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Ver día anteriorLunes 22 de noviembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a Morir

Hospice, ¿utopía?

L

a parte espiritual –continúa Beatriz Montes de Oca, del Hospice Cristina, en Guadalajara– es abordada por personal calificado, en nuestro caso el Centro San Camilo, de sacerdotes italianos, pero respetando el credo de cada quien. Esta institución cuenta con y prepara voluntarios, que se van rotando en el Hospice.

Hay gran diferencia costo-beneficio en ser tratado por un programa de Hospice. Hemos comprobado una disminución de 60 por ciento en los gastos y al mantener informada y bien contenida a la familia, el ingreso a urgencias hospitalarias se reduce en 80 por ciento; permanecer en sus domicilios no genera costo por cama y enseñar a la familia la función de cuidador disminuye los servicios de enfermería. Pero el beneficio mayor se obtiene al reforzar la unión y comunicación familiar, que a su vez aporta crecimiento y maduración a los miembros.

A muchos trabajadores de la salud, y a la sociedad en general –añade Beatriz–, les desagrada hablar de la muerte, no obstante saber que es tan cierto que vamos a morir como incierto su advenimiento. En muchas familias todavía es tabú hablar de la muerte, por lo que no aceptan conversar con un enfermo terminal.

En México hay un gran desconocimiento de los cuidados paliativos, al grado de que en la comunidad médica se los confunde con eutanasia. No están formados en el manejo de opioides (morfina) y se oponen a su aplicación pensando que adelantamos la muerte.

Las universidades siguen sin impartir la materia de cuidados paliativos, siendo que es obligatoria luego de aprobarse los cambios a la Ley General de Salud. Los profesionales del área tampoco son formados en el abordaje de la comunicación. Somos poco hábiles en dar malas noticias, y en ocasiones producimos mayor sufrimiento a enfermos y familiares. Es indispensable aprender a informar de un mal pronóstico para no causar deterioro en la relación médico-paciente-familia.

Estos nueve años en Hospice Cristina han sido impresionantes. Las familias apoyadas son nuestros proveedores de servicios a bajo costo. Contamos con pintores, fontaneros, albañiles, ingenieros, etcétera, que apoyan esta causa. Nunca hemos recibido apoyo gubernamental y todo el equipo que colabora en este centro se siente orgulloso, ya que a pesar de muchas dificultades seguimos demostrando que el trabajo en equipo hace la fuerza, concluye Beatriz.