Opinión
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México SA

Estados: deuda explosiva

Pueblos cargan el fardo

Ingenios: como siempre

C

omo sucede en el plano federal, los gobernadores de las entidades de la República (salvo Tlaxcala) han sido generosos a la hora de endeudar a sus respectivos habitantes, al grado que les multiplicaron por cuatro la deuda y los condenaron a pagar crecientes cantidades de aquí a cuando menos los siguientes 20 años. Todo, para que la economía de los estados permanezca en la mediocridad, y a la baja el nivel de bienestar de la población.

De acuerdo con información del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados (de la que se toman los siguientes pasajes), al cierre del cuarto trimestre de 2017 el saldo de la deuda pública por habitante fue de 4 mil 700.9 pesos (promedio; la deuda federal se cocina aparte), monto más de cuatro veces superior a la de 2002, cuando tal adeudo per cápita fue de mil 123.8 pesos. Lo anterior equivale a una tasa media de crecimiento anual, en términos reales, de 5.1 por ciento (contra 2 por ciento de crecimiento económico).

En 2002 el saldo de la deuda de las entidades federativas (denominada subnacional) ascendió a 116 mil 218.4 millones de pesos, y al finalizar 2017 se aproximó a 580 mil 645 millones, lo que representa un incremento de 150.7 por ciento en términos reales (ya descontada la inflación).

Si el saldo de dicho débito se mantiene en ese nivel (lo que a todas luces no sucederá, porque el ritmo de endeudamiento se mantiene al alza), el futuro de los habitantes de los estados fue empeñado por sus respectivos gobernadores: 28 de las 32 entidades federativas deberán pagar crecientes cantidades por concepto de intereses y amortización de capital.

Por ejemplo, los habitantes de Quintana Roo están encadenados por tal concepto hasta 2038 (siempre y cuando la deuda no se incremente un centavo); los de Nuevo León a 2037; veracruzanos y coahuilenses en 2036, y chilangos, mexiquenses y sonorenses hasta 2032. Los tlaxcaltecas son los únicos que, oficialmente. no tienen problemas de esta naturaleza.

A partir de 2010 el saldo de la deuda de los estados por tipo de acreditado integra los montos no registrados correspondientes a emisiones bursátiles y fideicomisos, por lo que las cifras de dicho débito registran mayores saldos. Con ello el monto de adeudo pasó de 58 a 85.3 por ciento del total de la deuda subnacional, un incremento de 27.4 puntos porcentuales, en tanto que la deuda de los municipios disminuyó su participación en 3.4 puntos porcentuales.

Considerando el tipo de acreedor, el aumento en la deuda subnacional durante la pasada década se explica por el incremento de los recursos provenientes de la banca múltiple (privada), ya que del cuarto trimestre de 2007 al mismo periodo de 2017 su participación en el total de la deuda se incrementó 12.4 puntos porcentuales, mientras la banca de desarrollo (gubernamental) y las emisiones bursátiles la redujeron en 5.8 y 8 puntos porcentuales, respectivamente.

Por lo que toca al tamaño de la deuda per cápita por estado, al cierre de 2017 la de Nuevo León fue la mayor de las 32 entidades federativas: 13 mil 621 pesos. Le siguen Quintana Roo (13 mil 374), Chihuahua (13 mil 163), Coahuila (12 mil 100) y Sonora (9 mil 642). Tales estados figuran como los de mayor nivel de endeudamiento, con montos superiores en más de dos veces al promedio subnacional.

Los estados con mayor endeudamiento como porcentaje del PIB son Chihuahua, con un saldo de la deuda subnacional de 9.2 por ciento; Quintana Roo, 7.5; Chiapas, 5.7; Coahuila, 5.6, y Sonora, 5.2. Sobresale Chihuahua al presentar una deuda tres veces mayor al promedio subnacional que se ubicó en 3 por ciento.

Respecto de los ingresos totales, entre las entidades federativas más endeudadas en el periodo de referencia están Chihuahua con 78.3 por ciento de sus ingresos totales; Nuevo León, 75.9; Coahuila, 72.8, y Quintana Roo, 71.2 por ciento.

El saldo de las obligaciones financieras como porcentaje de las participaciones federales pagadas a las entidades federativas al cuarto trimestre de 2017 registró un promedio de 79.3 por ciento. Los estados que presentan los porcentajes más elevados son Quintana Roo, 232 por ciento; Chihuahua, 223; Nuevo León, 213; Coahuila, 212, y Sonora, 145.

En los pasados 15 años el saldo de las obligaciones financieras inscritas en el Registro Público Único a cargo de la Secretaría de Hacienda se incrementó en más de 464 mil millones de pesos en términos nominales, al pasar de 116 mil 218.4 millones al cierre de 2002 a 580 mil 645 millones en 2017, de tal suerte que en este periodo y en términos reales el crecimiento fue de 150.7 por ciento. Nominalmente el aumento fue de 400 por ciento.

El saldo total de la deuda subnacional se distribuye de forma heterogénea, siendo las más endeudadas, en términos absolutos, la Ciudad de México con casi 78 mil millones de pesos; Nuevo León, 71 mil 232; Chihuahua, 49 mil 785; Veracruz, 49 mil, y estado de México, 45 mil 283. Estos cinco estados concentran 50.5 por ciento de tal débito. En sentido opuesto, destaca Tlaxcala. que no presenta endeudamiento.

En la pasada década la composición de la deuda subnacional por tipo de acreedor ha sufrido modificaciones, pues se ha favorecido a la banca privada y se ha reducido la correspondiente a la del Estado. Ésta baja su participación de 30 por ciento al cierre de 2007 a 24.2 por ciento al finalizar 2017. Por el contrario, la participación de la banca múltiple pasa de 47.2 a 59.6 por ciento durante el mismo periodo, lo que significa un incremento de 12.4 puntos porcentuales.

Así, la mayor participación de la banca privada en la deuda de las entidades federativas coincide con una tendencia alcista en el monto de ese débito, de tal suerte que se puede argumentar que ella es el concepto que explica el crecimiento de la deuda subnacional (151 por ciento en términos reales) y, por ende, en el endeudamiento de los habitantes de sus estados.

Las rebanadas del pastel

Privatizados por Salinas, rescatados por Fox (con recursos públicos, desde luego) y devueltos al capital privado por el tal Jelipe, de cualquier forma el perfil de los ingenios azucareros no se modifica: dueños multimillonarios y trabajadores en la miseria. Y lo que hoy acontece en el ingenio Emiliano Zapata, en Zacatepec, Morelos, sólo confirma la regla (hasta el machete con el que cortamos la caña lo tenemos que comprar de nuestro bajo salario, denuncian los jornaleros).

Twitter: @cafevega