Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 2 de marzo de 2008 Num: 678

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

A ver qué pasa
ENRIQUE HÉCTOR GONZÁLEZ

Lo pasado
MINÁS DIMÁKIS

Tlayacapan: ruinas
de utopía

CLAUDIO FAVIER ORENDAIN

Tlayacapan
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Guajana y la pasión
sin pausas

LUIS RAFAEL SÁNCHEZ

Robert Capa trabajando
MERRY MACMASTERS

Origen y sentido del Carnaval en Brasil
ANDRÉS ORDÓÑEZ

Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGUELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Jorge Moch
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El intelecto héctico

Hubo un tiempo en que la televisión mexicana no era el reducto de vulgaridad y estupidez que padecemos hoy, sino vehículo de algunos programas que, si bien solían ser copia de algo extranjero, suponían un entretenido reto para la inteligencia y el acervo cultural de participantes y público. Allí, por ejemplo, La pregunta de los sesenta y cuatro mil pesos, que conducía Pedro Ferriz (el padre, desde luego, no el hijo atorrante vocerito de derechas). O como el programa de Jorge Marrón, el Doctor IQ, experto en trabalenguas y preguntas capciosas con las que bombardeaba al auditorio, inspirado en el homónimo gringo que hicieron inmensamente popular James Mclain en la radio y después Tommy Kennedy en la televisión. Allí también Nono Arzu, el Doctor Colgate, quien repartía premios a quienes contestaban sus difíciles preguntas.

¿Qué pasó con esos programas de concursos donde se ponía a prueba el intelecto del mexicano? ¿Por qué no hubo dignos sucedáneos que obligaran a pensar, a recordar, a colegir? ¿Cuándo, por qué y por quién se tomó la decisión de convertir la televisión mexicana en colección de aberraciones cursis, de eufemismos para evadir la miserable realidad nacional, de programas que privilegian el aburrido albur homoescatológico a la gimnasia mental?


Montserrat Ontiveros
Foto: www.tvazteca.com

Hay un par de producciones, otra vez copias, siempre copias, como si los productores mexicanos fueran absolutamente incapaces de poner el huevo del programa que signifique algo positivo más allá del drama ramplón, miserablemente llenecito de envidias, venganzas y puñaladas traperas o del chistecito facilón pero atemperado, de lenguaje falso, de mala televisión: Tv Azteca lanzó brevemente su propia versión del también estadunidense y ya histórico Jeopardy!, que según creo recordar conducía Omar Fierro, pero el programa apenas estuvo al aire y Omar, aunque simpático, carecía evidentemente de un acervo cultural necesario para enfrentar concursantes más o menos sofisticados. Por su parte TV Azteca compró el formato del británico The Weakest Link, sustituyendo en la traducción “eslabón” por “rival” para aparentar novedad con El rival más débil, conducido por una tirana e intratable Montserrat Ontiveros (el mal talante, como los lentes, resultaron ser impostaciones, parte del formato, utilería, pues). El rival … salió del aire en agosto pasado, pero regresó entre semana, por las noches (en sus primeras cuatro temporadas lo pudimos ver los sábados). Formato original de la bbc que se ha vendido a televisoras de cerca de cien países, hay débiles rivales en Inglaterra, Estados Unidos, Chile, Australia, España, Grecia, Finlandia, Rusia, Turquía, Holanda, China, República Checa, Tailandia, Bélgica, Dinamarca, Singapur, México… El rival más débil es siempre igual en diferentes idiomas e idiosincrasias: la conductora déspota, de lentes, vestida siempre de negro. La paternal facilidad de las preguntas en el capítulo mexicano lo volvió un programa soso.

Los únicos programas más o menos buenos de concursos de conocimiento son los que queden en Canal Once o el 22, pero eso significa una harto menor audiencia. Si la televisión mexicana privada y comercial tiene que copiar inevitablemente la forma de hacer tele en otras latitudes, y puesto que no hay buenos programas de concursos de conocimiento, ahí va una muestra: échenle ojo, señores ejecutivos y yupis que los acompañan, a Saber y ganar, programa de Televisión Española, conducido por el cacereño Jordi Hurtado y que anda ya por la friolera de su undécimo aniversario. La característica de Saber y ganar es la complejidad de conocimientos necesarios para concursar. Si bien está claro que difícilmente el grueso de la población es capaz de identificar una sinfonía de Mahler, estar enterado del anecdotario biográfico de Heisenberg o saber los nombres de las montañas de Anatolia, el programa deja en el público una muy disfrutable derrama de conocimientos de ciencia, arte e historia. Sin indecentes patronazgos morales que se convierten en preguntas para tarados e ignorantes, Saber y ganar es un programa que deja contentos a productores, concursantes y teleaudiencia. Ojalá las corbatas de las televisoras mexicanas fueran un poquito más responsables con los contenidos y pudiéramos ver una versión mexica de ese programa, en lugar de porquerías como Muévete, Venga la alegría o Por fin el fin