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Hace cinco años Katrina destruyó la ciudad, provocó un caos y desató el éxodo

Según cálculos, más de 100 mil ex residentes de Nueva Orleáns viven en los 50 estados de EU

Permanecen vacías más de 27 por ciento de las casas afectadas por la inundación que trajo el huracán

La cifra total de muertos se cerró en mil 836, pero muchos estiman que hay decenas más de víctimas

Los que huyeron, remplazados por mexicanos y centroamericanos que trabajan en la reconstrucción

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Músicos, entre ellos el saxofonista estadunidense de jazz y de música clásica Branford Marsalis (segundo de la izquierda), recorren las calles de Nueva Orleáns para recordar a las víctimas del peor huracán en la historia de Estados UnidosFoto Reuters
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Monumento en recuerdo de los muertos en la parroquia de San Bernardo, levantado frente a Shell BeachFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 29 de agosto de 2010, p. 21

Nueva York, 28 de agosto. ¿Cuántos aquí son de Nueva Orleáns?, pregunta el gran pianista Jon Cleary, quien reside en esa ciudad, durante un concierto que ofreció en Nueva York esta semana; en respuesta, unos 40 asistentes levantan la mano. “En cada ciudad del país a la cual llegamos, siempre hay gente de Nueva Orleáns que tuvo que huir rápidamente –explica– y muchos tratamos aún de regresar a casa”, y empieza a cantar:

“Nueva Orleáns

Llama a tus hijos de regreso a casa

Es que eres el lugar de nacimiento

Del regalo más grande que Estados Unidos dio al mundo:

Jazz, funk, rhythm & blues y soul”

Cinco años después de que 80 por ciento de esa ciudad estuvo bajo el agua, se calcula que más de 100 mil de sus ex residentes viven en la actualidad en miles de pueblos de cada uno de los 50 estados como la diáspora del huracán Katrina. Más de 50 mil casas en Nueva Orleáns (27 por ciento del total) permanecen vacías.

Quienes han regresado y los que aún desean regresar enfrentan una red de intereses que está pugnando por determinar el futuro de la ciudad. Algunos no desean que regresen los más pobres, mayoritariamente afroestadunidenses, y otros luchan por lo que llaman los derechos humanos de los desplazados, incluyendo el derecho a retornar a esa ciudad devastada hace cinco años por el meteoro.

La cifra oficial de muertos por Katrina fue de mil 836 personas, pero nadie puede asegurar aún que no hay decenas más, algunas víctimas de la tormenta misma, otras de la violencia racista que estalló en Nueva Orleáns y muchos lugares y que apenas se está confirmando años después (según algunas estadísticas hay por lo menos 700 desaparecidos).

Los cálculos del costo económico de Katrina ascendieron a más de 80 mil millones, lo cual lo hace el huracán más costoso de la historia del país. Fue uno de los cinco más poderosos en golpear el territorio estadunidense.

A lo largo de esta semana, una fila de políticos desfiló por la zona afectada, incluyendo a integrantes del gabinete presidencial y a legisladores. Todo culminará este domingo con una visita del presidente estadunidense Barack Obama a Nueva Orleáns, donde, como todos los otros políticos, hablará de su compromiso para resucitar la región y celebrar su futuro al marcar este quinto aniversario.

Miles de millones de dólares se han invertido en la zona afectada (siete estados fueron parcialmente golpeados por la tormenta y sus consecuencias) en la costa del Golfo de México, y el gobierno del mandatario estadunidens ha comprometido 2.5 mil millones de dólares más para continuar la recuperación económica y social en esa región. Sin embargo, informes recientes señalan que gran parte de los fondos se han destinado a los sectores más prósperos, y los pobres –siempre los más afectados– siguen con poco apoyo. Aunque hay muestras de reconstrucción en Nueva Orleáns, continúa la disputa respecto de qué será su futuro y quién lo decidirá.

Después de que Katrina impactó contra las costas de Luisiana y Misisipi la mañana del 29 de agosto de 2005, todos recuerdan las imágenes de personas desesperadas en los techos de sus casas gritando por auxilio, de cuerpos flotando en las aguas, de barrios enteros, como el famoso Ninth Ward, que fueron inundados y que hasta el día de hoy todavía están casi abandonados.

