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Golpe de Estado en Honduras

Entre vivas y apapachos el general Romeo Vásquez clama: cumplí mi deber constitucional

Golpistas agradecen apoyo en mitin de autoconvencimiento

El objetivo, que la comunidad internacional abra los ojos, dice alianza cívica y cristiana

Micheletti reduce el toque de queda; los soldados se defenderán de los zelayistas, advierte

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El general Romeo Vásquez, jefe del Estado Mayor Conjunto de Honduras que luego de ser destituido encabezó el golpe contra Manuel Zelaya, y Roberto Micheletti, líder del Congreso nombrado presidente de Honduras, saludan a simpatizantes durante una manifestación ayer en TegucigalpaFoto Ap
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Periódico La Jornada
Miércoles 1º de julio de 2009, p. 21

Tegucigalpa, 30 de junio. ¡Democracia sí, comunismo no!, gritan miles de gargantas, y el general Romeo Vásquez agradece la consigna y la ovación que le sigue. A su lado está Roberto Micheletti, el viejo dirigente del Partido Liberal que buscó tres veces la presidencia de la República y al fin pudo tener el cargo, gracias al golpe de Estado.

Es el mitin del autoconvencimiento o, si se quiere, un acto para que la comunidad internacional abra los ojos y vea lo que realmente pasa en Honduras. Y lo que pasa es que el general Vásquez, quien encabezó la operación para poner al presidente Manuel Zelaya, en ropa de dormir, en un avión con rumbo a Costa Rica, es la estrella de la tarde. Al menos para las cuatro o cinco mil personas que se reúnen en el Parque Central.

A 15 minutos de ahí, recorridos entre las sinuosas calles de Tegucigalpa, por rutas que sólo los taxistas expertos conocen para evadir los bloqueos de manifestantes o militares, otros miles siguen clamando el regreso de Mel, como se conoce a Zelaya desde sus tiempos de campaña por la presidencia.

Contra el comunismo

En el Parque Central el general Romeo Vásquez interrumpe su discurso a cada instante y se deja querer por la multitud. Parece el ganador de la contienda y es sin duda el héroe para el sector de hondureños convencido de que Zelaya los llevaba a la barranca del comunismo castro-comunista.

Las Fuerzas Armadas lo único que hizo (sic) fue cumplir con su deber constitucional, grita el general al micrófono y repite la frase para que nadie dude. Ya en la ruta del autoconvencimiento, la plaza le responde: ¡No fue golpe, no fue golpe, no fue golpe!

La ovación no para. El militar asegura que todos los soldados enrolados aman a Honduras, para luego exhortar a los otros a que piensen en la patria que los vio nacer.

Una veintena de soldados de la brigada 120 escolta al general, jefe del Comando Mayor Conjunto, quien fuera destituido por Zelaya el pasado miércoles luego de rechazar la orden presidencial de distribuir el material para la consulta popular. Los escoltas empujan con sus armas y sus cuerpos para abrir una valla, pero Romeo Vásquez se deja querer. Besa y abraza a las señoras, acepta que los civiles se le cuadren, y responde con sonrisas a los incesantes gritos que lo acompañan en su salida de la plaza: ¡Mucho mi general!, ¡Muera Chávez!, ¡No queremos comunismo!, ¡Gracias, valiente!, ¡El pueblo está listo para cualquier llamado! ¡Muera Chávez!

Los apapachos no cesan ni cuando el general Vásquez sube a su Land Rover verde. Un pequeño de no más de cuatro años, integrante de la parvada infantil que pide una lempira en el Parque Central, es alzado en brazos y puesto frente a la ventanilla del general. Un escolta lo quiere quitar. Gritos. Y el general deja al niño el tiempo suficiente para que le tomen fotos, le acaricia la cabeza, le pone su gorra de mando y le dice:

Tú también vas a ser un soldado. El niño ríe, pero nunca suelta la cajita de los chicles que vende.

Los buenos somos más

Por órdenes del gobierno algunos canales están suspendidos hasta nuevo aviso, se lee en una barra móvil de la televisión por cable. Algunos de los canales suspendidos son CNN y Telesur, pero también el Ejército ha sacado del aire a televisoras y emisoras radiofónicas locales. En algunos casos, como el de San Pedro Sula, la segunda ciudad del país, el ejército dejó sin electricidad toda una zona para evitar las transmisiones de un canal local. Este día, Radio Cadena Mi Gente, que transmite desde San Salvador pero se escucha en buena parte del territorio hondureño, recibió un alud de llamadas de hondureños que se quejaban de no poder saber lo que sucede en su propio país.

