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La promotora cultural tenía un amor despiadado por los artesanos, dijo Carlos Payán

Remozada, reabren la sala Cristina Payán del Museo de Culturas Populares

Ella pedía un corazón cálido y lo daba, compartió el director fundador de La Jornada

Muestran un estallido de colores mediante 19 textiles de Tenango de Doria, Hidalgo

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Carlos Payán, anteayer, en el museo de avenida Hidalgo 289, CoyoacánFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Sábado 27 de febrero de 2010, p. 3

La noche del jueves, ya remozada, ampliada y dotada con nuevo equipo, por fin fue reabierta la sala Cristina Payán del Museo Nacional de Culturas Populares, en una ceremonia en la que Carlos Payán dijo de la inolvidable promotora cultural: Ella tenía siempre un amor despiadado por la gente, por los artesanos, por los pequeños.

Para la ocasión se montó la excelente exposición textil Los tenangos: relatos, mitos y ritos bordados, un estallido de colores de 19 tenangos de gran formato, grandes mantas dibujadas primero y bordadas después durante meses por los artesanos de las comunidades de San Pablo el Grande y San Nicolás, del municipio de Tenango de Doria, Hidalgo.

Ante varios funcionarios y la presencia del artista Emilio Payán, su hijo, el director fundador de La Jornada compartió:

“Tengo una profunda emoción, la comparto con mis hijos en este homenaje que le hacen a Cristina Payán. Siempre pensamos Cristina y yo que para la vida había que tener un corazón cálido y decíamos siempre a cualquiera: ‘Dame un corazón cálido’. Y en el caso de Cristina, ella lo pedía y lo daba.

“Recuerdo que después de la muerte de ella, caminando por el Zócalo, varias veces artesanos se me acercaron y con los ojos llenos de lágrimas me decían que la extrañaban, porque ella los había rescatado de la calle, donde eran perseguidos y ninguneados, y les organizaba exposiciones en este museo y en otros lados. Tenía siempre un amor despiadado por la gente, por los artesanos, por los pequeños.

“Alguna vez en un pueblo, estábamos en un museíto y vimos unas pinturas que quería ser naif, pero en mi concepto eran muy malas, y ella dijo: ‘Vamos a comprar’. Y le dije: ‘Cristina, por qué, si son muy feas’. Y dijo: ‘No, no, no, es para ayudar. Y compró dos’. Ese era el nivel con que ella manejaba sus emociones con la gente y con todo. Fue para mí compañera inolvidable y madre y maestra para mis hijos.”

En la ceremonia intervinieron Miriam Morales, titular de la Dirección General de Culturas Populares; Rodolfo Rodríguez, director del museo, y Fernando Serrano Migallón, secretario cultural y artístico del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

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Carlos Payán, anteayer, en el museo de avenida Hidalgo 289, CoyoacánFoto Francisco Olvera

Luego de decir que la rehabilitación del museo se tardó más de lo deseado, Morales evocó a Cristina Payán como una mujer que todos quisimos y admiramos, y que dedicó su vida a promover las culturas populares y la cultura mexicana.

Viejo arte reconvertido

De la muestra, Miriam Morales comentó que se trata del ejemplo de un viejo arte reconvertido a una expresión totalmente contemporánea, que da cuenta de la vida de todos nosotros mediante el micromundo de los artesanos hidalguenses. Agregó que ese arte está vigoroso, propiciativo y generando muchos artesanos que dibujan y bordan sus concepciones de la vida.

Mientras, Rodolfo Rodríguez dijo que se trata de un pequeño homenaje a quien dejó un legado y un ejemplo para quienes trabajamos en el ámbito museístico, Fernando Serrano Migallón señaló que aparte de sus cualidades como impulsora de las artes y la cultura, Cristina Payán dejó entre su legado la amistad. Y, ante la calidad excepcional de los tenangos expuestos, mencionó la relatividad de los términos arte popular y arte.

Entrevistada por La Jornada, una de las artesanas presentes, Alicia Lozano Neri, autora del tenango Plantas y animales de San Pablo, bordado con 16 colores deslumbrantes, dibujado previamente en la manta por Gregorio Rivera Gómez, comentó acerca del persistente problema del intermediarismo.

Por ejemplo, por la pieza expuesta en el museo, parte del acervo del gobierno del estado de Hidalgo, le pagaron 16 mil pesos por seis meses de trabajo creativo. Y Lozano contó que los comerciantes de arte popular les compran las piezas a los creadores por cantidades muy bajas, comparadas con los precios de venta últimos.