Opinión
Ver día anteriorViernes 26 de febrero de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Los daños ecológicos de Sempra Energy
L

a península de Baja California alberga un patrimonio natural único en el mundo, con reservas de la biosfera y áreas de protección de flora y fauna, que constituyen santuarios de diversas especies, incluyendo tortugas, hoy amenazadas por las gaseras. Las aguas aledañas a la planta son ricas en alimento para especies protegidas, como la ballena gris, misma que tiene en esa región un santuario excepcional para su reproducción. Además, en el contorno habita una importante cantidad de especies de mamíferos y aves marinas, y el mar es gran fuente de recursos pesqueros. Todo ello está condenado a desaparecer si no se toman medidas inmediatas.

En su oportunidad, en el Congreso de Baja California se expresó que existen ranchos de acuacultura de atún aleta azul que se verían afectados por los cambios de la temperatura del agua y el cloro utilizado en el proceso de regasificación. Al respecto, habría que preguntarse por qué los intereses políticos y económicos prevalecieron sobre la vida de los ciudadanos y de las especies animales, sobre todo marítimas, comprometiendo el desarrollo sustentable de las siguientes generaciones. Por otra parte, en la zona donde se construyó la regasificadora, en Bejamar, había vestigios arqueológicos, de los cuales el INAH sólo pudo rescatar algunas piezas, por lo que el daño al patrimonio de la nación es doble.

En la revisión de la información contenida en la manifestación de impacto ambiental (MIA), presentada para la autorización del proyecto Terminal de Recibo, Almacenamiento y Regasificación de Gas Natural Licuado por Energía Costa Azul, S. de RL de CV, ubicado en Costa Azul, Ensenada, Baja California, existen omisiones, anomalías y falsedades.

Las irregularidades aparecen desde la clasificación misma del proyecto; no obstante, la pregunta es: ¿por qué se permitió esta clasificación del proyecto? ¿Costa Azul únicamente es comercializadora de gas al por mayor? ¿No es acaso Sempra Energy –empresa que está detrás de Energía Costa Azul– una de las principales industrias de Estados Unidos en materia de gas?

Desde la clasificación del proyecto mismo vemos la manera tramposa en que fue clasificado para obtener la aprobación, toda vez que el lugar en que se desarrollaría el mismo sería en un área turística y pesquera. La empresa argumenta que no existe ninguna transformación del producto, simplemente que hay un cambio en la fase: de líquido a gaseoso. ¿De verdad las autoridades de la Semarnat fueron tan ingenuas para creer esto y apoyarlo?

¡Por supuesto que hay una transformación! Existe todo un proceso industrial para llegar al llamado cambio de fase, incluso en la carretera a Ensenada había un letrero que decía: Puerto Industrial Costa Azul. Además, el estudio de riesgo es nivel 3, en el cual están comprendidos los siguientes aspectos: existe reacción química, intercambio de calor y/o energía, presiones diferentes a la atmosférica o temperaturas diferentes a la ambiental; y la zona donde se pretende ubicar sea susceptible a sismos, hundimientos o fenómenos hidrológicos y meteorológicos adversos.

En lo que respecta al registro federal de contribuyentes de la empresa –ECA 020116 9N7–, ésta se registra el 16 de enero de 2002. Sin embargo, de acuerdo con el reporte anual que Sempra dio a sus accionistas en 2006, según palabras de Donald E. Felsinger, presidente del Consejo y director general, “en 2001, Sempra LNG comenzó a construir su primera terminal de recepción, Energía Costa Azul, en Baja California, México, con autorización para operar. La construcción de la terminal en Energía Costa Azul está en marcha…” De ser cierta esta afirmación, significa que los trabajos de Sempra dieron inicio antes de contar con su RFC y sin la aprobación de la manifestación de impacto ambiental, lo cual es violatorio del artículo 28 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente.

En el punto de tipificación del proyecto, la MIA señala que en las instalaciones solamente recibirán el gas licuado y lo regasificarán para enviarlo a ductos propiedad de otras empresas. No se especifica si las empresas destinatarias del gas se encuentran en territorio nacional o en Estados Unidos, lo cual es su intención. Una de las principales omisiones de la MIA, que refleja el dolo con el cual fue presentada, se refiere en el punto de políticas de crecimiento a futuro: Para el caso de este proyecto de la terminal de recibo, almacenamiento y regasificación de gas natural licuado se tienen contemplados en su etapa inicial dos tanques de almacenamiento de gas natural licuado. Se estima que el proyecto podrá ser terminado en su construcción en aproximadamente 48 meses, con una reducción de entre seis y ocho meses por el desarrollo de la ingeniería y el inicio de contratos para la adquisición de algunos de los equipos.

A pesar de que el proyecto estaba en su fase inicial, se gestionó ante la Semarnat la autorización para instalar dos tanques más de almacenamiento de gas natural licuado, lo que, según la empresa, implica que se vayan a realizar más obras en zonas terrestres y marinas adicionales a las consideradas en el proyecto original. Esto plantea un problema de fondo, ya que si aún no se sabe el daño ecológico que se va a tener con la operación de la regasificadora ¿cómo es que se autoriza al doble la capacidad de la planta?