El contrapunto ocurre antes de las siete de la mañana, cuando el canal 6 transmite una extensa entrevista con Gloria Agüero, dirigente de la Alianza por Honduras en Paz y Democracia, a fin de que llame al plantón de las diez de la mañana en el Parque Central.

Se trata, dice Agüero, de una manifestación apartidista a la que todos deben acudir vestidos de blanco o en su defecto con la camiseta de la selección nacional de futbol.

Agüero dice también que el objetivo central de la manifestación es convencer a la comunidad internacional de que aquí no hubo golpe de Estado, sino una transición constitucional y que Zelaya no fue sacado a punta de bayoneta de su casa y en pijama, sino enviado a Costa Rica libremente para poderse defender.

La Alianza que la mujer encabeza ya había realizado manifestaciones contra la consulta con la cual el presidente Zelaya pretendía medir sus posibilidades de convocar un Congreso Constituyente. Está integrada por organismos cívicos y grupos cristianos que invitan a orar para que el Espíritu Santo convenza al pueblo hondureño de evitar la rebelión y el pecado. En la Alianza tienen también una participación destacada los reservistas del ejército, según indican las camisetas de muchos de los asistentes al mitin.

Agüero tiene largo tiempo para llamar de nuevo al mitin apartidista, segura de que la crisis se resolverá pronto porque los hondureños somos buenos. A mí me han asaltado cinco veces, pero aun así creo que los hondureños somos buenos.

Más tarde, en la manta principal del mitin se lee: Porque los buenos somos más y queremos vivir en paz.

Chávez y el primer logro de Micheletti

Roberto Micheletti, quien se ha transformado en Pinocheletti en las paredes de Tegucigalpa, sabe que no es la figura del día: Felicitamos a los héroes de esta jornada: nuestro ejército hondureño, dice en su turno en el mitin, ufano de que a los hondureños no logró asustarnos la tendencia izquierdista.

La gente agita sus banderas y planta sus cartelones frente a las cámaras, particularmente si son de televisoras extranjeras. Cartelones así: Preferimos seis meses de aislamiento que 20 años de Chávez y Mel.

El presidente de Venezuela es el demonio del nuevo gobierno y de quienes lo apoyan. Micheletti recibe una ovación cuando responde al verbo encendido del venezolano: “En la mañana escuché a un señor de Venezuela que iba a venir a atacar Honduras y mi respuesta fue: ‘señor, en este país somos siete millones y medio de soldados que defenderemos la democracia’”.

¿La defenderán también del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, quienes acompañarían a Zelaya en su retorno a Honduras? Es la incógnita del día, que Micheletti mismo y el fiscal de la nación han querido despejar a medias, con la advertencia de que en cuanto Zelaya ponga un pie en territorio nacional será capturado.

El Ministerio Público le atribuye los delitos de traición a la patria, abuso de autoridad y usurpación de funciones.

La otra pregunta que ronda el mitin ya la respondieron los carteles, pero igual se insiste:

–¿Puede Honduras aguantar seis meses de aislamiento?

–Apretándonos la faja, sí, aunque vamos a tener que pasar penalidades– dice Edgardo Vargas, quien se presenta como miembro de la federación de Organismos No Gubernamentales de Honduras.

Sin pregunta de por medio Vargas dice que Zelaya pretendía dar un golpe de Estado técnico luego de la consulta, con la finalidad de relegirse.

–Y al técnico le respondieron con un golpe de Estado.

–No hubo golpe de Estado, se le sustituyó legalmente.

Vargas resume los argumentos de los asistentes al mitin: Barack Obama, la comunidad europea, la ONU y hasta Felipe Calderón no han escuchado la versión de 80 por ciento de los hondureños y están engañados por Zelaya y sus apoyadores en el escenario mundial.

Algo tranquiliza a Vargas: Hillary Clinton ya dijo que van a tardar tres semanas en entender lo que pasa en Honduras.

Engañada o no, la comunidad internacional recibe el abierto desafío de Micheletti, quien asegura que no renunciará al cargo que le dio el Congreso, además de pedir a los militares que permitan las manifestaciones de los seguidores de Zelaya, a menos de que los insulten o los agredan, porque defenderse, dice, es un derecho que les corresponde a los militares.

Otro anuncio importante de Micheletti en este día: la reducción del horario del toque de queda. Será en delante de diez de la noche a cinco de la mañana (era de nueve a seis), y se mantendrá al menos hasta el próximo viernes, un día después del anunciado regreso del presidente Zelaya. Esta decisión le permite a Micheletti presumir el primer logro de su gobierno: el toque de queda trajo una reducción de 23 por ciento en el índice de delitos.