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Trump contra inmigrantes // Voto latino y reelección

C

omo si fuera su primogénito, el salvaje de la Casa Blanca presume a propios y extraños el avance en la construcción de los nuevos tramos del muro fronterizo entre México y Estados Unidos, y en su reciente estancia en esa zona se animó a estampar su firma en uno de los barrotes que de forma por demás grotesca marcan la línea divisoria entre ambas naciones.

La campaña formal para su reelección está a la vuelta de la esquina y el energúmeno de Trump trae la espada desenvainada con la mira puesta en México, al que de nueva cuenta amenaza con imponer aranceles si el gobierno de López Obrador no hace bien su trabajo en materia migratoria.

Sin embargo, su campaña de odio y persecución en contra de los migrantes –una de las principales banderas de Trump desde los tiempos de su campaña electoral– puede ser contraproducente para su intención de reelegirse, pues el llamado voto latino tiene un creciente peso específico.

De acuerdo con el Pew Research Center, la población latinaen Estados Unidos no sólo es abundante, sino diversa. Los casi 60 millones de individuos (18 por ciento de la población de aquel país) remontan su herencia a países de habla hispana en América Latina y a España, cada uno con distintos perfiles demográficos y económicos, pero a medida que cambian los patrones de migración de América Latina, los orígenes de los hispanos de Estados Unidos comienzan a cambiar.

Aún así, lo que tiende a unir a ese creciente segmento de la población en Estados Unidos es el odio, la persecución y la permanente violación de sus derechos humanos por parte de la administración Trump. Mientras la Organización de las Naciones Unidas reconoce que la migración ordenada y segura contribuye a alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible, Trump la agrede permanentemente.

El Pew Research Center documenta: con casi 37 millones, los mexicanos son el grupo de origen más grande y constituye 62 por ciento de los latinos en Estados Unidos, pero esta proporción ha disminuido desde un pico reciente de 66 por ciento en 2008. La población mexicana creció 11 por ciento entre 2010 y 2017.

De acuerdo con sus cifras, después de los mexicanos aparecen los puertorriqueños, con 5.6 millones; los salvadoreños y cubanos, con 2.3 millones, cada bloque; los dominicanos, con poco más de 2 millones; los guatemaltecos, con 1.4 millones, y los colombianos, con 1.3 millones. Con poco menos de un millón y hasta poco más de 200 mil aparecen hondureños, españoles, ecuatorianos, peruanos, nicaragüenses, venezolanos, argentinos y panameños.

La mayoría de los latinos son ciudadanos estadunidenses; lo son alrededor de 79 por ciento de ellos (en 2010 esa proporción fue de 74 por ciento), e incluye a los nacidos en Estados Unidos y sus territorios (incluido Puerto Rico). Entre los grupos de origen, prácticamente todos los puertorriqueños; españoles (91 por ciento), panameños (89) y mexicanos (79) tienen algunas de las tasas de ciudadanía más altas, mientras que hondureños (53) y venezolanos (51) reportan las más bajas.

Una proporción cada vez mayor de inmigrantes latinos son residentes estadunidenses de larga data, señala el Pew Research Center. Casi cuatro de cada cinco inmigrantes latinos (78 por ciento del total) han vivido en Estados Unidos durante más de 10 años, frente a 64 por ciento en 2010. Los inmigrantes panameños (88 por ciento) y mexicanos (84) tienen la mayor proporción en esta medida. Muchos inmigrantes latinos han estado en EU durante décadas: 46 por ciento de ellos han vivido en ese país durante más de dos décadas. Entre los grupos con inmigrantes recién llegados, venezolanos (58) y españoles (38) tienen las mayores proporciones en lo que a tiempo de estancia en EU se refiere (menos de 10 años).

Las rebanadas del pastel

En fin, de los latinos en Estados Unidos dependerá en buena medida que Donald Trump se vaya mucho a su casa y no repita en la Casa Blanca. Habrá que ver.