Deportes
Ver día anteriorMartes 25 de octubre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

A pesar de tener 10 años en el boxeo le falta ser reconocida

La Bronca Arrazola confía en lograr mejores sueldos tras ganar en Viena
 
Periódico La Jornada
Martes 25 de octubre de 2016, p. a14

La maternidad llevó a Ana La Bronca Arrazola al boxeo profesional. La llevó al gimnasio en Tlanepantla para recuperar la condición, después de parir a la última de sus tres hijos hace 15 años, y su esposo Juan Carlos Contreras se convirtió en su entrenador. Ahí empezó sus rutinas y ahí mismo se le contagió el germen que la hizo debutar hace una década. Desde entonces mantiene vida de peleadora y madre, que le inspira disciplina y paciencia.

El sábado reciente tuvo uno de sus momentos más exitosos como boxeadora al vencer a la alemana Raja Amasheh por decisión unánime en Viena, Austria, para avanzar a la semifinal del torneo que organizó el CMB, de donde saldrá ganadora del cinturón diamante y será considerada la mejor en peso mosca.

Ganar fuera de México y la posibilidad de conquistar el cinturón diamante me abre puertas para darme a conocer, porque llevo 10 años en este negocio, pero no soy reconocida ni tengo la atención que reciben otras boxeadoras, cuenta la veterana pugilista.

Lo que recuerda no suena a lamento. En realidad se nota muy optimista tras la victoria del sábado y tiene confianza de que eso le permitirá mejorar sus condiciones a la hora de negociar los contratos.

Ana no es una de las pioneras del boxeo femenil en México, pero es de la generación que siguió sus pasos. Ha visto cómo de manera gradual y a veces lenta ha cambiado la situación del boxeo de mujeres en este país. Si antes las púgiles mexicanas migraban a Estados Unidos para tener peleas, ahora este mercado atrae peleadoras de distintas regiones del mundo.

Noto los cambios, sobre todo en el dinero que ganamos, aunque sigue existiendo una distancia enorme entre lo que ganan los hombres, se paga mejor el boxeo femenil, considera.

El problema para ella es que su nombre sea más comercial, que su reconocimiento le permita exigir mejores salarios, porque con lo que gana hoy en sus peleas aún no podría mantener ella sola a su familia.

Pero la economía de esa familia se mantiene con el boxeo por completo: su marido es representante y tiene un gimnasio; su hijo, Juan Carlos El Bronquito, fue campeón nacional amateur y actualmente entrena a su madre.

No sé por qué se retiró mi hijo, si era muy bueno, pero en fin, no sé si las novias o la universidad hicieron que lo dejara, confiesa Ana sobre su hijo de 22 años.

Tiene un par de hijas más, una de 21 años a la que nunca le gustó el deporte de la familia y una pequeña que comparte la pasión por el boxeo.

Lo único que no quiero es que mis hijos sean boxeadores. No me gusta, aunque yo me dedique a este oficio, porque es muy difícil y hay que renunciar a muchas cosas. Prefiero que estudien, porque ellos pueden conseguir lo mismo sin tanto sufrimiento, indicó.