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Bajo la Lupa

China salió de compras petroleras

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Un trabajador de Petrochina revisa instalaciones en un campo de exploración al oeste de la región de XinjiangFoto Ap
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lama poderosamente la atención que en medio del tsunami financiero global, China no pierda el horizonte energético y aproveche la oportunidad dorada, gracias a sus pletóricas reservas de divisas, para concertar acuerdos petroleros de gran envergadura en el exterior, particularmente con Rusia, Brasil y Venezuela.

Para China los hidrocarburos representan un valor geoestratégico de primer orden, mucho más que una vulgar mercancía comercializable, debido a su creciente vulnerabilidad que depende cada vez más de los energéticos que acompañan su alto crecimiento económico.

Richard Spencer (RS). The Daily Telegraph (22.2.09) comenta que China se prepara a comprar compañías petroleras foráneas, así como para abrir una nueva fase en su carrera para los recursos del mundo.

A su juicio, esta nueva actitud corre el riesgo de una represalia (sic) de los países que temen que China use la crisis económica mundial para inclinar a su favor la balanza de comercio y diplomacia. ¿Pues qué desean los británicos, que China se quede con los brazos cruzados y no saque ventaja de los graves errores que han cometido Wall Street y la City tanto en geopolítica como en geofinanzas?

RS señala que una conferencia de funcionarios de la Administración Nacional de Energía acordó considerar el establecimiento de un fondo especial de compa-ñías estatales (¡súper-sic!) de China con el fin de comprar empresas de petróleo y gas en el extranjero. Se trata de las tres gigantes petroleras chinas: Petrochina, Sinopec y CNOOC.

Suena trágicamente irónico que mientras Pemex es desmantelada, pese a sus pletóricas reservas de hidrocarburos en el Golfo de México para beneficiar a las trasnacionales, China, hoy deficitaria en petróleo y gas, use sabiamente sus reservas de divisas para adquirir petroleras foráneas e inmunizar su seguridad energética.

Cita al rotativo China Petroleum Daily: las empresas serán capaces de beneficiarse de préstamos a bajas tasas de interés y, en algunos casos, contar con inyecciones directas de capital. Pues sí: se trata de una política inteligente contraria a la que ha ejercido la fauna neoliberal de Pemex en los pasados 27 años.

El analista británico se queja de que la dramática caída en los precios del petróleo desde el verano pasado, y las presiones causadas por la recesión, han disminuido el precio de las acciones de muchas empresas de energía, que las hace más apetecibles para sus competidores depredadores (¡súper-sic!). RS soslaya que tal ha sido la práctica común de las trasnacionales petroleras anglosajonas durante la segunda mitad del siglo 19, todo el siglo 20 y el inicio del siglo 21.

Es evidente que, como sustenta Jiang Jemin, presidente de Petrochina, su empresa sacará provecho de la baja cotización de las acciones de algunas empresas globales de energéticos que brindan oportunidades frescas. A diferencia de Pemex, que ha sido manejada literalmente con las patas, sin nulo horizonte geoestratégico –desde el frívolo López Portillo, para no agraviar tanto a los recientes cinco presidentes mexicanos neoliberales que de todos no se hace uno–, China conoce perfectamente su rumbo energético y ha decidido sabiamente pasar a la acción retributiva.

RS abulta la posibilidad de un subsidio estatal chino para las adquisiciones foráneas que pueda sonar la alarma en las economías occidentales. Los británicos suelen autocolocarse como los líderes indiscutibles del muy discutible Occidente, hoy más fracturado que nunca: tanto en la relación trasatlántica entre EU y Gran Bretaña, como en la relación inter-europea entre el Reino Unido y los tres grandes (Alemania, Francia e Italia), por lo que hay que tomar con sumo cuidado sus imprecaciones.

Recuerda que hace cuatro años, CNOOC intentó comprar la empresa estadunidense Unocal, lo cual llevó a la oposición del Congreso, bajo la bandera del patriotismo económico, y que se opuso a la idea de que una firma privada de EU cayera bajo la órbita de una compañía estatal, financiada por el Partido Comunista Chino. Argucias bizantinas nunca faltarán con tal de frenar la adquisición de las empresas anglosajonas de parte de sus competidores geoeconómicos cuando la dupla anglosajona opera en sentido contrario en los países valetudinarios que no se ha agotado de explotar (v.gr el México neoliberal).

A diferencia de la compra fallida de Unocal, en esta ocasión, China puede calcular que los gobiernos occidentales (sic) se encuentran en una posición muy débil para resistir cuando, en especial, la dupla anglosajona se encuentra atareada para rescatar y hasta nacionalizar su insolvente sector bancario.

A juicio de RS, los líderes chinos han concretado un nuevo paquete de acuerdos de abastecimiento de petróleo en el largo plazo. En fechas recientes Beijing firmó acuerdos por alrededor de US$50,000 millones con países tan diversos como Rusia, Venezuela y Brasil.

A mitad de febrero, el vicepresidente chino Xi Jinping recorrió los principales productores de petróleo de Latinoamérica y concretó acuerdos con Petrobras de Brasil, por un valor de alrededor de US$10,500 millones, así como una inversión de alrededor de US$8,500 millones con el fin de expandir la producción de petróleo venezolano que prácticamente triplicará la venta de petróleo a China a un millón de barriles diarios en los próximos seis años, lo cual valió la simpática declaración del presidente Chávez: todo el petróleo que necesita China en los próximos 200 (sic) años, se encuentra aquí, en Venezuela.

A cambio de un préstamo por alrededor de US$25,000 millones, cuando Rusia se encuentra urgida de dinero fresco, China concretó acuerdos energéticos trascendentales con las dos importantes compañías rusas, la petrolera Rosneft, y la operadora de oleoductos Transneft, a cambio de 15 millones de toneladas de petróleo por cada año para las próximas dos décadas.

RS conjetura que Hillary Clinton, la secretaria de Estado de EU, podría estar preocupada por el último acuerdo energético de China con Venezuela, un país estridentemente antiestadunidense, y con Rusia, uno de los principales competidores estratégicos de Washington.

Dong Xiucheng, de la Universidad China del Petróleo, comentó que los motivos de su país eran eminentemente comerciales y que no existía intención alguna de dañar las relaciones con EU. Llama la atención que China tenga una Universidad del Petróleo, cuando es deficitaria en hidrocarburos, mientras el México neoliberal, con pletóricas reservas, haya desmantelado, para no decir aniquilado, al Instituto Mexicano del Petróleo. Por eso China crece y el México neoliberal es un Estado fallido, sobre todo, en materia energética.