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Testimonio de Isaías Valdez Ríos, El Memín

El Chapo torturó y asesinó a varios de sus rivales, asegura uno de sus colaboradores

Narra encuentros del capo con cabecillas del narco

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 25 de enero de 2019, p. 7

Nueva York. El jurado en el juicio de Joaquín El Chapo Guzmán Loera escuchó el testimonio de uno de los subordinados del capo en el que detalla actos violentos no sólo ordenados por el acusado sino, por primera vez en este proceso, algunos en que personalmente golpeó, torturó y asesinó a enemigos, declaración devastadora al acercarse la culminación del caso en un tribunal federal de Brooklyn.

Isaías Valdez Ríos, El Memín, actualmente encarcelado en Estados Unidos, trabajó para El Chapo en varias actividades desde su comienzo como parte del equipo de seguridad del capo hasta desempeñarse como piloto para el cártel de Sinaloa cuando fue arrestado en 2014.

El testigo colaborador de la fiscalía declaró aquí, a cambio de una posible reducción de su sentencia pendiente en este país, que empezó a trabajar para “el líder del cártel de Sinaloa” en 2004 después de dejar las fuerzas especiales del Ejército Mexicano (el Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales, GAFE).

El Memín ofreció detalles sobre el círculo de defensa de Guzmán Loera, encabezado por El Bravo, así como de reuniones de su jefe en la sierra de Sinaloa con otros líderes del cártel, incluyendo a Ismael El Mayo Zambada García, su hijo Vicente Zambada Niebla, El Vicentillo, y Alfredo Beltrán, además de personas de otros países, como Colombia y Honduras.

Al preguntarle uno de los fiscales por la razón de estos encuentros, respondió: “no son personas que se ven de ‘hola, cómo estás’, era para hablar de drogas”.

Guiado por el fiscal, Valdez Ríos habló de su participación en un par operativos con sus compañeros para buscar, levantar y asesinar a trabajadores que habían traicionado o que eran dedos (informantes) bajo órdenes de El Chapo, como también de ataques y balaceras con integrantes de cárteles enemigos.

Pero seguramente lo más impactante para los 12 integrantes del jurado y sus seis alternos, quienes pronto tendrán en sus manos el destino del acusado, fue la descripción detallada de dos incidentes violentos en los que participó directamente Guzmán Loera.

La captura de un arete

Habló de la ocasión en donde se capturó a “un arete, así llamábamos a los de los Arellano Félix”, que llegó enviado en el avión de El Mayo Zambada a la sierra ya bastante torturado, con quemaduras por todo el cuerpo a tal grado que hasta El Chapo se molestó supuestamente comentando ¿para qué me envían un cabrón así? Lo hubieran matado. En el tercer día, Joaquín Guzmán empezó a interrogar al sujeto, y después ordenó que lo colocaran en un tipo de gallinero ahí cerca. Cuando se le informó que ya apestaba, él ordenó escarbar un hoyo en un cementerio, tomó una pistola de mano y, gritando chinga tu madre le disparó –aunque aparentemente no lo mató– y así, aún vivo, ordenó que lo metieran al hoyo, y lo enterramos.

Pero ese episodio no fue el peor de los narrados por el testigo como si no fueran nada extraordinario, y dio lujo de detalles.

Contó que hombres de Dámaso López Núñez, El Licenciado –ex socio de El Chapo–, habían levantado a dos zetas, y se los enviaron a su jefe. Al llegar, Guzmán Loera ordenó colocarlos en una galera y empezar a calentarlos, o sea, golpearlos, para extraerles información.

De ahí los movieron a otro lugar cercano, donde el señor Joaquín pidió un tronco grueso y los empezó a torturar. El Memín calculó que la golpiza duró unas tres horas y Guzmán Loera gritaba, hijos de su pinche madre, cómo pueden estar trabajando para aquellos, nos están traicionando.

Los levantados, añadió Valdez Ríos, acabaron con los huesos fracturados. El Chapo dio instrucciones para hacer una hoguera en un hoyo grande, y el capo personalmente, junto con su jefe de seguridad, El Bravo, trasladó a ese sitio a los zetas en cuatrimotos. Guzmán Loera tomó su rifle, se acercó a cada uno, les gritó que se fueran a chingar a su madre, y les disparó en la cabeza. Ordenó que los pusieran en la hoguera y que no quede nada, ni los huesos.

La audiencia de este jueves dio inicio con las últimas preguntas a El Licenciado, quien concluyó su turno en este juicio después de más de dos días en el banquillo de los testigos en el caso contra su ex socio. Al preguntarle por qué no había cumplido con parte de su acuerdo con el gobierno de cubrir 25 millones de dólares con sus bienes, dijo: no tengo dinero, porque los hijos de “mi compadre Chapo” tomaron todas sus propiedades, casas y dinero de él y su familia desde el primer minuto en que fue detenido en 2017.

El largo desfile de más de 50 testigos presentados por la fiscalía está por concluir próximamente, anunció al jurado el juez Brian Cogan ayer por la tarde.

Aún no se sabe precisamente el número de testigos que presentará la defensa al iniciar su turno, pero todo indica que serán muy pocos.

El juicio se reanudará el lunes.