Opinión
Ver día anteriorDomingo 29 de agosto de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El informe Toledo
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Fotograma del documental de Albino Álvarez
A

partir de un texto muy breve de Franz Kafka, Un informe para una academia, el documentalista Albino Álvarez propone un sugerente recorrido por la vida y obra del artista gráfico y pintor juchiteco de 70 años, Francisco Toledo. La elección del texto de Kafka, narrado a través de una estupenda animación cuadro por cuadro a cargo del estudio Diez y Media, es significativa.

El artista oaxaqueño había elaborado una carpeta de grabados inspirados en el informe que hace un mono ante una junta de académicos sobre su paulatina transformación en ser humano. Luego de ser capturado en la selva y herido en una cadera (la cicatriz le vale el nombre de Pedro el Rojo), el mono es enjaulado y en poco tiempo aprende el lenguaje y el comportamiento humano. El mono que aprende soy yo, precisa Toledo, quien añade, salgo de la manada juchiteca y aprendo las buenas maneras.

El documental sigue de cerca el proceso de aprendizaje, el paso por la ciudad de México, el primer contacto con una galería de arte (Antonio Souza), la formación después en el París de principios de los años 60, con el apoyo del pintor Rufino Tamayo y del grabador Peter Bramsen. A los 20 años el mono oaxaqueño se incorpora plenamente al mundo de los hombres y afina en París una cultura de europeo medio, sufre las gozosas penurias del autoexilio juvenil en la capital artística, valora la obra gráfica de Tàpies y Dubuffet, y asimila la influencia del grabado clásico, en especial la del alemán Durero. El pintor refiere este primer periodo formativo con timidez característica, aunque no sin una punta de humor y de ironía.

El documentalista Albino Álvarez captura en directo el proceso artístico de Toledo, observa la precisión de su trazo, la obsesión por la talla (a toda hora, en todo lugar, con cualquier instrumento, incluido un cepillo para perros), las temáticas recurrentes, el erotismo, las figuras antropomórficas, los motivos religiosos; registra también el desenfado proverbial del artista, la libertad en su obra de los cuerpos desnudos, la transgresión moral que apenas se preocupa por serlo y ese tránsito que Carlos Monsiváis define con agudeza al ser entrevistado: Con Toledo hemos pasado de la satanización de la erótica a la santificación de la genitalia. El fotógrafo Rafael Doniz exhibe estupendas impresiones suyas del artista, algunas conocidas, otras novedosas. Y éste último explica sus opciones como pintor en movimiento, desde el trabajo en formato pequeño (al estilo de Wols o de Paul Klee), donde la proporción de la mano es sagrada, hasta el trabajo con grandes superficies, a la manera gimnástica de un Jackson Pollock, que el juchiteco ensaya al aceptar el escultórico proyecto regiomontano de La Lagartera.

Cada etapa de este proceso artístico tiene como contrapunto el relato animado de ese mono de Kafka instruyendo a la Academia, que ahora el espectador identifica de lleno con el artista gráfico. Pero el documental explora una faceta más del pintor: su compromiso social y político, con su carga de entusiasmos y frustraciones personales.

El informe Toledo refiere la experiencia de gobierno popular de la COCEI en el municipio de Juchitán, la aspiración a una independencia territorial, la revaloración de la cultura indígena, y las acciones de intimidación y represión a cargo del gobierno priísta que en 1983 acabaron con ese impulso renovador que tuvo como símbolo la Casa de la Cultura, con su reunión de pintores, músicos y poetas zapotecas, y como animador central al propio Toledo. Lo que sigue son los años en que el artista se vuelve promotor de la preservación de la cultura en Oaxaca, con la creación del Instituto de Artes Gráficas (IAGO) y una defensa del patrimonio artístico que incluye, memorablemente, su exitosa lucha por sacar a una empresa estadunidense de comida chatarra del centro histórico de la capital de ese estado (No al Mac Zócalo, consignaban las pancartas).

Toledo desoyó venturosamente el viejo consejo de Tamayo (Aléjese de la política, trabaje), y dio su apoyo a otras causas populares, como la lucha en el 2006 de la Asociación Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO), señalamiento radical de la situación que viven los jóvenes sin empleo y sin porvenir en la sociedad neoliberal que hoy celebra sin convicción unas efemérides vacías.

El informe de Francisco Toledo concluye escuetamente: Yo no me intereso en mí mismo, sino en los otros. Y la congruencia de esta conclusión ilustra la dimensión moral del máximo representante cultural de Oaxaca. El documental de Albino Álvarez captura las múltiples facetas del artista con gran economía de recursos y una riqueza formal en la fotografía, la edición, la música de Steven Brown, la investigación de Germaine Gómez Haro, y el atractivo trabajo de animación.

Se exhibe en Lumiere Reforma, en Perisur e Ixtapaluca, y en la Cineteca Nacional. La Casa Lamm (Álvaro Obregón 99, colonia Roma), muestra del 18 de agosto al 29 de septiembre la carpeta de grabados que inspira a esta cinta.