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Apuntes y errancias, su libro más reciente, le permite compartir inquietudes, señala

Mónica Lavín describe un catálogo de miradas alrededor de su predilección por los viajes
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Mónica Lavín, anteayer, durante la entrevista con La JornadaFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Viernes 10 de julio de 2009, p. 4

El viaje, afirma Mónica Lavín, es un estado de perpetuo asombro de lo que es capaz la condición humana, en el que se aligera uno mismo de la carga cotidiana. Es estar dispuesto a que la vida, el paisaje desfile. El viaje es un vagabundeo del espíritu y la mirada, la posibilidad de pensar lo inesperado, de poner atención de otra manera.

Cuando uno viaja de algún modo se vuelve anónimo. No sé es ni la mamá ni la hija ni la profesión que uno ejerce, se tiene cierta avidez de comprender, de pescar temperaturas, sabores, sonidos. Mientras la literatura es una forma de viaje, el viaje es una forma de lectura, reflexiona la autora de Apuntes y errancias, su libro más reciente.

El álbum de la memoria

Publicado por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y Colofón, el volumen está escrito en primera persona. En él Lavín, con una prosa cálida y profunda habla, con el mismo entusiasmo sobre las faldas, lápiz labiales, jaulas vacías de aves, las sinfonolas, los faros o los Rolling Stones, entre más de 35 objetos, situaciones o lugares.

Se reúnen aquí, expresa la narradora, memorias de viajes, asombros, objetos de la melancolía, estampas festivas detenidas en el álbum de la memoria.

Dividido en cuatro apartados: Sonidos, Espacios, Objetos/ Asuntos y Leer, el libro, de 149 páginas, se integra con una diversidad de textos seleccionados correspondientes a 20 años de trabajo; “algunos fueron escritos durante el viaje y otros al regreso. Otros surgieron de las errancias por la ciudad. Muchos se publicaron en periódicos y revistas.

Breves ensayos literarios, crónicas y alguno que otro escrito a manera de reportaje conforman este catálogo de miradas.

El hecho de ser escritos en primera persona, abunda Lavín, en charla con La Jornada, “me permite equilibrar lo que he escrito en el ámbito de la ficción literaria, cuando se trata de dar una ilusión de realidad, y la experiencia de comunicar algo a través de la primera persona.

Necesito esta otra parte, la posibilidad de compartir, de comunicar una mirada, inquietudes, preguntas que no necesariamente se desarrollan en una novela.

En Apuntes y errancias se puede descubrir y ver reflejada la predilección de Mónica Lavín por los viajes, sus aficiones y hallazgos. Que me gustan los faros y los Rolling Stones, el tema de la melancolía, de las cosas idas, y el gusto por detenerme en las cosas pequeñas, aquí se confirma, concluye la autora.