Activistas por los derechos de los migrantes en Estados Unidos señalaron que el proceso para tramitar y dar de alta la credencial de elector de los mexicanos que viven en este país fue caótico, lo que generó que miles de personas desistieran de su derecho a obtener este documento, por lo que no podrán sufragar el próximo primero de julio.

Indicaron que el Instituto Nacional Electoral (INE) no consideró el contexto de los migrantes en Estados Unidos, ni su forma de vida ni que muchos no hablan español o menos aún manejan la Internet.

Los trámites fueron largos y complicados, por lo que estimaron que entre 15 y 20 por ciento de quienes los iniciaron no los concluyeron y sólo contarán con la credencial de elector, pero está no estará activada para poder votar en el próximo proceso electoral. Calcularon que unas 200 mil migrantes podrán sufragar, cifra muy por debajo de los casi 12 millones de connacionales que hay en este país.

Susana Mercado, del colectivo Migrante Vota, detalló que la campaña del INE para que los mexicanos en el exterior puedan votar se limitó a transmitirse por vías institucionales, es decir, en las sedes de los consulados. Esto no sirve de mucho, porque éstas se ubican en las principales ciudades de Estados Unidos, y la gente no vive ahí, sino en sitios pequeños donde está la pizca. Si realmente quisieran que funcionara, la estrategia debería ser otra: llegar a las comunidades, a las iglesias, a los campos, a los grupos de apoyo, que es donde están realmente los migrantes.

El proceso para tramitar la credencial de elector en el extranjero concluyó el 31 de marzo, y la logística no fue la mejor. Los connacionales perdían varios días de trabajo, muchos recibieron el documento incluso semanas después de lo prometido y la activación del mismo fue engorrosa, pues se hacía por Internet o por teléfono e implicaba muchas horas.

Maru Mora, con más de 25 años residiendo en Estados Unidos y quien colabora en la organización Abogacía Latina, enlistó las dificultades a las que se enfrentaron los mexicanos migrantes en aquel país para tramitar y obtener su credencial de elector.

Los pasos se debían seguir por Internet o vía telefónica. Y ambas opciones implicaban horas de espera y procedimientos engorrosos: en el primer caso la página web era compleja, se solicitaba un número particular para dar de alta la credencial, pero ni las indicaciones del folleto del INE ni en el sitio web se nos informaba dónde aparecía ese número. En tanto que por teléfono había que esperar hasta horas a que alguien atendiera las llamadas.