El priísta Rodrigo Medina de la Cruz, candidato triunfador de la contienda por la gubernatura de Nuevo León, encara dos grandes retos: la acelerada pérdida de empleos en la entidad, resultado de la crisis económica, y la activa presencia de la delincuencia organizada, donde los cárteles de la droga protagonizan frecuentes enfrentamientos y ajustes de cuentas y han penetrado –como en otras partes del país– a las corporaciones policiacas estatales y municipales.

En entrevista con La Jornada, habla de su determinación de impulsar programas inmediatos con presupuesto local para apoyar a las empresas y ciudadanos mediante un esquema parecido a la banca de desarrollo. También transformará a la Secretaría de Desarrollo Económico en un consejo, donde participen no sólo el gobierno del estado sino todos los sectores productivos, con el propósito de fortalecer nuestras ventajas competitivas y comparativas.

En el tema de la delincuencia, Medina de la Cruz refiere que hoy, al recibir la llamada del presidente Felipe Calderón Hinojosa, le ofreció ser su aliado, pues tenemos que dejar atrás las filiaciones partidistas; se trata de un problema donde ninguna esfera de gobierno puede sola.

Revela el contenido de esa conversación con el titular del Ejecutivo: Le dije que independientemente de partidos tenemos que trabajar aliados por México y Nuevo León, y llegó la hora de hacer a un lado la campaña. Esa actitud pasa por ser tolerantes, incluyentes y gobernar sin prejuicios y para todos, puntualizó.

Señala que no le sacará la vuelta al tema. Buscará poner a las policías civiles a la altura del problema que se enfrenta. Dejar atrás el concepto de fuerzas del orden reactivas que, según él, ya no funcionan, para convertirlas en policías científicas, que realmente investiguen y puedan prevenir los delitos.

La divisa de este político que apenas cumplirá 37 años es poner al ciudadano por encima de todo. Además, dice que mantendrá los programas impulsados por la administración saliente de Natividad González Parás, a quien todo mundo considera el mentor político y principal impulsor de Rodrigo Medina.

La gente está cansada de que los gobiernos se reinventen cada seis años. Hay que fortalecer lo que funciona y detectar y enmendar lo que no, puntualiza.

Señala que su prioridad será encabezar un gobierno social, para lo cual toda la energía del gobierno debe volcarse a resolver los problemas de los ciudadanos. Finalmente, el mandato popular que se nos otorga es para atender a la gente, somos sus servidores, dijo.

Producto de un proceso electoral donde campeó la guerra sucia y en la que los resultados marcaron diferencia con su contrincante del PAN, Fernando Elizondo, de casi 86 mil votos, el priísta llama a establecer acuerdos. La gente ya no aguanta más, necesitamos dar las respuestas que espera de nosotros.

Finalmente, sobre el controvertido proyecto del Arco Vial Sureste que pretende hacer una carretera de casi 20 kilómetros que atravesaría el emblemático Cerro de la Silla, objetado por los ecologistas de la entidad, Rodrigo Medina define: No aprobaría un proyecto vial si está perfectamente comprobado que va a afectar el medio ambiente.

El tricolor gana 32 municipios; AN, 16; 2 el Panal, y Convergencia 1

Rosa E. Vargas y D. Carrizales

Enviada y corresponsal

Monterrey, NL, 6 de julio. Con el conteo del ciento por ciento de las actas, el priísta Rodrigo Medina de la Cruz, abanderado de la coalición PRI, PVEM, Partido Demócrata y Cruzada Ciudadana, confirmó su triunfo con 806 mil 21 votos (48.8 por ciento de la votación total), frente al panista Fernando Elizondo Barragán, quien alcanzó 720 mil 423 sufragios, 43.6 por ciento de los votos.

Por el PRD, Martha Zamarripa tuvo 56 mil 151 votos, que representan 3.4 por ciento de la votación; Guillermo Beltrán Pérez, de Nueva Alianza, 24 mil 884 votos, 1.5 por ciento, y Ernesto Villarreal Landeros, del PSD, alcanzó 5 mil 427 votos.

Llama la atención que Medina registró casi 86 mil sufragios más que Elizondo, pero superó con 134 mil a los candidatos a diputados locales de su mismo partido. Una explicación sería el voto útil, de los simpatizantes de Nueva Alianza, que dieron a sus candidatos a legisladores más de 84 mil votos, pero a su aspirante a la gubernatura, Guillermo Beltrán, le negaron 60 mil sufragios.

En los comicios para diputados locales, con el ciento por ciento de las casillas computadas, la coalición priísta obtuvo 676 mil 621 votos (42 por ciento), que le dieron la victoria en 14 distritos; el PAN logró 630 mil 68 votos (39.1 por ciento), para ganar en los restantes 12 distritos.

De confirmarse estos resultados, con la distribución de diputaciones plurinominales, en la próxima legislatura habría 19 diputados del PRI; 17 del PAN; dos del Panal; dos del Partido Verde; uno del PT, y uno del PRD.

Hubo 56 mil 170 votos nulos que representan 3.5 por ciento, y según el presidente de la Comisión Estatal Electoral, Eduardo Guerra Sepúlveda, está dentro de los parámetros normales locales de 2.5 a 3.5 por ciento.

En la elección de ayuntamientos, el PRI alcanzó 32 triunfos; el PAN, 16; Nueva Alianza dos (Los Herrera y Melchor Ocampo) y Convergencia uno, Ciénega de Flores.

Si bien el PAN ganó un municipio más de los que actualmente gobierna, perdió ante el PRI las cuatro ciudades más importantes fuera de la zona metropolitana, que son Sabinas Hidalgo, Linares, Cadereyta y Montemorelos. En cambio arrebató Rayones, Doctor Arroyo y Mier y Noriega, poblaciones rurales que siempre habían sido feudos priístas en el sur de la entidad.

Juan Paredes Gloria, el priísta derrotado en Doctor Arroyo es considerado el cacique de la región, pues además de haber sido líder estatal de la CNC, fue también dos veces alcalde, así como diputado local y federal.

Guerra Sepúlveda, informó que el porcentaje de votación fue de 54.8 por ciento, similar al de hace seis años, cuando fue electo José Natividad González Parás.

Los resultados oficiales para alcaldías se sabrán este miércoles y el viernes será el conteo final para diputados locales y gobernador.