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Trimpin, el mejor intérprete del compositor

Testimonio personal sobre Nancarrow
 
Periódico La Jornada
Jueves 23 de noviembre de 2017, p. 6

Berlín, años 70 del siglo pasado, azarosamente el artista sonoro Trimpin escucha en la radio una música nueva, compleja y fascinante.

Desde entonces se convirtió en admirador del compositor Conlon Nancarrow, a quien tras años de investigar, al fin conoció y entablaron una relación de trabajo y amistad que duró más de una década, en la que crearon máquinas que reproducen música y retan las posibilidades de la ejecución humana, relata Trimpin en entrevista con La Jornada.

Esta noche, en la Casa del Lago, Trimpin (1951) ofrecerá el recital Dedos mecánicos; ahí activará el Vorsetzer, su escultura cinética con la que hace más de cuatro décadas inventó un proceso para transformar los rollos para piano mecánico de Nancarrow en datos digitales, que ahora han sido convertidos en archivos MIDI. Antes dará una conferencia sobre su trabajo. El sábado, de nuevo, hará un concierto en esa sede.

Organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Festival Vértice: experimentación y vanguardia rinde el mayor homenaje a Conlon Nancarrow (1912-1997), músico de origen estadunidense y naturalizado mexicano, quien, perseguido por sus ideas comunistas y su participación en la Guerra Civil española, eligió vivir en México, donde desarrolló gran parte de sus innovadoras creaciones para piano mecánico.

Fue un visionario

La Cátedra de Creación Musical forma parte de esas actividades, en las que Trimpin es uno de los invitados. Tras su conferencia en la Escuela Nacional de Música, en medio de un salón de clases vacío, conversa sobre su labor para rescatar y revalorar el trabajo de Nancarrow, a quien sin duda considera un visionario.

Dedicado a tan singular compositor, también se programó un concierto que recurre a los Estudios interpretados en un piano mecánico muy semejante al que tenía Nancarrow, mesas redondas, conferencias, una exposición y un taller de escritura sonora, impartido por Trimpin, con el título Nancarrow y las máquinas musicales desde el Renacimiento hasta el reproductor de MP3. Dirigido a interesados en construir artefactos que se activan en movimiento gracias al entorno sonoro, muestra las nociones de diseño, arte, sonido y física, todo relacionado con el legado de Nancarrow.

En su primer viaje a México en 1979, “para turistear”, el artista alemán encontró en una guía telefónica la dirección de ese hombre al que tanto admiraba. Llegó hasta la puerta, azul en ese entonces, del estudio de Nancarrow en la colonia Las Águilas, la misma que diseñó para su amigo Juan O’Gorman. A pesar de la emoción, no se atrevió a tocar.

Tras años de escribirle para pedir una cita y mostrarle su trabajo, también con máquinas que recreaban notas musicales, fue en los años 80 cuando recibió un mensaje, cuando estaba en Ámsterdam: Conlon Nancarrow lo quería conocer. En esa cita sorpresiva por fin pudo enseñarle sus máquinas, con las que en cuestión de minutos construía y traducía la música que a Nancarrow le tomaba semanas de picar artesanalmente los rollos para sus pianos mecánicos.

Muchos decían que era alguien grosero al trato, recuerda. En contraste, conoció a un hombre cálido con quien durante sus visitas a México pasaba largas horas conversando, no sólo sobre música, sino de arte o filosofía en una abrumadora biblioteca. Incluso de comida, entre esos temas, el café, ya que Nancarrow era gran conocedor, tanto, que tostaba sus propios granos.

El documental Trimpin: el sonido de la invención, así como el libro biográfico Artilugios de arte y sonido, documentan el trabajo de este artista y escultor del sonido, quien ha vivido fascinado por las únicas y complejas creaciones de Nancarrow y ahora pretende preservar y mostrar a los nuevos públicos en la era de Spotify y Apple Music.