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El músico vino para realizar el estreno mundial de su Cantata concertante número dos

Las instituciones culturales en México están secuestradas, deplora Juan Trigos
 
Periódico La Jornada
Sábado 27 de febrero de 2010, p. 5

El compositor y director de orquesta Juan Trigos denuncia: No había visto tan fregado a México como ahorita; no les importa la cultura.

Y es que en su opinión, las instituciones (culturales) están secuestradas. A los funcionarios, sostiene, sólo les importa el esquema y el cascarón, y se olvidan o no les interesa apoyar a los artistas.

De regreso temporal al país –el jueves dirigió el un programa que incluyó el estreno mundial de una obra de su autoría–, el músico recuerda en entrevista con La Jornada que el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) fue creado para impulsar, difundir y promover el arte y a los artistas mexicanos, tareas que, asevera, han quedado desde hace mucho tiempo relegadas.

México cuenta con una gran cantidad de artistas talentosos, pero muchas veces no se les hace caso y por eso deciden irse al extranjero. Nada de malo tiene salir; por el contrario, es recomendable y enriquecedor; lo malo son las causas por las que se decide hacerlo. No es queja, pero sí muy triste, indica.

Los encargados de las instituciones culturales deben tener claro que “el favor se los hacemos los artistas a ellos y no al revés; están allí gracias a nosotros. Da gusto que programen obras nacionales, como acaba de ocurrir con la ópera de (Miguel) Bernal Jiménez (Tata Vasco); lo que no se vale es que las estrenen y luego las guarden, cuando debería ser parte del repertorio.

Debemos criticar que no impulsen ni promuevan más la creación y a los creadores mexicanos. Hay un montón de compositores de muy alta calidad en espera de que su obra sea tocada en el país. No somos internacionales simplemente porque no nos impulsan.

Para Juan Trigos, quien radicó los cinco años más recientes en Canadá y ahora se prepara para hacerlo en Estados Unidos, resulta incomprensible, por ejemplo, que no obstante el éxito internacional que han tenidos dos óperas mexicanas contemporáneas: El conejo y el coyote, de Víctor Rasgado, y Decachetitoraspado, de su autoría, éstas no logren captar la atención de los funcionarios culturales locales y, por tanto, no las programen.

Uno quiere mucho al país, siento que el país me quiere, pero el problema es que aquí las cosas no funcionan. Uno por eso tiene que ir afuera; en mi caso, todo el tiempo debo estrenar en el extranjero. En México, las instituciones están secuestradas. Sólo basta dar una ojeada a lo que está sucediendo, sostiene.

Foto
Juan TrigosFoto Archivo

Irreverencia y espiritualidad

Respecto del programa en el cual estrenó su obra Cantata concertante numero dos, Juan Trigos comenta que tuvo un doble motivo: festejar el 40 aniversario del Instituto Cardenal Miranda, AC, y rendir homenaje al padre Xavier González Tecuscano, en su primer aniversario luctuoso.

El músico estuvo al frente del ensamble y el coro de ese instituto. El programa incluyó además la Sonata para violonchelo y piano, de Jesús Villaseñor; la Natividad del Señor, de Ottorino Respighi, obra muy poco interpretada, y una cantata de Igor Stravinsky, también poco común.

Ya en lo concerniente a su cantata, la segunda en su catálogo (la primera es la titulada Magnificat Guadalupano) el autor apunta que se trata de una pieza para una dotación inusitada: flauta concertante en sol, soprano, mezzosoprano, coro y ensamble (integrado éste por corno inglés, fagot, percusión, piano eléctrico y piano de cola).

De 25 minutos aproximadamente de duración, se trata de una partitura absolutamente espiritual, inspirada en el Salmo 105, aunque el compositor precisa que no está afiliado a ninguna secta ni nada de eso.

Resalta que al igual que en el resto de su escritura musical, en ésta puede percibirse un contenido de meditación profunda: Se ha dicho que mis obras son incluso irreverentes, pero eso no les quita lo espirituales.

La inscribe asimismo dentro del concepto folclor abstracto, forma estética de la cual es inventor y en la que ha trabajado desde hace varios años, que tiene que ver con la pulsación y la resonancia.

“Le llamo folclor –define– no porque tome temas o ritmos predestinados de una cultura tradicional, sino porque tiene que ver con la tierra, con la sangre.”

En la obra aparecen textos en español y latín y están entreverados varios aspectos de origen indígena y la tradición del conocimiento gregoriano, afirma Juan Trigos.

Es una obra de gran dulzura, por un lado, aunque no necesariamente en el concepto que los músicos llamamos melodía; pero sí tiene un material fácil de recordar, al tener como base de construcción elementos propios del modo gregoriano.

Ese concierto conmemorativo y en homenaje que se realizó el jueves en el Casino Español de México será repetido hoy, a las 17 horas, en el auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Churubusco, esquina Tlalpan, colonia Country Club).