Todos recuerdan la lenta e inepta respuesta al desastre de los gobiernos local, estatal y sobre todo del federal, que resultó en más muertes y destrucción, lo que comprobó las consecuencias de la falta de inversión durante años en infraestructura y en los servicios de rescate, así como de prevención y emergencias para las poblaciones pobres. También mostró los costos de la guerra en Irak, ya que mucho del equipo y tropas de la Guardia Nacional y otros servicios necesarios para una respuesta rápida y eficaz estaban desplegados en otro país.

Pero pocos recuerdan que la magnitud del desastre no era resultado de un acto de la naturaleza, sino por falta de inversión en infraestructura y la destrucción de barreras naturales en las costas del Golfo de México, y que se había pronosticado cinco años antes un desastre potencial, justo como el que ocurrió, sin que los políticos hicieran algo para evitarlo.

En noviembre pasado, un juez federal emitió un fallo en el que declara que gran parte de la inundación después del paso del huracán Katrina fue resultado de la negligencia del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, la instancia encargada de proyectos de infraestructura para protección civil.

El futuro

Aunque más de 50 mil millones se han dedicado a programas de reconstrucción de viviendas y proyectos de protección física de la zona, los críticos señalan que mucho de estos fondos han sido manejados de manera discrecional por burócratas y políticos. Lejos de asegurar la recuperación, estos programas discrecionales han exacerbado los efectos desestabilizadores y traumáticos del desplazamiento y ha profundizado las desigualdades raciales... han fracasado en asegurar la recuperación de la gente y la restauración del medio ambiente, afirma el Katrina Información Network, uno de los grupos nacionales independientes que promueve los derechos de los afectados.

Amnistía Internacional Estados Unidos ha denunciado en un informe reciente que el proceso de recuperación de las tormentas ha excluido a gente cuyas familias tienen raíces de generaciones en sus comunidades locales, particularmente comunidades de bajos ingresos y de color. Agrega que los derechos básicos a vivienda adecuada, servicios de salud y acceso igualitario al sistema de justicia han sido ignorados en la recuperación de la tormenta.

Añade que los principios de derechos humanos de pueblos desplazados internamente establecidos por Naciones Unidas, afirma, no han sido respetados.

Por su parte, el presidente de Amnistía Internacional, Larry Cox subrayó que “estos principios han sido sistemáticamente socavados en la secuela de Katrina”.

Y ahora hay nuevas voces que formarán parte de ese futuro, y que hablan español. Hay una nueva comunidad de inmigrantes latinos, sobre todo centroamericanos y mexicanos, que llegaron poco después de Katrina como mano de obra en el rescate y reconstrucción. Eso está provocando cambios en la delicada dinámica racial, con tensiones entre sectores afroestadunidenses y latinos.

La comunidad latinoamericana no es grande, pero está creciendo de manera significativa. Según datos del censo, el porcentaje de latinos en Nueva Orleáns se incrementó de 4.4 por ciento en 2000 a 6.6 por ciento en 2009, pero agrupaciones de defensa de los migrantes calculan que la cifra real es más alta, como 10 por ciento, al incluir a los indocumentados, reportó el Washington Post.

Ahora hay música latina en español sumándose al funk y rhythm & blues, y camiones donde se venden tacos y gorditas. La mano de obra latina construye nuevas casas, incluso las financiadas por la fundación del actor Brad Pitt en algunas zonas devastadas.

Pero la destrucción de los barrios donde nació el regalo más grande de Estados Unidos al mundo y la pugna entre quién definirá el carácter de la ciudad en el futuro está al centro del drama en la cuna del jazz. Tal vez la mejor reflexión de esta realidad no es la que está en los reportajes, ni en los documentales, sino en la extraordinaria serie Treme, de HBO, donde se retrata esta pugna desde la perspectiva de los músicos y sus comunidades. Está por verse qué regalará esa ciudad única al resto del país, y al mundo en el futuro.