habitan en dichas zonas: no se requerirá de transferencias, los beneficios económicos llegarán por medio del empleo y el salario asociado a la sinergia de inversión público-privada creada.

Nuestro país requiere lo mejor de toda su población, y lo Hecho en México es la mayor muestra de ello, es la asociación de la capacidad de producir que tienen los trabajadores mexicanos en las empresas privadas y públicas que existen en el país. Si nuestros productos compiten en el extranjero gracias a su calidad, ¿por qué no han de ser utilizados en la reconstrucción y la reactivación de México?

Las rebanadas del pastel

Y los paisanos no aflojan: en agosto, las remesas sumaron 2 mil 469 millones de dólares, 8.8 por ciento más que en igual periodo de 2016. En ocho meses de 2017 el acumulado se aproximó a 19 mil millones de billetes verdes.

Twitter: @cafevega