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El artista estadunidense ofreció un concierto en el Festival Internacional de Puebla

La música conduce al esplendor del pensamiento, indica Terry Riley

Para componer recurro al procedimiento de los mantras: su repetición mejora el mundo

Calificar mis partituras de minimalismo es inadecuado, manifiesta a La Jornada

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Gyan, hijo de Terry Riley, la noche del domingo, durante el concierto en el Festival Internacional de PueblaFoto Pablo Espinosa
Enviado
Periódico La Jornada
Martes 10 de noviembre de 2009, p. 5

Puebla, Pue., 9 de noviembre. Terry Riley en entrevista: cada persona posee una manera diferente de experimentar la música; cada individuo escucha diferente en cuanto a su conformación cultural, pero sobre todo espiritual. Es un acto individual y existen distintos niveles en la experiencia musical que satisfacen diferentes necesidades: intelectuales, afectivas, emocionales, espirituales. Por eso la música es esencial para la vida. Es de primera necesidad, como el agua.

Riley es un gigante de la música, uno de esos creadores que con gestos simples, obras sencillas en apariencia, cambian el mundo. Su partitura, legendaria, En Do cumple 45 años este noviembre y se festejó con un concierto multitudinario en el Carnegie Hall de Nueva York. Es un referente cultural. Al igual que su autor, es un icono, un emblema, una manera de entender el mundo nuevo.

Este maestro elevado estuvo en la capital poblana el fin de semana para participar en el Festival Internacional de Puebla. Con su hijo Gyan ofreció uno de esos recitales que hacen historia. Y concedió la siguiente entrevista a La Jornada, donde refrenda su empatía con sus colegas John Cage y Karlheinz Stockhausen, quienes también cultivaron su conformación espiritual para ayudar a cambiar el mundo.

Arte esencial para la vida

–En sus visitas anteriores, hace 15 y seis años, respectivamente, refrendó usted a La Jornada su orientación espiritual para hacer música nueva, a la manera de Cage, Stockhausen, Arvo Pärt y el mismo Bach, es decir, sin proselitismos religiosos. ¿Qué senderos nuevos han surgido en su idea del mantra como forma de escritura?

–Mi manera de componer no ha variado desde la última vez que hablamos usted y yo. No le llamaría método ni técnica porque soy del tipo de personas que no son metódicas, porque la música no necesita método, es una práctica cotidiana, de manera que nuestra actitud es permanecer abiertos siempre a nuevas experiencias.

“Cada día alguien descubre un nuevo aspecto, algo en lo que nadie había reparado hasta el momento. Es un proceso muy largo que requiere mucha práctica, nunca métodos, por eso recurro al procedimiento de los mantra: su repetición conduce al cambio, expande las ideas, modifica las reglas del juego, mejora el mundo.

“Lo que me interesa es mantener mi ser interior abierto, porque el universo es tan vasto que carece de sentido cerrarse a un método, a un solo tema, a un aspecto solamente de las cosas. Todos los seres vivos, por lo tanto, debemos mantener la concentración hacia lo nuevo, las experiencias nuevas de cada día.

–Con distintas palabras, críticos y público coinciden en luminosidad como uno de los elementos que suenan en su música. ¿A la hora de escribir piensa en luz, en el concepto de iluminación?

–Luz es una manera de describir una experiencia de autoconocimiento y en ese estado somos libres de caminar hacia experiencias de pensamiento creativas. Si un compositor desarrolla esa capacidad de autoconocimiento será capaz de conducir a un estado semejante a quienes escuchen lo que escriba. Al esplendor del pensamiento y la consistencia de las ideas.

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Terry Riley durante la entrevistaFoto Pablo Espinosa
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Terry Riley, durante el concierto en el Festival Internacional de PueblaFoto Pablo Espinosa

–¿Practica usted formas de meditación trascendental?

–La música es una forma de meditación. Puedes escuchar la música, pero en realidad es una meditación trascendental.

–¿Reconoce usted puntos de contacto con el pensamiento musical de Stockhausen, quien tiene una amplia franja de música intuitiva, o de meditación?

–Lo que compartimos es la libertad, la convicción de actuar sin limitación de fronteras o límites, de que todo en el mundo es cambiante, ilusorio, impermanente. A Stockhausen eso lo condujo a una manera muy espiritual de entender los procesos musicales. De manera que nos conducimos por niveles semejantes.

–Si todo es ilusorio, impermanente, ¿todo el tiempo la música es distinta entonces?

–Es un acto individual. Cada individuo posee una manera diferente de experimentar la música, cada quien escucha diferente en cuanto a su conformación cultural, pero sobre todo espiritual. Hay distintos niveles en la experiencia musical que satisfacen diferentes necesidades: intelectuales, afectivas, emocionales, espirituales. Por eso la música es esencial para la vida. Es una necesidad. Es de primera necesidad, como el agua. Escuchar música atendiendo a esos distintos niveles equivale a tomar sorbos de agua que te hacen sentir mejor como persona.

“Lo interesante es que puedes llamar agua a lo que tomaste o no. Lo importante es la experiencia, lo que significa para tu organismo y para tu ser.

Sucede lo mismo con la música. De manera que denominar minimalismo a cierta música, como la mía, resulta de principio inadecuado para describir una iluminación interior profunda como resultado de una experiencia musical.

Vivir el instante

–¿Qué otros términos hay entonces para nombrar al agua, a la música?

–No me gustan los términos; usarlos equivale a encerrarte en una caja. Nadie necesita encerrarse en cajas para ser ubicado, colocado en algún estante. Sí existe la necesidad de las personas por describir lo que sienten, lo que experimentan. Es como el cuento zen de los nueve ciegos que intentan describir a un elefante y entonces cada uno se acerca para tocarlo y describirlo y resultan nueve maneras de describir un elefante: el que toca la cola describe la cola, el que palpa la trompa explica cómo es la trompa de un elefante y así los nueve. Cada uno de nosotros experimenta el mundo de manera diferente.

Así también es la música, como el elefante.

–¿Sus proyectos?

–Vivo el instante. Hoy estoy con mi hijo, Gyan. Emprendo proyectos uno por uno. Éste es el primero de tres conciertos que ofreceremos juntos, luego de que el mes pasado hicimos otra trilogía, y antes otros seis. Lo que hacemos es crear la misma pieza cada noche de manera diferente. Indagar las muchas maneras que existen de expandir la misma idea, de manera que surja una idea nueva. Otra vez la idea del mantra: la repetición de un mantra conduce al surgimiento de algo nuevo. Es la manera en que emergen las ideas, la libertad.