México D.F. Martes 1 de julio de 2003
Marco Rascón
Otra izquierda es necesaria
Contra quienes sustituyeron los principios, la ética política, el ejercicio de la crítica, el debate sistemático y metodológico de la realidad; contra quienes prescindieron del trabajo intelectual, la militancia, los luchadores sociales y el desarrollo ideológico, que cambiaron por un Estado Mayor de manicuristas, peinadoras, estilistas, modistos, masajistas, publicistas, cortesanos, arribistas, resentidos, pragmáticos, operadores y encuestadores... es que se plantea la necesidad de otra izquierda.
La "izquierda de la imagen" fue adquirida por la oligarquía; luego, ambas apostaron que la mascarada duraría mucho más tiempo. A esta izquierda hoy la respaldan y avalan empresarios que se dicen nacionalistas, pero que surgieron y se beneficiaron de la globalización salvaje. La condición que impusieron a la izquierda de la imagen fue que desarticulara, desmovilizara y cambiara plazas y calles, escenarios naturales de la resistencia y la alternativa por espacios en la mediocracia y votos a través del rating.
Si hoy la izquierda reaparece no sólo con propuestas, sino con capacidad de convocatoria y movilización, cambiaría no nada más los términos de la situación interna del país, sino el papel mismo de México ante el mundo.
La izquierda del maquillaje y la imagen perdió coherencia y voluntad para impulsar por sí sola mínimas reformas. De su primer objetivo: "humanizar el neoliberalismo", a convertirse en empleada de los oligarcas, no hubo más que un paso. El viejo reformismo en que se ostentaban las burocracias de izquierda para defender una supuesta madurez y avances, ha terminado en una gran farsa que hace reír a quienes les conviene presentar el sistema de partidos actual como la "normalidad democrática" y la transición en la que están representadas derechas y dóciles izquierdas, subordinadas a un supuesto centro político, representado por los grupúsculos del poder económico.
Otra izquierda es necesaria para reorganizar y sembrar el campo ideológico, reconstruir la práctica política a partir de ideas, principios y programas de largo plazo. Este proceso deberá darse a saltos, no necesariamente de manera gradualista, pues para fertilizar la reconstrucción deberá foguearse en las condiciones sociales, económicas y políticas concretas.
Esto implica hacer un uso sistemático de la iniciativa política en todos los frentes: recuperar la memoria, la historia, los principios y las formaciones políticas y sociales. Implica reconstruir los movimientos sociales, las tareas reivindicativas y la unidad de acción que permita generar alianzas basadas en la lucha, no en simulaciones ni en el reparto de prebendas o prerrogativas.
La izquierda debe volver a arriesgar, no ir a la cola de los cambios impuestos por el neoliberalismo. Debe tener una identidad programática propia que penetre en la sociedad y para ello deberá contar con medios de difusión y propaganda propios, pues la mayoría de los actuales los concentra la misma oligarquía dictatorial.
Otra izquierda es necesaria y deberá resurgir de diversos segmentos de la izquierda no comprometida con el esquema de transición oligárquica. Incluye tanto a la izquierda anticapitalista como a la que hoy se plantea rescatar al PRD de su maridaje con el salinismo, el priísmo y los sectores de derecha. Esa otra izquierda deberá rearticularse autocríticamente mediante un nuevo sistema de convicciones para producir ideas, cohesionar prácticas políticas y poner en tela de juicio no sólo el oportunismo pragmático, sino la cultura del sectarismo y el marginalismo.
Pasadas las elecciones y de cara al proceso de rescate del PRD, la perspectiva de un frente amplio deberá generar iniciativas como el Paro Cívico Nacional en defensa de la industria eléctrica y petrolera con un sentido alternativo de reforma del Estado no coordinado por el invencible y poderoso partido empresarial que inflitró y subordina a todos los partidos. Este frente deberá incluir a todas las formaciones de izquierda, nacionalistas, democráticas y progresistas del país para reconstruir una fuerza política que sea referencia para todas las luchas de los mexicanos.
Otra izquierda es necesaria, porque existe gran vacío político y de poder en México. Porque los actores actuales de la izquierda de la imagen se hicieron cómplices y con tal de avanzar se sometieron a las reglas de una gobernabilidad que funciona plácidamente para los hombres de los monopolios, la usura y la especulación económica. Otra izquierda es necesaria también para impulsar el rescate del PRD y de la izquierda en su conjunto. [email protected] |