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Más de 50 mil desplazados por las FARC y los paras
 
Periódico La Jornada
Lunes 10 de agosto de 2009, p. 24

Bogotá, 9 de agosto. Arañando las montañas del suroccidente de Bogotá se encuentra el mayor asentamiento de desplazados por el conflicto armado en Colombia, por el cual unas 55 mil personas sobreviven entre la miseria y el miedo, en precarias viviendas construidas en una tierra que no les pertenece.

Ese lugar, a 18 kilómetros de la capital, que otrora era reconocido por las canteras de donde se extraía arena de la mejor calidad, se convirtió en los últimos años en un refugio de quienes huyen de las guerrillas izquierdistas o de los paramilitares (paras) de extrema derecha.

Las autoridades de Bogotá estiman que diariamente llegan a esta ciudad –de siete millones de habitantes– 52 familias desplazadas de diferentes regiones, que hacen parte de los tres millones de desarraigados que ha suscitado casi medio siglo de conflicto.

Esas montañas que se levantan como una muralla que separa a Bogotá de la región suroccidental del país, son desde hace algunos años una especie de corredor estratégico para la entrada a la ciudad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y tras de ella, de los paramilitares.

Creen que llegan a la capital

Llegan y se quedan aquí porque creen que ya están en Bogotá, dice el sacerdote católico Ricardo Martínez que desde hace seis años trabaja con los desplazados que se ubican en estos montes de la localidad de Soacha, colindante con la ciudad.

Hace 30 años Soacha tenía apenas 17 mil habitantes y hoy su población está por encima de las 500 mil personas, siendo que unas 55 mil son desplazados, aunque el censo del gobierno registra apenas 28 mil, declaró el sacerdote.

Ocurre que muchos no se registran por desconocimiento, porque tienen familiares con quienes llegar o por miedo a que sean ubicados por aquéllos de quienes han huido, explicó Aura Melo, delegada de derechos humanos de la Personería (defensoría del pueblo) de Soacha.

Los desplazados huyen de amenazas de las FARC o paramilitares, pero también últimamente han llegado personas que se han visto forzadas a desplazarse por las fumigaciones de los cultivos ilícitos (que hace el gobierno en su lucha contra el narcotráfico), señaló el sacerdote.

En las empinadas laderas, los desplazados han levantado sus casuchas con plásticos, madera o láminas de latón en terrenos que han invadido.